viernes, 30 de noviembre de 2007

Una Gran Noche de Hotel 4ª Parte

Aquí el final de la historia espero que hayáis disfrutado.

No dejaba de chuparme y me penetraba con uno de sus dedos, el mismo que empapado en mis jugos, pasaba por el agujerito de mi cola finalmente mientras me seguía chupando y penetrando en mi vajina por uno de sus dedos, me metió otro de ellos por el culo y volví a estallar en otro gran e intenso orgasmo en su boca, que hizo que mi cuerpo se convulsione refregando mi vajina en su boca y haciéndole tomar los jugos que de ella salían.

Sus besos recorrieron el camino inverso hasta llegar nuevamente a mi boca donde pude sentir el sabor de mis propios jugos y suavemente me recostó sobre el sillón, abrió mis piernas y se colocó encima mío.. el roce de su pija en mi vajina me hacía delirar y le pedí que por favor me la ponga, tomó su enorme polla con su mano y la hizo recorrer toda la rayita, yo deliraba y no hacía otra cosa que pedirle que me la ponga. Apuntó su enorme cabeza a la entrada de mi vajina y me la empezó a meter, a pesar de la gran dilatación y lubricación que tenía, debido al grosor de su polla, me dolía mientras me la metía y sentía que me estaba abriendo por la mitad, pero ese pequeño dolor era a la vez un motiva mas para el gran placer que sentía en ese momento.

Me la fue metiendo y sacando muy suavemente hasta que me la metió hasta el fondo haciéndome sentir sus huevos en mi cuerpo, de a poco su ritmo fue subiendo en intensidad y yo lo abracé con mis piernas por su cintura, empujándolo hacia mi y acompañando sus movimientos.

No se cuantos fueron pero los orgasmos se fueron repitiendo uno tras otro, ya su pija se deslizaba con total facilidad dentro de mi y mi cuerpo se arqueaba buscando comerse por completo esa gran invasor que me penetraba, en un momento se recostó sobre el piso y yo me coloqué sobre él y me fui montando y clavando su polla en mi vajina y comencé a cabalgar sobre ella, estaba frenética y no podía detenerme mientras él me tomaba de las nalgas y con sus dedos empapados en mis jugos, me los pasaba por el agujerito de mi culo hasta que de a poco me fue metiendo uno de ellos, se puede decir que era prácticamente yo quien me los metía, ya que el dejaba el dedo en la entrada de mi ano y yo, con mis movimientos, cada vez que bajaba hacia él me los metía un poco mas finalmente cada vez que subía y bajaba me penetraba la vajina con su polla y mi culo con su dedo, luego me tomó firmemente de las nalgas y otro dedo, de la otra mano, se aproximo a la entrada de mi ano y comenzó a meterse, ahora ya tenía una tremenda polla en mi vajina y dos dedos en el culo que entraban y salían y de a poco se abrían entre si, abriendo aún mas mi culo con el objetivo de relajarlo, lubricarlo y dilatarlo lo suficiente y realmente estaba tan caliente que no dudé en decirle casi como un ruego entre gemidos de placer:

- "..Mi amor, por favor follarme el culo"..

Me levantó, me puso en cuatro y se colocó detrás de mi vi que hizo un movimiento, y a los pocos segundos me pareció escuchar como una voz que saludaba insistentemente, pero sinceramente no me importaba nada, ni me interesaba nada, solo quería que Roberto me la pusiera y cogiera mi culo, cosa que le repetía y le insistía.

- "..Mi amor, follarme el culo, rómpeme el culo hazme tu puta" le pedía entre gemidos de placer.
Apoyó su tremenda y caliente barra de carne a la entrada de mi ano y comenzó a presionar. El solo sentir esa polla tratando de invadir mi agujerito trasero me hacía delirar y siguió empujando hasta que sentí como mi culo comenzaba a abrirle paso en una mezcla de dolor y placer insoportables. Sentí como mi culo se abría hasta límites inimaginables y concretamente me lo esta rompiendo y parecía desgarrarse a medida que esa polla entraba mas y mas.

Ya su cabeza había logrado meterse por completo y con suave movimientos me la enterraba mas y mas, aseguro que en un momento pensé que ya la tenía toda adentro y que solo faltaba el contacto con su cuerpo, pero en ese momento recién me la había metido hasta la mitad, siguió follándome con suavidad hasta que mi culo se fue acostumbrando a semejante monstruo que ya entraba y salía con mayor facilidad hasta que me tomó firmemente de la cintura de un solo empujón me la metió hasta el fondo dejándome sin respiración y solo un grito ahogado, mezcla de dolor y placer, salió de mi boca desde lo mas profundo de mi.

Rápidamente el dolor se transformó en un infinito placer y con la voz entrecortada no podía parar de gemir y decirle que me estaba rompiendo el culo, que no se detuviera, que me hiciera su puta y de lo que me gustaba lo que me estaba haciendo me sentía completamente satisfecha, llena, su polla no solo llenaba mi cola sino que también llenaba mis entrañas, haciéndome sentir que explotaba en cada embestida, de a poco se fue recostando hasta quedar acostado en el suelo, llevándome con él tomada de la cintura y sin dejar de clavarme, sentía que estaba estaqueada y ahora era yo la que manejaba el ritmo metiendo y sacando la polla de mi culo y cabalgando sobre él.

Primero me la metía y sacaba suavemente hasta que el placer me hizo cabalgar como una verdadera puta, ensartándome esa tremenda polla entera en el culo giré sin sacarla ofreciéndole a su vista mi cola y como era penetrada y sentí que su polla se hinchaba anunciando que esta a punto de acabar me puso de costado, me tomó fuertemente de las tetas por detrás y metiendo profundamente su polla sentí como una verdadera catarata de leche caliente bañaba mis entrañas. Fueron al menos tres grandes y abundantes chorros de leche que inundaban completamente mi interior honestamente sentía que todo mi cuerpo era recorrido por una gran cantidad de semen.

Lentamente fue disminuyendo su ritmo hasta quedarse totalmente quieto pero siempre acoplado a mi, con su pija en mi cola la cuál se había transformado en una especie de tapón anal, impidiendo que la leche saliera de mi cola. Estábamos exhaustos y nos comenzábamos a relajar cuando nuevamente escucho esa misma voz de fondo que decía:

- Como le rompieron el culo a la puta esa! - Que bien folla!!

Aterrorizada reconocí la voz era mi novio que estaba al otro lado de la línea telefónica. Todo mi cuerpo se contrajo de tal manera que al querer apartarme de Roberto, parecía haber quedado abotonada a él. Giré mi cabeza mirándolo a Roberto buscando una explicación y él con ojos tiernos solo me hizo una señal pidiéndome que mantuviera silencio y que me relajara a la vez que tomaba su teléfono y cortaba la comunicación. De a poco me fui relajando y él fue retirando su polla dando lugar a que toda la leche que tenía contenida dentro mío saliera, recorriendo los cachetes de mi culo y mis piernas.

Roberto me contó que llamó a Carlos para darle una lección y que al menos escuche cuando una mujer goza de verdad, pero que no me preocupara ya que había llamado al móvil que él me había dado y que seguramente no me habría reconocido.

Sinceramente esa mezcla de temor y morbo que me causó el hecho que mi novio me haya escuchado volvió a excitarme, me incorporé y cuando me dirigía al baño a lavarme me di cuenta que las sorpresas no habían terminado para mi ese día.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Una Gran Noche de Hotel 3ª Parte

Aquí continúo con la historia.

Recogí mis ropas y me fui a bañar. Lloré como nunca, me sentía violada y humillada, abrí la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo me dolía el culo y no sabía que hacer.

Terminé de bañarme, me vestí y salí a caminar en ese preciso momento suena el móvil que Roberto me había dejado. Atendí y en cuanto escuché su voz me puse a llorar como loca nuevamente, le comenté lo sucedido y el solo hecho de escucharme y dejarme descargar mi bronca me tranquilizó aunque aún más lo hicieron sus palabras. Me dijo que me tranquilizara y que no dejáramos de vernos esa noche, y que dejara todo en sus manos que él lo iba a solucionar y que dejara en casa el móvil que él me había dado.

Volví a casa, llené la bañadera y volví a meterme para relajarme y esperar que llegara el momento del encuentro. Mi impaciencia hizo que largo rato antes de la hora ya estuviese cambiada y lista para irme. Cuando estoy a punto de salir, mi marido me tome de un brazo y me dice:

- No estas demasiado arreglada para solo un encuentro con tu amiga? espero que tu culo de puta te haga recordar lo que eres.

Sin contestarle, le di un beso y me fui.

Puntualmente llegué a la casa de mi amiga, toqué el timbre y ya Roberto estaba ahí. vino a abrirme y nos dimos un muy fuerte abrazo y un muy apasionado beso. En sus brazos yo me sentía fuerte, segura, respetada, tranquila y amada, con lágrimas en los ojos recosté mi cabeza sobre su hombre y le dije que lo amaba y que necesitaba su ayuda. Me abrazó muy fuerte, me besó tiernamente en la mejilla y me invitó a pasar. Adentro estaba mi amiga con quien también me abracé y la cuál al ver la situación en especial y la mía en particular decidió dejarnos solos y se fue.

Nos quedamos solos y le conté nuevamente lo ocurrido, me dijo que él lo iba a solucionar, que me quedara tranquila, que nunca más Carlos me iba a tratar así y que hoy solo me dedicara a disfrutar y a pensar en mí. Me hicieron muy bien sus palabras y me hicieron dar cuenta que había algo muy cierto hacía mucho tiempo que no pensaba en mi y con Roberto podía hacerlo.

Con Roberto he hecho las cosas más locas y es raro para poder explicárselos, pero debo reconocer que con él he hecho todo tipo de cosas, pero él sabe como, cuando, que, y donde quiero hacerlas. Fue una noche muy romántica, fuimos a cenar, me compró flores, fuimos a tomar algo y nos hacíamos sentir bien con cada palabra, con cada gesto, con cada mirada. Volvimos a la casa de mi hermana y nos pusimos a escuchar música en un sillón.

Nos abrazamos y empezamos a besarnos y a acariciarnos pensé que después del día que había tenido no hubiese querido tener sexo por un largo rato, pero el estar con él hacia que sintiera todo lo contrario era como estar en otro mundo.

Nuestros besos y caricias eran cada vez mas calientes, yo comencé a acariciarle las piernas sobre sus pantalones hasta llegar a su polla que se encontraba tremendamente dura y hacía un gran bulto en sus pantalones, pase mi mano sobre ella y sentí que explotaba por salir mientras tanto, él pasaba su brazo por sobre mi hombro y comenzaba a acariciarme las tetas.

De a poco fue desprendiendo los botones de mi camisa y rápidamente mis tetas quedaron al descubierto solo sostenidas por mi corpiño, el cuál también con mucha suavidad desprendió dejándolas totalmente libres.

Yo seguí acariciando su enorme bulto y lentamente le desabroché el pantalón y bajé su cierre y comencé a acariciarle la polla sobre su calzoncillo primero y luego metiendo la mano dentro de el, era increíble lo caliente que estaba y como su polla pujaba por salir de su encierro me arrodillé entre sus piernas y le bajé su pantalón y su calzoncillo liberando a su polla que de un salto quedó frente a mi cara. Su polla estaba tremendamente grande, gruesa y dura como un gran cañón que me apuntaba, se la veía venosa, fuerte y su cabeza de ese color rojizo morado bien hinchada.

Mientras él se quitaba la camisa hasta quedar completamente desnudo, empecé a lamer su polla y a disfrutar intensamente lo que hacía, lamí por completo su tronco y su enorme cabeza y volví a recorrerlo con mi lengua hasta llegar hasta sus huevos mi lengua recorría una y otra vez su tremendo tronco dejándolo brillante con mi saliva y con mi mano, que no alcanzaba a cerrar alrededor de esa tremenda barra de carne, comencé a masturbarlo.

Cada vez se ponía mas y mas gruesa, cada vez mas y mas dura, cada vez mas y mas caliente y se inclinó sobre mi deslizando sus mano por mi espalda hasta llegar a mi cintura y por donde la metió por dentro de mis pantalones acariciando el comienzo de mi culo, lo ayudé a quitarme los pantalones y quedé solo con una diminuta tanguita que me había comprado solo para mostrarle a él y sin perder mas tiempo seguí chupando y disfrutando de esa enorme y deliciosa polla que tenía frente a mi.

Lamí y relamí cada centímetro de ella poniendo especial énfasis en su enorme cabeza, mientras él no dejaba de acariciar mi cuerpo, mis tetas y apretar suave y firmemente los pezones. Su cuerpo se arqueaba demostrando el placer que con mi mamada le estaba causando hasta que abrí lo mas que pude mi boca y comencé a introducir su cabeza en ella.

Sinceramente debo confesarles que me costo mucho esfuerzo poder introducir su monstruosa polla en mi boca pero finalmente lo logré, y solo quedaba espacio para que le de suaves caricias con mi lengua dentro de ella a la vez que lo masturbaba con las manos y finalmente con la boca también. Tanto su excitación como la mía eran tremendas yo estaba totalmente mojada y él con su respiración entrecortada me hacía suponer que pronto acabaría, pero me tomó de la cintura y me hizo acomodar al costado suyo en esta oportunidad fue él quien se colocó entre mis piernas y comenzó a besarme.

Primero fue un dulce y suave beso en mis labios, luego en mis mejillas y suavemente fue bajando por mi cuello recorriéndolo con su lengua siguió por mi cuerpo y se detuvo en mis tetas, a las cuales apretó, chupó y jugó con su lengua en mis duros pezones y dándole pequeños mordiscos, colocó su cara en medio de mis tetas y besaba y chupaba alternativamente a cada una de ellas, sus manos bajaban recorriendo mi abdomen hasta llegar a mi vajina, sus dedos recorrieron toda mi rayita y posteriormente uno de ellos se paró sobre el duro botoncito en el que se había transformado mi clítoris y comenzó a masturbarme.

Me sentía en otro mundo y estaba totalmente entregada, mi cuerpo se estremecía ante tanta dosis de placer, su dedo pulgar siguió masturbándome y ante la mas mínima penetración de su dedo mayor en mi vajina, estallé en un intensísimo orgasmo, mis jugos chorreaban intensamente desde mi interior. Roberto siguió recorriendo con su lengua mi cuerpo hasta llegar a mi vajina empapada en mis propios jugos, primero la lamió de un extremo al otro y luego su lengua se detuvo a jugar con mi clítoris que para ese momento estaba ardiendo.

Bueno mañana os cuento como me fue con Roberto.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Una Gran Noche de Hotel 2ª Parte

Bien aquí os sigo contando lo que me hizo el cabrón de mi novio.

Mi cabeza estaba puesta en Roberto, pero le chupé la polla como nunca antes. Le lamí por completo todo su tronco, desde su cabeza hasta la base, lamiendo también sus huevos y colocándolos en mi boca varias veces recorrí todo el largo de su polla y su cabeza, que brillaba con mi saliva, la metía y la sacaba de mi boca, cuando noté que estaba a punto de acabar, quise aprovechar la oportunidad y comencé a chupársela con mayor intensidad a la vez que lo masturbaba con una mano y con la otra le acariciaba y le rozaba con mis uñas los huevos.

Cuando esperaba su descarga de leche en mi boca, me tomó por debajo de mis brazos, me levantó y comenzó a chupar mis tetas, a apretarlas y a darme mordiscos en mis pezones. De inmediato me giró nuevamente y me llevó hasta la mesa en donde me inclinó hasta que mis tetas apoyaron sobre la misma, se colocó detrás de mí, abrió mis piernas y me empezó a penetrar por la vajina y de un solo empujón me la metió hasta el fondo. Apoyó su cuerpo contra el mío y como un perrito empezó a follarme con fuerza, sacaba y metía su polla haciéndome clavar la mesa en mi cintura, mis tetas me dolían de estar tan apretadas. De pronto se acerca a mi oído y me dice:

- Pedazo de puta, como te gustaría que fuera Roberto el que te esta fallando así, no?

La sorpresa hizo que mi corazón se paralizara de golpe, no podía salir de mi asombro y mi cuerpo se estremeció por completo. No sabía que hacer, ni como actuar ni que responder, solo se me ocurrió seguir fingiendo y gimiendo como si realmente gozara de lo que me estaba haciendo. Pero mi actuación evidentemente no lo satisfizo y comenzó a follarme con mas fuerza y sin dejar de follarme me decía:

- Puta de mierda no finjas mas. Yo se que Roberto te calienta y que tienes ganas de que te folle!

- No mi amor, estoy gozando con tu polla.

- Mentirosa de mierda, puta culo roto, DIME QUE QUERES QUE TE FOLLE ROBERTO.

El tono de sus palabras me asustaba y se podía decir que ya me estaba fallando violentamente, casi violándome.

- Esta bien mi amor, quiero que Roberto me folle. Te gusta que te diga eso?

- Así me gusta, que seas bien puta y que lo reconozcas.

Mis primeras lágrimas asomaban de mis ojos, me sentía violada y ya me dolía lo que me estaba haciendo.

- Pero ya que eres tan puta y te gusta serlo, ahora vas a ver lo que es bueno.

Sacó su polla de mi vajina, me abrió aún mas los cachetes del culo y de un solo empujón me la metió por el culo hasta el fondo. El intenso dolor me cortó la respiración y salieron más lágrimas de mis ojos, es habitual que tengamos sexo anal y es mas, me gusta y lo disfruto intensamente, pero en esta oportunidad lo estaba haciendo violentamente.

Estiró mis brazos sobre la mesa y me tomó fuertemente de las muñecas y con sus piernas mantenía abiertas las mías imposibilitando mis movimientos.. con su cuerpo empujaba el mío metiéndome toda su polla en el culo y de a poco comenzó a moverse, primero lentamente pero luego cada vez con mayor intensidad y a pesar que mi ano se estaba dilatando y acostumbrando a ese invasor, quizás por la falta de ganas, la situación, el momento o la violencia, me estaba doliendo mucho.

El se movía cada vez más y sacaba y volvía a meter su polla en mi maltrecho culo, la sacaba y volvía a metérmela hasta el fondo serruchándome el culo y haciéndome sentir sus huevos golpear en mi vajina.

- Me gusta que seas así de puta. Te gusta como te estoy rompiendo el culo?.

- Me gusta mi amor, pero me esta doliendo.

- Se ve que tienes el culo bien apretadito, voy a tener que seguir fallándolo para abrirlo bien.

- Me duele mi amor y me están dando ganas de ir al baño.

- Siii puta de mierda, dime que te gusta que te rompa el culo, dime que quieres que te folle el culo.

- Me duele mi amor, me duele.

Su mano abierta golpeó fuertemente sobre una de mis nalgas y luego siguieron varias nalgadas mas en ambos cachetes sentía los cachetes de mi culo calientes y rojos.

- A ver putita, pídeme que te rompa el culo, pídeme que te folle el culo.

Si no lo hacía estaba segura que sería peor.

- Rómpeme el culo mi amor, follame el culo bien follado.

- Mas, mas, mas.

- Rómpeme bien el culo, dale.

- Dime que te estoy haciendo cagar encima.

- Me rompiste el culo bien roto mi amor, sácamela que me cago!

- Toma puta de mierda, toma - me decía mientras me follaba el culo cada vez con mas fuerza

- Y si esta noche se te ocurre revolcarte con alguien, quiero que ese alguien vea lo puta que eres y como te rompí bien el culo.

Sus palabras volvieron a estremecerme y ya no tenía dudas sobre sus sospechas. En ese momento saca la polla de mi culo, me hace dar vuelta y agacharme hasta volver a dejar mi cara a la altura de su polla y una gran cantidad de semen impacta en mi rostro, mi pelo y mi boca, haciéndomela tomar toda la que en ella había caído mientras que con su polla se encargaba de esparcir por toda mi cara los restos de leche, finalmente me metió la polla en la boca hasta que se la chupé y se la limpié completamente.

Bueno mañana os sigo contando lo que paso.

martes, 27 de noviembre de 2007

Una Gran Noche de Hotel

Hola a todos, algunos de vosotros ya me conocen ya que me encanta relatar las experiencias sexuales que he tenido como ya lo he hecho en relatos anteriores aquí publicados.

Para los que no me conocen les cuento. Hacía un tiempo que a Roberto no lo veía ya que por cuestiones de trabajo estuvo unos días alejado del país. Aunque no es habitual que lo haga, ese mediodía mi novio vino a almorzar a casa y cuando nos estábamos preparando para comer suena el timbre, y al observar por la ventana veo la figura de Roberto.

Debo reconocer que verlo hizo que mi cuerpo se estremeciera y un escalofrío recorrió mi espalda, estaba entusiasmada y excitada de solo verlo y rápidamente fui a su encuentro. En sus manos traía un gran y hermoso ramo de flores que me regaló y me saludó con un muy esperado y deseado beso, entró, saludó a mi novio y nos dijo que estaba recién llegado y que había pasado a saludarnos a pesar de invitarlo a almorzar con nosotros, se disculpó diciendo que en ese momento no podía, que lo haría en otro momento y después de intercambiar algunas palabras se retiró.

Lo acompañe hasta la puerta y dado que donde estábamos mi novio no nos veía, nos dimos un apasionado beso y nos abrazamos muy fuerte, me dio una palmadita y un pellizcó en el culo, me dejó un teléfono móvil y me pidió que, sin decirle nada a mi novio arregláramos para vernos esa misma noche.

Durante el almuerzo y aún una vez que habíamos terminado, la conversación con mi novio giró en torno a Roberto, su viaje y su siempre actitud ganadora. A la menor oportunidad, llamé a mi amiga para organizar el plan para esa noche.

Le pedí que llamara a cierta hora cuando yo no estaría y que hablara con Carlos y le dejara dicho que necesitaba verme esa noche, tal lo planeamos mi amiga llamó mientras yo salí a hacer algunas compras y al llegar Carlos me trasmitió lo dicho.

A los pocos minutos el móvil que Roberto me había dejado comienza a llamar, atiendo, y es él que me confirma que a las 21:00 me esperaba en la casa de mi amiga. Honestamente desde hacía unos días yo ya extrañaba profundamente a Roberto y eso me había causado un absoluto desgano a mantener relaciones sexuales con mi novio.

Desde que mi novio me comunico que mi amiga me esperaba esa noche noté que tenía ciertas sospechas sobre el tema y estas fueron en aumento cuando Carlos comenzó a conversar y a preguntarme cosas sobre Roberto como que sensación me había causado el verlo después de tanto tiempo si el hecho de verlo me había calentado, si quería que lo invitemos para volver a follarme entre los dos, si estaba caliente con él, si quería fallármelo y miles de preguntas de ese estilo. El nerviosismo me fue invadiendo y él se fue dando cuenta de eso.

Yo estaba ansiosa, excitada y desesperada por el encuentro con Roberto y temía que una respuesta inadecuada lo arruinara todo. Por el mismo motivo fue que cuando comenzó a acariciarme fue que lo dejé, a pesar de no querer y de tener mi cabeza puesta en Roberto.-4-
Se colocó detrás de mí y comenzó a acariciarme las tetas, lentamente fue levantando mi camisa, y me desbrocho el sujetador y me lo quitó, luego me quito la camisa y mientras seguía acariciándome las tetas y me apretaba los pezones empujaba mi cuerpo hacia atrás apoyándome su polla en mi culo.

Su polla iba tomando cada vez mas dureza demostrando la excitación que lo invadía. Sus manos fueron descendiendo hasta mi cintura, desabotonaron mi pantalón y se fueron metiendo por debajo de mi tanguita hasta mi vajina, traté de impedir que siguiera, pero me apretó más fuerte contra su cuerpo y nuevamente la idea de que mi noche esperada se malograra se apoderó de mi y decidí dejarlo hacer lo que quisiera.

Me quitó los pantalones y refregaba con fuerza su polla en mi culo, hasta que por último también me quitó la tanguita dejándome completamente desnuda. Se quitó su camisa, su pantalón y su calzoncillo y siguió frotándose con mi culo y sus manos tocando mis tetas, pellizcando mis pezones y sus dedos frotaban mi clítoris y me penetraban apenas la vajina, hasta que su polla quedó totalmente parada y dura me hizo girar dejándome frente a él, puso sus manos sobre mis hombros y presionó sobre ellos obligándome a agacharme hasta dejar mi boca frente a su polla, con una mano tomó su polla apuntándola a mi boca y con la otra me tomó de los pelos prácticamente obligándome a chupársela.

Abrí mi boca y me la metió hasta el fondo, la cabeza de su polla golpeaba casi en mi garganta causándome arcadas cada vez que movía su cintura y empujaba mi cabeza hacia a él, como follándome por la boca me di cuenta que sería mejor convencerlo y convencerme que lo hacía con gusto para que no me obligara a nada, por lo que como pude con mi lengua fui lamiéndole suavemente el tronco de su polla y esto lo fue tranquilizando.

Hasta aquí por hoy mañana os sigo contando lo que me hizo mi novio.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 4ª Parte

Bien como os dije ayer aquí os cuento el final que lo disfrutéis.

Pocos instantes después, sus dedos se aferraron más fuerte si cabe a nuestro cabello, mantuvo nuestras cabezas y nuestras manos entre sus piernas, y detuvo bruscamente su movimiento de caderas. Emitió un ahogado gemido, como si respirara hacia adentro, y de su coño empezaron a fluir los jugos del obtenido orgasmo, depositándose estos en la boca y la barbilla de Marcos, que seguía con la cabeza hundida entre las piernas de nuestra invitada, y que aunque quisiera, no hubiera podido retirar de allí, ya que ahora ella lo sujetaba por el cabello con las dos manos.

- ¡¡¡Ufffff.....!!! ¡¡¡Que corrida!!! - Fue lo único que dijo cuando por fin soltó la cabeza de Marcos.

- ¿Te ha gustado, zorrita? ¿Lo has pasado bien, verdad? Pues ahora nos tienes que compensar a nosotros, que nos hemos esmerado mucho contigo. - Dijo Marcos.

Tal como estaba de pie entre los dos, Marcos volvió a separarle las piernas con sus rodillas y agarrándola de las caderas le hundió la polla hasta el fondo del coño, a lo que ella respondió con un significativo gemido. Tras las primeras embestidas, ella levanto una pierna y la apoyo en el sofá, dando así más facilidades a la penetración.

Hasta aquí la historia por hoy mañana os sigo contando más.

Mientras Marcos seguía follándosela con fuertes embestidas, yo, que aun me mantenía detrás de ella, volví a meterle uno de mis dedos en el culo, pensando en acondicionar el camino que debería seguir mi polla. Eso hizo que de su boca saliera otro profundo gemido, y que se aferrara fuertemente al cuello de Marcos.

Pero ese gemido no fue nada comparado con el grito que profirió cuando lentamente, pero sin detenerme, le hundí mi polla en su agujero trasero hasta los huevos. Estaba caliente y lubricado por el trabajo realizado anteriormente, pero aun así, el grosor de mi polla, que aunque de tamaño normal, no se podía comparar con el dedo que había estado hurgando allí dentro.

Ella se retorcía, no sabía a dónde agarrarse, echaba sus manos hacia atrás, intentando que me separara. Gesto inútil, ya que Marcos la tenía bien sujeta por la cintura y yo me agarraba a sus tetas por debajo de sus brazos, mientras que los dos hundíamos nuestras respectivas pollas en su coño y en su culo al mismo tiempo.

La estábamos destrozando literalmente. De pie, entre nosotros dos, manteniendo todo su peso en una sola pierna y la otra apoyada en el sofá, sus brazos apoyados en los hombros de Marcos para no perder el equilibrio, mientras el le metía la polla todo lo fuerte y profundamente que la postura le permitía, y yo por detrás, le follaba el culo dando empujones hasta que mi pelvis chocaba violentamente con sus glúteos, y sobando frenéticamente sus tetas con mis manos.

Tal escena no podía durar mucho, debido al estado de calentura que Marcos y yo llevábamos encima, y a los pocos minutos, notando que el semen empezaba a correr por dentro de mi polla, le di una ultima embestida sacando fuerzas de donde ya no las había, y mi leche inundo su culo en una larga eyaculacion que liberaba mis huevos de su carga.

Fue solo unos segundos antes de que Marcos, llegando ya a los limites del placer, le llenara a la chica el coño con su caliente fluido, que al recorrer todo su interior, y permaneciendo Marcos con la polla dentro de ella, efectuando los últimos movimientos de rozamiento sobre su clítoris, le arrancaron un segundo orgasmo un poco mas silencios que el anterior, pero igual de intenso, tal y como reconoció ella misma.

Caímos los tres rendidos en el sofá, completamente desnudos y llenos de sudor, respirando agitadamente, satisfechos del fenomenal polvo que acabábamos de montar.

- ¿Qué días vienes a esta escalera? - Preguntó Marcos aún con la respiración entrecortada.

- Los martes y los viernes. - Contestó ella.

- Víctor, que no se te ocurra comprar tabaco el próximo lunes. Me dijo Marcos.- No te preocupes, no lo compraré. - Contesté yo.

La chica se levantó tranquilamente y mientras empezaba a recoger su ropa del suelo, nos miró un poco mas seria que antes y dijo:

- Hay que joderse, la que hemos montado con tres canutos y una escoba.

Los tres nos reímos extensamente a raíz de dicho comentario.

Ella se arregló y se marchó con su escoba, y nosotros nos quedamos esperando la llegada del próximo martes.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 3ª Parte

Bien hoy os contare como sigue la historia con la limpiadora no os la perdáis.

Yo, por mi parte, estaba a punto de reventar, así que saque mis dedos de su coño y acomodé mi cabeza entre sus piernas dispuesto a llegar con mi lengua hasta donde poco antes habían llegado mis dedos.

Al instante me convencí de que aquello le producía mucho más placer, puesto que empezó a mover sus caderas con mucho mas ímpetu, para frotarse lo máximo posible contra mi lengua y mi boca, mientras yo, en la posición en que me encontraba, podía ver a Marcos hundiéndole la polla hasta el fondo de su boca y escuchaba los gemidos de gozo que ella producía.

Así estuvimos unos minutos, hasta que Marcos dijo que el también quería conocer ese apetitoso coñito. Yo salí de entre sus piernas y me senté en el sofá, mientras Marcos liberaba la boca de la chica de su polla y también se separaba de ella.

Marcos la cogió de las manos y la ayudo a ponerse de pie. Suavemente la despojo de la bata y del sujetador que aun permanecía desabrochado colgando de sus hombros. Así quedó enteramente desnuda ante nosotros, con su bonito culo justo delante de mí, y no pude resistir el impulso de alargar mi mano y acariciárselo hasta que mis manos volvían a introducirse por entre sus piernas, ahora desde atrás, que rozaban levemente su humedecido coño.

Su rostro conservaba aun las marcas de los efectos del alcohol y los porros, y nos miraba a los dos alternativamente sonriendo y con los ojos medio cerrados, delatando su semi ebriedad.
Empezó a acariciar el pelo de Marcos y acerco su boca a la de él para propinarle un lujurioso morreo, mientras yo continuaba estimulándole el clítoris desde la parte de atrás de su culo.

Sin dejar de besarse, la chica alcanzo de nuevo la polla de Marcos y se dedico a masajearla como había hecho poco antes, mientras que éste, que ahora también le agarraba la cabeza para que su beso fuera mas profundo, deslizó su otra mano hasta la entrepierna de ella en busca de un coño que el aún no había probado.

Allí se encontraron su mano y la mía y los dos comenzamos a introducir dedos en el caliente y húmedo coño de nuestra invitada, que correspondía a facilitarnos la tarea abriendo mas sus piernas tal y como estaba de pie.

Verdaderamente, ella lo estaba pasando en grande. Ya no gemía, sino que jadeaba, ni tan siquiera le había sido posible continuar con el beso que le estaba propinando a Marcos, entrelazando lujuriosamente sus lenguas. Ahora volvía a mirar al techo, con la boca abierta y los ojos cerrados, su mano izquierda en la polla de Marcos y la derecha enroscada en su cuello, moviendo sus caderas adelante y atrás para favorecer la masturbación de que era objeto.

En esos momentos yo estaba que me salía de mis casillas, así que me levante del sofá y me coloque de rodillas detrás de la chica, hundiendo mi nariz entre sus nalgas que separaba con mis manos y estimulando su culo con mi lengua. Ella daba muestras de estar cada vez mas cerca del orgasmo, aun cuando la cantidad de alcohol que llevaba dentro era considerable. Estaba claro que mis lametazos en su culo y los dedos de Marcos en su coño la estaban volviendo loca.

Pero Marcos no se conformaba con eso. Poco a poco fue descendiendo por su cuerpo, dando lametazos y chupetones aquí y allá, hasta situarse también entre sus piernas. Queríamos comérselo todo, uno por delante y otro por detrás, a lo que ella contribuía agarrandonos del pelo con una mano a cada uno, y flexionando un poco sus abiertas piernas para que nuestras lenguas llegaran a sus rincones mas sensibles.

- Siiiiii......no paréis.....me voy a correr.....me voy a correr.....- Repetía la chica entre gemidos.

Nuestra calentura también era cada vez mayor, y pronto nuestras lenguas fueron acompañadas por nuestros dedos, que en el animo de ofrecerle el mejor orgasmo posible, se movían rápidos por sus dos agujeros.

Marcos le introducía frenéticamente dos de sus dedos hasta los nudillos mientras con su otra mano le separaba los labios vaginales para que su lengua tuviera un mejor acceso a su clítoris, que era golosamente succionado por su boca. Yo lamía y chupaba lo que podía, al tiempo que mi dedo corazón se había ido abriendo paso en su culo, dilatándolo de tal modo que ahora se deslizaba con suma facilidad hasta el fondo.

Ella cada vez nos sujetaba del pelo con mas fuerza, hundiendo nuestras cabezas entre sus piernas y moviendo sus caderas al ritmo de nuestros dedos y nuestras bocas, gritando y gimiendo de placer ahora, y pidiendo que por nada del mundo detuviéramos la doble comida que la estaba llevando al placer extremo.

Hasta aquí la historia por hoy mañana os cuento como termina.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 3ª Parte

Como os prometi aqui os sigo la historia.

Comenzamos entonces Marcos y yo a desabrochar los botones de la bata, y cuando los tuvimos todos sueltos descubrimos que debajo únicamente llevaba la ropa interior. Tras apartar la bata hacia los lados, la chica quedó entre nosotros contemplando su propio cuerpo, riéndose aun más ante la situación de verse entre los dos recostada en el sofá, y mostrándonos el bonito conjunto de bragas y sujetador rojo que llevaba.

Entonces Marcos y yo cambiamos los frentes de ataque, el empezó a magrearle las tetas directamente por debajo del sujetador, y entre sus dedos aparecieron unos erectos pezones sonrosados que daban muestra de la calentura que estaba adquiriendo nuestra invitada.

Mientras ella seguía riéndose al ver las manos de Marcos jugando en sus tetas, yo le frotaba el coño por encima de las bragas cada vez mas rápido y con más fuerza, y empezaba a notar la humedad de sus jugos, e incluso mis dedos notaban como se iba abriendo el camino hacia el interior de su vagina.

La chica se dejaba magrear sumisamente, se mantenía pasiva, con las manos inertes a los lados de su cuerpo, sin dejar de reírse y la mirada perdida en el techo, mientras Marcos había sustituido una de sus manos por su boca, y mientras con la mano izquierda le sobaba una teta, con la otra le sujetaba el pecho derecho y succionaba y lamía con su lengua el otro pezón.

Mientras tanto, yo me había abierto camino desde la parte alta de sus bragas, y mis dedos habían llegado hasta el centro mismo de su sexo bajo ellas. Empecé a introducir lentamente mi dedo en su coño, y ella dejó por un momento las risas y se mordió el labio inferior al tiempo que emitía un determinante gemido.

Aunque ella seguía en su estado de pasividad, se notaba que la sesión de masturbación a que la estábamos sometiendo hacia sus lógicos efectos. Seguía sin mover sus manos de al lado de sus caderas, pero ahora sus puños se cerraban agarrando con fuerza la tela del sofá, al tiempo que repetidamente su lengua asomaba para recorrer y humedecer sus labios.

Pero llego el momento en que Marcos decidió que ya estaba bien de tanta pasividad. Rápidamente se quito el pantalón corto y los calzoncillos que llevaba puestos y dejo libre su pene, que estaba totalmente erecto por la calentura que ofrecía la situación.

Acto seguido, le cogió una mano a la chica, y mientras volvía a dirigir su ávida boca hacia sus tetas, hizo que ella le cogiera firmemente la polla y empezara a pajearlo. Ella no puso traba alguna, y comenzó con su mano un movimiento acompasado hacia arriba y hacia abajo que únicamente detenía para pasar de vez en cuando la mano por sus huevos, y tras un par de caricias, regresaba rápidamente a la sabia masturbación de la polla.

Mientras tanto yo también me despojé de mi ropa, y acto seguido, me decidí a quitarle enteramente las bragas a la chica, que ahora se reía y gemía de una manera más acorde al gusto que le estábamos proporcionando, aunque, a parte de la mano que estaba pajeando a Marcos, seguía quieta y mirando hacia el techo con la boca abierta, si bien es cierto que su respiración y sus gemidos eran mucho mas acelerados.

Una vez que la tuve sin bragas, le separé las piernas para dedicarme a jugar otro poco con su coño. La estampa era singular, puesto que ya la teníamos prácticamente acostada en el sofá, con su bata azul totalmente abierta a los lados de su cuerpo, el sujetador desabrochado y casi a la altura del cuello, Marcos a un lado parcialmente sobre ella haciéndole una espectacular comida de tetas mientras ella no dejaba de pajearle la polla con una mano mientras que con la otra seguía agarrando fuertemente la tela del sofá.

Y yo, yo entre sus piernas abiertas, mirando su cara que ahora estaba con los ojos cerrados y gimiendo de placer, metiendole dos dedos en el coño mientras con mi pulgar frotaba repetidamente su clítoris. En esos momentos me dio la impresión de que había recuperado un poco sus facultades y había disminuido algo su estado de embriaguez, puesto que de repente, abrió los ojos y contempló la curiosa escena, aunque sin dejar de masajear la polla de Marcos y continuando los leves movimientos de caderas que ocasionaban que mis dedos le llegaran hasta el fondo del coño y dijo:

- ¿Será posible? ¡Me estáis follando! ¡¡¡Me estáis follando entre los dos!!!

Pero no se detuvo, siguió masturbando la polla de Marcos y continuó impulsando su pelvis hacia mi mano para que mis dedos penetraran mas en su vagina, mientras volvía a cerrar los ojos y se entregaba al placer al que le estábamos sometiendo.

Entonces Marcos, cansado ya de chuparle las tetas, se separó un poco de ella y curvo su espalda hasta ponerle la polla casi tocándole en la cara diciendo:

- ¿No nos irás a decir que no lo estas pasando bien, verdad zorrita?

Acto seguido se arrodillo frente a ella en el sofá, con una pierna a cada lado del cuerpo de la chica y su polla a escasos centímetros de su boca y continuo diciéndole:

- Ya que parece que te va la marcha, te vamos a echar el mejor polvo de tu vida, y tu vas a seguir portándote bien como hasta ahora, ¿de acuerdo, putita?

Entonces, y mientras yo seguía follandole el coño con mis dedos más fuertemente que nunca, Marcos le cogió las dos manos a la chica y se las sujetó por encima de la cabeza con una única mano suya, con la otra le agarro el pelo firmemente, y le metió la polla en la boca hasta el fondo.

Se quedo quieto un instante y le dijo:

- Ahora me vas a hacer una buena mamada, y si me gusta, luego te follare bien follada.

Empezó a metérsela en la boca hasta que sus huevos chocaban con la barbilla de la chica, sujetándole fuertemente las manos y la cabeza para no dejarle mas margen de movimiento, aunque no parecía necesitarlo, ya que ella le succionaba la polla a Marcos lujuriosamente, y en ningún momento daba la impresión de que lo estuviera haciendo de forma involuntaria.

Bueno mañana mas asi no os cansais.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 2ª Parte

Bien aquí sigo contando la historia que lo paséis muy bien.

Entramos en el salón y Marcos se quedó mirándonos sin entender de donde había salido aquella chica, además, tan solo llevaba puesto un pantalón corto, y se miraba a si mismo pensando que no era forma de recibir a una visita.

- Es la chica que limpia nuestra escalera. - Le dije. - Por cierto, que aún no sé como te llamas. - Continué yo dirigiéndome a ella.

- Me llamo Lola. - Contestó.

- Bien, pues yo soy Víctor y este que ves medio desnudo en el sofá es Marcos. - Dije yo con una maliciosa sonrisa mirando a Marcos.

Durante unos instantes nos quedamos los tres en silencio, mirándonos unos a otros, y comprendiendo que Marcos aun no sabía de que iba la película dije:

- Ha tenido el detalle de darnos dos cigarrillos, y en compensación he decidido invitarla a probar el orujo de tu tierra

- ¡Ah! Perfecto. - Dijo Marcos. - Voy a preparar tres chupitos.

Marcos se fue a la cocina y yo le dije a la chica que tomara asiento. Dejó la escoba apoyada al lado de la puerta y se sentó en el centro del tresillo que tenemos frente a la mesita de cristal.

Mi compañero regresó con tres vasitos y la botella sin marca alguna de aguardiente, lleno los tres vasos y acto seguido nosotros dos empezamos a confeccionar los deseados canutos.

Mientras hacíamos esto entablamos una banal conversación entre los tres, donde le explicamos que éramos estudiantes de medicina en la universidad, que los dos proveníamos de otra provincia y que convivíamos en ese piso.

Acto seguido, empezamos a interrogar suavemente a la chica, que nos contó que estaba casada, y que ya llevaba bastante tiempo viniendo a limpiar nuestra portería. A todo esto, ya habíamos dado cuenta de los tres chupitos, y antes de encender los dos porretes que acabábamos de hacer, Marcos volvió a llenar los tres vasitos, preguntando a nuestra invitada que le parecía el orujo.

- Está muy bueno, es muy suave y entra muy bien.

Está claro que le gustaba el aguardiente de hierbas, pero más claro estaba que a Marcos le gustaba la chica, pues no dejaba de mirarle las piernas y la pequeña abertura que la bata dejaba entrever por encima de sus rodillas.

Yo encendí mi porro y vi que Marcos se quedaba con el suyo entre los dedos sin prenderle fuego. Mientras tanto seguía hablando con la chica y la animaba a que siguiera bebiendo. Los dos nos habíamos dado cuenta de que la chica no aguantaba mucho el alcohol, y la verdad es que aquel orujo era bastante fuerte en grados.

Empezamos a pasarnos el canuto entre Marcos y yo, al tiempo que mojábamos nuestros labios en el vaso de orujo, e incitábamos así a que la chica siguiera bebiendo. Acto seguido, Marcos le ofreció el porro, pero ella lo rechazó, repitiendo que no fumaba mas que tabaco.

Los dos insistimos en que probara un par de caladas, ya que además el tabaco que llevaba era suyo. El caso es que tras varias negativas, y casi acosándola nosotros para que lo probara viendo que el alcohol hacia los lógicos efectos en ella, accedió a pegarle un par de caladas.

Mientras fumaba, nos ocupábamos de mantener lleno su vaso. No habíamos planeado nada, pero tal como se iban desarrollando los acontecimientos, Tanto marcos como yo pensábamos que ahí había un posible polvo.

A la chica le estaba gustando el "costo" tanto como el orujo, y nosotros animábamos la escena haciéndola reír lo mas que podíamos. Sin dejar de ofrecerle orujo, Marcos encendió el segundo porro, y tras darle dos cortas caladas cada uno, se lo ofrecimos a la chica, que a esas alturas ya daba muestras de estar bajo los efectos de las dos drogas.

No dejaba de reírse diciendo que no sabia lo que se le había subido a la cabeza, si el "chocolate" o el orujo. En estas, Marcos ya había puesto la mano en su pierna, y la acariciaba poco a poca haciendo subir la bata de la chica hasta que casi podían verse sus bragas.

Ella, en el estado en que se encontraba, ni siquiera se lo recriminó. Se limitó a decirle sin poder parar de reírse:

- ¿Pero que haces? ¡Pues no me está metiendo mano!

En esos momentos, y viendo que Marcos tenía ya su mano a punto de rozar las bragas de la chica, yo empecé a acariciar su pecho derecho por encima de la bata, que es el que tenía mas cerca.

Tampoco a mí me recrimino la acción. Estaba recostada en el sofá, con la cabeza apoyada en el respaldo, en una mano el porro y en la otra el chupito, y no dejaba de reírse. Tenia las piernas un poco entreabiertas, lo que indicaba que Marcos le estaba acariciando el coño por encima de las bragas, y yo pasaba mi mano de una teta a la otra con la mayor impunidad.

Ella no ofrecía la mínima resistencia, simplemente seguía con sus risas y se dejaba hacer, estaba parcialmente borracha, hasta el punto que casi se quema los dedos cuando se consumió el ultimo porro.

Bien hasta aquí por hoy mañana os sigo contando lo que le hicimos.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 1ª Parte

Se llamo Víctor y es estudiante. Vive en un coqueto piso alquilado en el centro de la ciudad, este piso lo comparte con Marcos, que también es estudiante y sobre todo amigo. Así les es más fácil costear los gastos.

Bueno a partir de ahora os lo contare como si fuese él el que os la contara espero que os guste.

Lo que os quiero relatar ocurrió un viernes hacia el medio día, tras una noche en la que yo y Marcos habíamos estado de copas por el centro, en la que tras deambular por muchos bares y pubs, habíamos cogido una cogorcilla de tres pares de pelotas pero no nos habíamos comido un rosco.

Marcos sugirió entonces que como aperitivo podríamos tomarnos unos cupitos de un excelente orujo de hierbas que había traído de su tierra y que lo acompañáramos fumando un par de canutos para "animar el alma".

Accedí a sus sugerencias, y al ir a preparar los deseados porros nos encontramos con que ninguno de los dos tenia tabaco rubio, ya que normalmente, paradojas de la vida, los dos fumábamos tabaco negro.

Marcos ya estaba apoltronado en el sofá con la tele encendida. - Pues yo ya pongo el chocolate - me dijo para darme a entender que el no iba a bajar a comprar tabaco.

Así que asintiendo con la cabeza, me puse un chándal y me dispuse a ir a comprar el tabaco y aprovechar para tomarme un café con leche en el bar.

Pasé despacio por su lado y le di los buenos días. Debía de tener unos treinta años, morena, con media melena que le llegaba apenas a los hombros, delgada y bastante guapa.

No se por que, cuando ya estaba alcanzando la acera, me di repentinamente la vuelta y me dirigí a ella:

- Perdona, ¿No tendrás un cigarrillo rubio? Por favor.

La chica se quito los auriculares de un Walkman que llevaba puesto y me dijo:

- Perdón, ¿Cómo dices?

Le repetí la pregunta y ella saco un paquete del bolsillo y se dispuso a entregármelo con una sonrisa en los labios.

Llevaba una bata de trabajo de color azul abotonada por la parte delantera, y en un bolsillo que tenia a la altura de su pecho izquierdo podía leerse el nombre de una empresa de limpieza. Caí en la cuenta de que la chica, o más bien señora, puesto que era mayor que yo, no estaba nada mal.

No se que es lo que me hizo intentar seguir la conversación, quizás la calentura de no haberme comido nada la noche anterior, el caso es que decidí probar el grado de su generosidad:

- ¿Seria mucho pedirte que me dieras otro? Veras, es que estoy con un amigo y queremos liarnos unos canutos. ¿sabes?

Me miro sin modificar un milímetro la sonrisa de su cara, saco otro cigarrillo del paquete y me lo ofreció. Al cogerlo, y sin ni yo mismo saber a donde quería ir a parar le dije:

- Si quieres, puedes subir y te invitamos a unas caladas.

- Yo no fumo esas cosas. - Contesto sin dejar de sonreír.

- Bueno, pues no fumes si no quieres. Pero si te apetece, también tenemos un orujo de hierbas casero que esta buenísimo, un chupito si que te lo puedes tomar, en compensación al tabaco que te hemos "gorreado".

Se quedo pensativa unos instantes y sonrió mas profundamente en silencio, y cuando yo pensaba que se iba a dar la vuelta y marcharse dejándome a mí con un palmo de narices, contestó:

- Bueno, un chupito si que me lo tomaría.

Nos metimos los dos en el ascensor con escoba y todo, y mientras subíamos intente seguir con la conversación:

- Nunca te había visto antes en esta escalera.

- Pues vengo dos veces a la semana. - Me contestó.

- Bueno, claro, es que nosotros nunca estamos por las mañanas. Somos estudiantes, lo que pasa es que hoy hemos hecho campana.

Llegamos al rellano y me dispuse a abrir la puerta. Le indique con un gesto que entrara y ella esperó en el recibidor a que yo cerrase la puerta. En esos momentos se escuchaba la voz de Marcos desde el salón:

- ¡Joder, Víctor! Si que as corrido, aun no he preparado el orujo.

- Pues prepara tres chupitos, por que tenemos una invitada.

- Contesté yo cuando el aún no podía vernos.

Bien mañana mas para que no os sea muy pesado el leer.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 5ª Parte

Bien aquí tenéis el final de la historia que disfrutéis con ella.

Así estuvieron un buen rato, ocupando mis tres agujeros de la manera más salvaje, con una impresionante polla fallándome la boca, ayudándose con dos manos a los lados de la cabeza que me obligaban a hundirla hasta que la nariz chocaba con la barriga del viejo. El rubio dándome por culo sin contemplaciones y metiéndome dos dedos en el coño con fuerza e impidiendo de paso que me pudiera ir hacia delante por las tremendas embestidas que recibía a mi espalda.

Además, la rubia mirándolos desde el suelo, en cuclillas y con los pantalones bajados, y haciéndose una tremenda paja totalmente espatarrada. Y por si fuera poco, mi novio, encadenado al árbol, con la polla tiesa, contemplando la escena sin perder detalle y nadie que le hiciera caso.

Cansada de actuar como mera espectadora, la rubia hizo saber a sus acompañantes que quería participar mas activamente, y no se le ocurrió otra cosa que indicar al alemán más joven que dejara de culearme para ponerse ella en su lugar.

El rubio accedió de buen grado, y la chica se situó a mi espalda reemprendiendo inmediatamente la masturbación de mi coño con la mano que antes había estado sobando los huevos de mi novio. El rubio no se lo pensó dos veces y comenzó a follarse a la rubia brutalmente por el coño, poniéndola en un estado de calentura que se transmitía a la mano que manipulaba mi coño.

Cada vez actuaban con mas ímpetu, el viejo apretaba los dientes mientras me metía toda la polla en la boca, que daba la impresión de que me ahogaba debido a las dimensiones de lo que tenia que chupar, y el rubio exhalaba un grito cada vez que ensartaba su rabo en el coño de la chica, que empezaba a dar muestras de estar a punto de correrse.

Debía de resultarle incomodo o trabajoso llegar al fondo de mi coño con sus dedos, porque en un momento dado, y con una expresión en la cara de estar fuera de sí, cogió la botella de ginebra que tenia al lado, y tras echar un ultimo trago, me metió todo el cuello de la misma en el coño.

Mientras el rubio le daba los últimos envites antes de correrse los dos, follaba mi coño salvajemente con la botella, y cuanto más cerca estaba su orgasmo, con mas fuerza me la introducía hasta que la curvatura del cristal chocaba con los labios exteriores de mi vajina.

Por suerte, esta situación duró apenas minuto y medio, que fue el tiempo que tardaron los dos alemanes más jóvenes en llegar a un intenso orgasmo, casi al mismo tiempo, que los dejó exhaustos.

Aun así, la botella permanecía en el interior de mi coño, cuando poco después un reguero de semen se deslizaba desde el borde de mis labios hacia mi barbilla, lo que indicaba que el viejo de pelo blanco había descargado toda su carga de leche en mi boca, aunque aun me mantenía sujeta por los cabellos sin darme opción a sacarme de la boca su enorme verga.

Cuando los tres estaban corridos y satisfechos, se separaron y se dispusieron a arreglarse sus ropas. Volvieron a hablar entre ellos en alemán y mirándonos alternativamente a mi y a mí novio rompieron de nuevo en carcajadas. Entonces, la rubia se le acercó y volvió a colocar el cordón de la cámara de fotos alrededor de su cuello.

Después soltaron las cadenas que me mantenían de rodillas entre las dos motos, ahora otra vez con la cabeza agachada y mirando al suelo, al verme libre, caí extendida en el suelo tal como estaba, con mi culo blanqueado por la luz de la luna, tumbada boca abajo con las manos cubriendo mi cara.

Los alemanes subieron a sus motos y el viejo maniobró hasta colocarse detrás del árbol al que habían encadenado a mi novio. Abrió el candado y arrancó velozmente seguido por sus compañeros. En pocos segundos desaparecieron de nuestra vista.

Tras unos leves movimientos consiguió que sus manos se deslizaran por la cadena suelta y quedo libre. Se dirigió rápidamente a donde estaba yo y me pregunto como estaba. Y como iba a estar. Me acababan de violar salvajemente y delante de él.

Nos arreglamos como pudimos y nos dirigimos apresuradamente a nuestra casa. Una vez allí, y sin haber comentado una sola palabra de lo sucedido, nos duchamos y nos metimos en la cama. Al día siguiente, domingo, nos levantamos y actuamos como si nada hubiera ocurrido.

Jamás hemos comentado los hechos ocurridos aquella noche con los tres moteros, y nuestra vida ha transcurrido con total normalidad desde entonces.

martes, 20 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 4ª Parte

Bien aquí sigue la historia de los moteros.

Cuando quedo tapada únicamente con las bragas blancas que llevaba, el viejo se aparto un poco y le dijo algo a la rubia, que instantáneamente me hizo otra foto. Acto seguido, hizo la misma operación con mis bragas, y quedo prácticamente desnuda ante él, instante en que la chica tiró otro par de fotografía.

Mientras el viejo comentaba algo en alemán a sus compañeros, hizo que yo abriera las piernas en la medida en que los pantalones en los tobillos me lo permitían, y empezó a acariciarme el coño con sus manos enguantadas. Excepto el dedo pulgar, los otros cuatro y hasta la palma del guante se deslizaban frenéticamente por entre mis piernas. Yo seguía con la cabeza baja, no sé si contemplando las manos recubiertas de cuero negro del rubio que me sobaban las tetas sin parar, o las igualmente enguantadas del viejo que me manipulaba frenéticamente el coño.

Lo cierto es que mi respiración era ahora mucho mas pronunciada, no me atrevo a asegurar que estuviera disfrutando de la doble masturbación que me propinaban los alemanes, pero esa forma de respirar, de un momento a otro podía convertirse en jadeos.

El del pelo largo seguía con su juego, y pronto decidió que era hora de llegar un poco más lejos con sus dedos. Tentó durante un instante la entrada de la vajina, y sin previo aviso me introdujo el dedo corazón hasta que los nudillos chocaron con el vello puvico.

Ahí si que dejo escapar un entrecortado gemido, debido al tacto que el cuero producía dentro de mi coño, así como el considerable grosor del guante, similar al que podía tener una polla de tamaño medio.

Pero el viejo no tuvo ninguna consideración ante tal quejido. Empezó un violento mete saca con su mano enguantada, introduciéndome el dedo con tal ímpetu, que cuando este llegaba al fondo del coño, yo pegaba un pequeño salto hacia arriba, poniéndome incluso de puntillas para amortiguar la fuerte envestida.

A cada golpe, dejaba escapar de mi boca un pequeño grito, y la rubia seguía haciéndome fotos desde distintos ángulos. Pasados unos minutos, el rubio que estaba detrás de mi, también dirigió su mano a entre mis piernas, y con una sarcástica risa, empezaba a juguetear con otro de sus dedos en mi culo.

El caso es que al poco tiempo, los dos alemanes estaban fallándome con sus manos enguantadas en cuero. El viejo se divertía metiéndome los dedos índice y corazón al mismo tiempo en el coño, mientras que con su mano libre me agarraba los pelos del pubis para evitar que me echara hacia atrás, Lo cual tampoco seria posible, ya que el rubio seguía a mi espalda, rodeándome con un brazo que acababa magreando una de mis tetas, y la otra mano empleada en meterme el índice por el culo, con guante incluido.

Ahora ya no miraba hacia abajo, levantaba la cabeza y miraba al cielo, me mordía el labio inferior, en resumen, todo indicaba que estaba disfrutando de la violación.-4-
Pero los alemanes aun tenían más ideas para poner en práctica. Además, la rubia se había calentado tanto haciendo las fotos que se había desabrochado los pantalones y se había puesto a masturbarse delante de sus compañeros.

Al parecer, el viejo se canso de meterme los dedos en el coño, así que se detuvo y se puso en pie. Entonces también se desabrocho los pantalones y se los bajo junto con los calzoncillos hasta las rodillas, le dijo algo al rubio que estaba detrás de mi, y entre los dos me forzaron a ponerme de rodillas entre ellos.

Manteniéndome aun encadenada a las dos motos, mis brazos quedaban ahora un poco por encima de mis hombros, prácticamente a la altura de mi cabeza. Sin ningún tipo de miramientos, el viejo me agarró del pelo y empezó a restregarme la polla por toda la cara, mientras el otro rubio se arrodillaba también detrás de mi y se disponía a liberarse de su ropa de cintura para abajo.

El alemán rubio comenzó a restregar una enorme polla por mi culo, pasando una de las manos por delante de mi cuerpo y colocándola entre mis piernas, comenzando así una nueva masturbación en mi coño con el guante que momentos antes se había metido en mi culo.-4-
El otro se dedicaba a aporrearme la cara con su verga, con una mano me mantenía sujeta por el cabello, y con la otra se agarraba el miembro para hacerlo golpear contra las mejillas, los ojos o la nariz.

La mano del rubio ya hurgaba mi coño con frenesí, y al menos manipulaba mi interior con dos dedos recubiertos de cuero. Parecía que tuvieran la jugada ensayada, porque con un golpe de cadera, el rubio taladro con fuerza mi culo con su polla.

Esto me produjo un intenso dolor, proferí un intenso grito. Pero el viejo aprovecho ese preciso instante para hundirme toda su polla hasta el fondo de mi garganta, una polla descomunal e inusual.

Bueno mañana os termino de contar como termino, espero que os guste.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 3ª Parte

Aquí continúo la historia de los moteros.

Acto seguido, llevo una de sus manos enguantadas hasta su entrepierna y comenzó a magrearle descaradamente el pene y los genitales, amarrándole la nuca con la otra mano y mirándole sonriente con su cara muy cerca de la suya. Notaba el guante de cuero recorrer sus huevos y su polla, así como las frías tachuelas que se deslizaban a lo largo de su sensible piel.

Así estuvo por espacio de aproximadamente un minuto, después se detuvo y recogió del suelo la botella, bebió un largo trago he hizo que el tomara otra buena porción de licor. Entonces descendió verticalmente hasta que su cara quedo a la altura de su pelvis, y de pronto, coloco la botella hacia abajo vertiendo su contenido por toda la extensión de su polla y sus huevos.

Volvió a dejar la botella en el suelo y rápidamente se amorro entre sus piernas, haciéndole separar las mismas con sus manos, y comenzó a lamer ávidamente toda la zona impregnada de ginebra, metiéndose los huevos en la boca y succionándolos con ansia unas veces, o hundiéndose completamente su polla en su boca hasta no dejar rastro del licor que hasta hace unos segundos la recorría.

Lo cierto es que aun sabiendo que aquella tía le estaba de algún modo violando, y de que previsiblemente iban a hacer lo mismo conmigo, le estaba empezando a poner cachondo, y su polla empezaba a adquirir un aspecto morcillon estimulada por la lengua de la alemana y los sobes que le estaba dando en los huevos con los guantes de cuero.

De pronto levanto la cabeza y vio que el cuadro que tenia enfrente también había cambiado. Entre los dos alemanes me habían colocado dos cadenas en sendas muñecas, pero en vez de atarme las manos a la espalda como habían hecho con él, se disponían a sujetármelas con los brazos estirados a ambos lados del cuerpo a los manillares de las dos motocicletas.

Quede entonces entre las dos maquinas, con los brazos abiertos y estirados a una altura ago superior a la cintura, y firmemente sujetos con varias vueltas de cadena a los dos manillares, con el alemán rubio situado detrás de mi y él mas mayor justo de frente.

En ese instante, la rubia deja de jugar con sus huevos y les dijo algo a sus compañeros en alemán, se levanto y le quito la cámara de fotos que llevaba colgada al cuello. La estudio unos segundos y no tardo en adivinar su funcionamiento. Entonces la puso en marcha y tras retroceder un par de pasos, le hizo dos fotografías encadenado al árbol y con los pantalones en los tobillos.

Le dejo allí, con la polla medio tiesa, y se acerco a donde estaban sus amigos con la cámara en la mano. Cuando estaba a unos metros de mi hablo con el alemán más viejo, en lo que parecía le instaba a que comenzara con su juego, indicándole que mientras ella les haría algunas fotos.

El tío de la barba y el pelo blanco le hizo entonces un lascivo movimiento de lengua y directamente dirigió sus manos enguantadas a mis tetas, comenzando a sóbramelas describiendo círculos y palpándomelas con los dedos de las dos manos mientras la rubia empezaba a hacer fotografías.

De pronto, el viejo comenzó a desabrochar los botones de mi blusa, tiro de ella cuando hubo llegado al ultimo, he hizo salir toda la prenda de debajo de los téjanos. Entonces comento algo con el rubio que se mantenía detrás de mi bebiendo ginebra a cada instante, este le contesto en su idioma, volvió a sacar el gigantesco machete, y pasándolo por encima de mi brazo, coloco el filo entre la parte mas estrecha de mi sujetador y la piel, y con un ligero movimiento de la muñeca, corto fácilmente la tela que separaba las dos copas de la prenda.

Las tetas quedaron al aire, apuntando directamente a la cara del alemán de la coleta, que rápidamente volvió a apropiarse de ellas con las dos manos. Ahora me las magreaba con mas bravura, apretándomelas con los guantes de cuero y robándolas en toda su extensión, presionando de vez en cuando los pezones con sus pulgares.

El rubio que estaba detrás de mi, miraba sin perder detalle por encima del hombro, lo cual no le resultaba nada difícil debido a su gran envergadura. Entonces la rubia comento algo ininteligible para nosotros y el rubio vertió un gran chorro de ginebra por encima de mis tetas. Entonces el viejo se amarró a ellas y comenzó a chapármelas vorazmente, recogiendo con su lengua todo el liquido que descendía por ellas.

Mientras tanto, la rubia seguía animándole a unos metros de distancia, disparando la cámara de fotos de vez en cuando, y en ocasiones volvía la cabeza y le miraba diciéndole algo que él nunca entendía, pero que seguro que se refería a la escena que se desarrollaba ante él.

El rubio, que al principio parecía más pasivo, se había ido animando paulatinamente, y con su pecho pegado a mi espalda, se iba haciendo cargo con sus manos también enguantadas, del pecho que alternativamente iba dejando libre la boca de su compañero.

Yo permanecía callada, con la cabeza baja, mirando como aquel grandioso tío con aspecto de camionero, me comía afanosamente las tetas aderezadas cada cierto tiempo con ginebra.-4-
Estuvo al menos diez minutos disfrutando de mis tetas, y cuando considero que ya se las había comido y recomido suficientemente, sin un segundo de descanso, se arrodillo delante de mi y me desabrocho el botón de los téjanos, me bajo la cremallera, he hizo descender los pantalones hasta el suelo.

Mañana os seguiré contando lo que me hicieron.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 2ª Parte

Bueno aquí sigue la historia con los moteros.

Viendo que ellos tenían la situación dominada, volvieron a reírse y a hablar entre ellos, de lo que nosotros no entendimos nada, y al momento, poniendo cara de traviesa, la chica volvió a dirigirse a nosotros:

- Soglo quegemos que begbaigs un pgoco.

Entonces la rubia, llevó la misma mano con la que sujetaba el enorme machete hasta mi barbilla, me hizo levantar ligeramente la cabeza, y me coloco el morro de la botella de ginebra en la boca, obligándome ha tomar un largo trago, que al menos duro diez segundos. Acto seguido, hizo lo mismo con mi novio.

Franqueados como estábamos entre la chica y el alemán joven con sus machetes, el más mayor le dijo algo a la rubia mirándome, y un segundo después sentí al rubio que estaba detrás de mí novio diciéndole al oído:

- No sgeas mgalo y pogrtate bgien.

La chica acercó nuevamente el machete a mi cara, y en un momento ví como el alemán joven obligaba a juntar sus manos en la espada, y rápidamente las sujetaba con una de las cadenas que llevaba colgadas del chaleco.

Cuando le tubo inmovilizado, fue él el que le hizo tomar otro largo trago de ginebra, esta vez de su botella, y acto seguido se coloco detrás de mi, muy cerca, rozándome el culo con su paquete y agarrándome por la cintura, paso la mano por encima de mi hombro, y volvió a meterme la botella en la boca, propinándome otro largo trago.

Mientras tanto, el alemán mas mayor, se había acercado a donde estaban las motos y las traía hacia donde estábamos nosotros. Las colocó en paralelo una de la otra, a unos dos metros de distancia entre ellas, y después saco de uno de los portaobjetos laterales unos guantes de motorista, completamente de cuero, muy gruesos y acolchados, de los que te protegen de las temperaturas mas frías, y llenos de brillantes tachuelas por todas partes.

Yo los estábamos mirando si entender lo que hacia, pensando en que quizás estaban pensando en marcharse, cuando el alemán que le había sujetado las manos a mi novio, le condujo sin violencia pero firmemente hasta el árbol más cercano frente a las dos motos. Entonces, con el trozo que había sobrado de cadena, dio un par de vueltas al tronco del árbol y volvió a fijar la cadena entre sus muñecas asegurándola con un gran candado.

Se encontraba con las manos atadas a la espalda y encadenado a un árbol, a lo que el alemán joven, le sonrió y le dio una palmadita en la cara.

Entonces ocurrió algo que ninguno de los dos esperábamos. La rubia se dirigió a una de las motos y saco otros dos pares de guantes similares a los que se había puesto el alemán más viejo. Le dio unos al rubio y con los otros en la mano se dirigió derecha a donde estaba atado mi novio al árbol, escasamente cinco metros.

- Qgue cgomiengce lga fvgiesta. - Dijo la rubia.

Directamente y sin dudarlo un segundo, se agacho ante el y agarrando el pantalón del chándal por los dos lados exteriores de sus piernas, de un fuerte tirón se los bajo hasta los tobillos, y acto seguido, hizo lo mismo con sus calzoncillos, dejándole la polla y los huevos completamente al aire.

Se quede perplejo. Miro al frente y me vio, franqueada por los otros dos alemanes y completamente anonadada, sin sujetarme pero pendientes de mi reacción, riéndose a carcajada limpia. La rubia también les miro riéndose mientras se enfundaba los guantes de motorista, y cuando los tuvo puestos, se dio la vuelta y se pegó a mí novio, hasta que su pelvis tocaba con su polla desnuda, puso sus manos en sus nalgas y las apretó con fuerza contra ella, entonces saco la lengua todo lo que pudo y la paso lascivamente por una de sus mejillas, y cuando casi había llegado a una de sus sienes me dijo:

- ¿A lgos egspagñolitos lges gusta eg cuegro?

Bien lo que le hizo la rubia a mi novio os lo contare mañana.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 1ª Parte

Era un sábado de septiembre. Yo,y mi novio, comíamos tranquilamente en casa viendo las noticias del medio día. Casi al final del informativo, ofrecieron la noticia de que en nuestra ciudad se concentraba una gran cantidad de moteros, amantes de la legendaria Harley Davinson, que estaban acampados cerca de nuestra vivienda, en espera de una gran marcha conjunta al día siguiente por las principales calles de la ciudad.

Esta atípica acampada, estaba situada no muy lejos de donde mi novio y yo vivíamos, en los alrededores de una zona deportiva, y rodeada casi en su totalidad por una amplia zona verde, con innumerables caminos y senderos que discurren entre los árboles antes de desembocar en las primeras calles de la ciudad.

Cuando termino el reportaje, le comente a mi novio que podíamos dar un paseo hasta esa zona, a media tarde.

En aproximadamente media hora, llegamos a donde se encontraban los primeros fans, y en honor a la verdad, he de decir que la primera impresión fue aun mucho mejor que lo que esperábamos después de ver las imágenes del medio día en la tele.

Yo llevaba unos vaqueros bastante ajustados y una blusa casi transparente que dejaba ver mis pechos y mi novio iba con un chándal.

Estuvimos recorriendo la concentración de punta a punta. Vimos todo tipo de motos y todo tipo de gente. Nos fotografiamos ante impresionantes maquinas de tres ruedas, relucientes y brillantes, ataviadas con grandes banderas, generalmente de los EE.UU. o Australianas. En otros casos, dirigíamos la cámara a flamantes motocicletas con altísimos manillares, pintadas con los más llamativos colores o con verdaderas obras de arte dibujadas en sus depósitos.

El ambiente era genial. Como era de esperar, abundaban las chaquetas de cuero, los pañuelos en la cabeza, las cadenas colgadas por todas partes, pendientes diversos en las orejas, la nariz o los labios. Por todas partes sonaba música a todo volumen, siempre Heavy Metal, y todo tipo de alcohol corría de mano en mano.

El tiempo pasó volando, y cuando se hizo de noche nos dispusimos a regresar a nuestra casa. Debían de ser como las 11 cuando emprendimos el camino de vuelta, atravesando los senderos que discurren por entre las arboledas poco iluminadas que separan la zona deportiva de las primeras barriadas de la ciudad.

Llevábamos mas o menos la mitad del recorrido hecho cuando, tras bajar por unas estrechas escaleras de piedra, en un pequeño llano por donde atravesaba otro camino, nos encontramos dos grandes motos aparcadas, y no muy lejos escuchamos las voces de varias personas en un idioma que no logramos entender.

Yo me pare de golpe, temerosa de lo que nos pudiéramos encontrar en un lugar tan poco concurrido, pero mi novio me tranquilizo recordándome el buen rollo que llevaban todos los moteros que habíamos visto en la explanada, que estaban allí únicamente para celebrar su fiesta y divertirse con gente de sus mismos gustos.

Se trataba de dos hombres y una mujer, cada uno de ellos portaba una botella de licor, de las cuales ya habían dado buena cuenta y estaban en una situación que parecía el inicio de lo que más tarde se convertiría en una pequeña orgía, ya que en la primera imagen que nosotros contemplamos de ellos, vimos que uno de los hombres daba de beber a la chica directamente desde una de las botellas mientras el otro le magreaba una teta entre sonoras risas.

Los dos hombres eran muy altos. Uno de ellos era rubio, con el pelo bastante corto, vestía un pantalón de cuero negro, unas botas militares llenas de hebillas y en el torso únicamente un chaleco sin mangas desabrochado.

El otro hombre aun era mas mayor, además de ser un tiarron, con apariencia de camionero, con un pelo muy canoso, casi blanco, y bastante largo, recogido en una coleta a mitad de la espalda. También llevaba botas tipo militar, unos téjanos muy gastados y rotos en varios sitios y una camiseta ajustada de color negro, con un gran escudo de dos águilas.

La chica no era tan alta como los dos hombres, y también era mas joven tenia un buen cuerpo, también era rubia, con una melena semi rizada y despeinada que le caía algo mas abajo de los hombros, calzaba botas altas y vestía vaqueros muy usados y una camiseta blanca de tirantes muy ajustada, con una bandera en el pecho, la cual le aprisionaba unas tetas de tamaño mediano de tal forma que fácilmente se apreciaban los pezones erectos bajo la tela de la camiseta, bajo una cazadora también de cuero negra llena de adornos y cadenas como los chalecos de los hombres.

Cuando nos vieron, dijeron algo en su idioma, pienso que era alemán, y los tres rompieron a reír estrepitosamente. Entonces la chica se nos acerco unos pasos y con un muy deficiente español nos ofreció sonriente e insinuante la botella que llevaba en la mano:

- ¿Quegueis gginebgra, juapposs?

Yo le sonreí ligeramente y haciendo un gesto con la mano le indique que no, pero ella siguió acercándose hasta llegar a nuestra altura, sonriendo picaramente y pasando la lengua por su labio superior volvió a insistir:

- Vffenga, vfamos a montagr un fggiestecita, vosotgos tienes que bebegr.

Los dos hombres se habían ido acercando a la chica, y ya estaban detrás de ella, indicándonos con gestos que bebiéramos de sus botellas. Yo volví a sonreír y dándoles las gracias les repetí que no deseábamos beberl. Además, no me inspiraban mucha confianza los tres alemanes.-4-
En un instante, el hombre mas joven nos rodeo hasta ponerse detrás de nosotros, siempre con una amplia sonrisa en los labios e instándonos a coger su botella. La situación ya no me gustaba nada, y tenia deseos de salir corriendo de allí cuando la chica nos dijo en un tono ya no tan sonriente:

- Si gyo diggo que es vfiegsta, vgosotggos qugedais en vfiegsta.

En una décima de segundo, se agacho y del interior de una de sus botas saco un enorme machete. Eso nos hizo dar un paso atrás, pero enseguida nos encontramos franqueados por el alemán más joven, que ya portaba otro machete en la mano de dimensiones aun más grandes que el de la chica.

Bien lo que paso os lo contare mañana pero la verdad es que fue muy brutal ya veréis.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Mi Cuñado como Folla

Esto que le voy a narrar comenzó hace dos meses y sigue pasando.

Hace 2 meses fui con mi novio al rancho de sus padres y como estaba haciendo un calor de los mil demonios, llevaba solo un short cortito y una blusa de tirantes blanca, no traía sujetador porque me había molestado y me lo quite en el camino.

Mi cuñado quería pasear a caballo y nadie quería acompañarlo, es alto como de 1.80 y de buen cuerpo, muy guapo para ser exacta y yo me ofrecí a acompañarlo nos ensillaron los caballos y salimos a pasear, advirtiendo que tardaríamos un rato porque iríamos hasta la cascada.

Llegamos a la cascada y muy sudados mis pezones se podían ver a través de mi blusa, cosa que causo gran excitación en mi lindo cuñado, por lo que pude notar ya que a través de su pantalón pude ver gran bulto que trate de ignorar bajamos de los caballos y me dijo:

-- " porque no nos metemos a bañar para mitigar el calorcito

"Yo le dije que estaba perfecto y cuando nos íbamos a meter me dijo:

--"¿Te piensas meter con ropa? Hazlo sin ropa conmigo no hay problema, van a pensar mal si regresamos todos mojados.

A lo que yo accedí y nos quitamos la ropa yo estaba totalmente excitada de ver el tamaño del paquete de mi queridísimo cuñado.

Entramos al agua y comenzamos a bromear, cuando el me abrazo por detrás y sentí como su pene totalmente erecto tocaba mis nalgas, quise quitarme pero el me abrazo mas fuerte y me dijo:

-- " no te quites por favor!! yo deseo esto vas a negarme que tu también lo deseas?."

-- Yo le conteste:" También lo deseo pero tu hermano..

"El se limito a besarme y yo no pude resistirme, comenzamos a besarnos y poco a poco a salir del agua tirados en el suelo nos besamos sentía como mis braguitas se humedecían cada vez mas, hasta que el llego a mi clítoris y comenzó a darme la mejor mamada de mi vida

.-- Yo solo le decía: " Si. Si. Dame más, me encanta como me lo mamas"

De repente el me pidió que le hiciera lo mismo por lo que cambiamos a la posición 69 fue genial ambos nos excitamos como locos. Después el comenzó a cogerme con tal fuerza que me corrí casi inmediatamente después me subí yo y lo hice que se corriese el. Duramos así 30 minutos y nos dimos un pequeño descanso sin dejar de tocarnos mutuamente.Y la temperatura comenzó a subir nuevamente hasta que de nuevo comenzamos a tener sexo fue genial fue el sexo mas largo de mi vida 60 minutos de placer.

Volvimos a hacer un 69 y cuando la excitación ya fue inaguantable el me puso a 4 patas como un perro y empezó a magrearme el cuelo para dilatarlo, cuando lo tubo a punto empezó a meterme su polla por el cosa que me gusto mucho y me corrí inmediatamente luego me la metió por la vajina y tuve otra corrida yo estaba como una loca disfrutando cuando el estaba ya apunto de correrse la saco y me la metió en la boca para correrse en ella fue una corrida espectacular como nunca me habían dado.

Cuando terminamos nos vestimos y regresamos nuevamente al rancho y ahora mi cuñado me visita cada vez que puede y salimos de compras seguido pero la verdad es que tenemos el mejor sexo que nunca soñamos.

Mi cuñado es el mejor follador que existe es genial en la cama.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 6ªParte

Como os dije ayer aquí esta el final de esta estupenda follada.

Durante un buen rato el negro continuo entretenido con ese juego, hasta que en un momento dado, libero mis agujeros de la brutal follada manual que tanto placer me estaba dando, y agarrándome por la cintura tiro hasta que mi pubis quedo apoyado en la punta del potro. Con mi coño y mi culo sobresaliendo unos centímetros por el extremo del curioso mueble, el “corneador” se situó con las piernas abiertas justo detrás de mi, y casi sin darme tiempo a que intuyera lo que se avecinaba, coloco la punta de su pene en la entrada de mi vajina y con otro golpe seco volvió a penetrarme hasta el fondo. De nuevo empezó a embestirme con fuerza, y me agarraba a la parte delantera del potro con las dos manos para aguantar las fuertes sacudidas que recibía, pero aquello había resultado ser un falso ataque, porque cuando comenzaba de nuevo a gemir de placer, el negro saco de golpe la polla de mi coño y apunto con ella a la entrada de mi culo. Apenas tuve tiempo de reaccionar. El negro cruzo sus grandes manos sobre mis posaderas, y al tiempo que me las habría hacia afuera comenzó a penetrarme por mi agujero trasero con fuerza mientras de su boca salía un fuerte gruñido de satisfacción. No me ocurría lo mismo a mi, que sentía como si me partieran el culo en dos a medida que aquella descomunal polla se iba introduciendo en mi interior. Ahora ni gemía ni jadeaba. Mis gritos eran elocuentemente de dolor. Pero el negro hizo caso omiso de mis quejidos y continuo empujando hasta que toda su verga quedo hundida en mi ano.

Mi novio, desde dentro de la jaula y meneándose la polla ya con la clara intención de correrse allí dentro, podía ver por entre las piernas del negro como mi culo se iba dilatando a causa de la fuerza que la tranca del negro hacia sobre él, y cuando la tubo toda dentro comenzó a darle con fuerza mientras me seguía sujetando por las nalgas para que no pudiera desplazarme hacia delante. Tras un par de minutos enculandola de ese modo, y no contento con los lastimeros y ahogados gritos que yo emitía, aquel bestia tubo la ocurrencia de agarrarme por el pelo y mantenerme así mi cabeza en una forzada postura hacia atrás, él seguía taladrándome el culo con todas sus fuerzas. Con esa visión ante mí novio, ya no pudo aguantar mas y noto como el semen le corría a lo largo del rabo. Se sentía como si hubiera sido liberado de un gran peso, y cuando volvió a levantar la vista vio que el negro sacaba su enorme polla de mi culo y agarrándome violentamente por un brazo me conducía de nuevo a la plataforma acolchada de la celda rectangular.

Una vez allí, me tumbo boca arriba y se coloco a la altura de mi cabeza con la polla totalmente tiesa. Yo instintivamente abrí las piernas y me llevo mi mano izquierda al coño con la intención de conseguir un último orgasmo a base de masturbarme mientras que el negro me situaba la verga entre los labios. No necesito más indicaciones por parte de mi amante de alquiler. Cachonda como estaba comencé a masajearme el clítoris con rapidez mientras que con mi mano libre comenzaba a sóbrale los huevos al negro, que ya me hundía su herramienta en la boca sin contemplaciones.

- Muy bien, rubia. Veo que vas aprendiendo, zorra - me decía el tío viendo que yo hacia sumisamente todo lo que él esperaba - No te la saques de la boca, que vas a probar la leche de África.

Tras apenas una docena de incursiones del rabo del negro en mi boca, este comenzó a machacársela con fuerza sobre mi cara, que sacaba mi lengua e intentaba seguir con poco éxito aquel desbocado miembro que se agitaba ante mis narices. Unos segundos mas tarde, su polla comenzaba a escupir gruesos borbotones de semen sobre mi cara y mis labios, que buscaban desesperadamente con mi lengua la punta de aquel capullo mientras con mi mano libre me provocaba el enésimo orgasmo a base de frotarla contra mi clítoris. El negro tenia experiencia y buena puntería en lo que se refiere al sexo oral, ya que la mayoría de su semen fue a parar a mi boca, que lo saboreaba complacida y satisfecha. El rabo del negro comenzó a disminuir de tamaño mientras aun me lo restregaba por la cara, y esa escena estaba provocándole a mi novio otra erección. Pero de repente, cuando yo yacía aun relamiéndome los labios con la lengua y recuperaba la normalidad de mi respiración, el negro se aparto de mi y sin dedicarnos una sola palabra desapareció por donde había venido. Mi novio permanecía en la jaula como un tonto agarrado a los barrotes hasta que unos minutos mas tarde me levanto y andando con dificultad me dirigió hacia donde estaba. Recogó de la superficie del sofá mi pequeño tanga y me limpio con el los restos de semen que aun impregnaban mi cara. Luego tomo del ganchito de la pared las llaves del candado y me dispongo a liberarle de su encierro.

- Que bestia de tío, como me ha dado por culo, casi no puedo andar - le digo mientras hacia girar la llave del candado y le abría la puerta para que saliera - Pero ha sido una pasada de polvo. Y por lo que veo, tu tampoco te lo has pasado mal - concluyo viendo los restos de su corrida en el suelo delante de la jaula.

Nos vestimos y salimos de allí sin observar el menor rastro de donde se había metido el potente negro. Durante el trayecto de vuelta a casa apenas cruzamos dos palabras cuando despego mis labios para dirigirle un tímido:

- ¿Qué te ha parecido? - y me mantengo expectante mientras él pensaba en la respuesta.

- Ha sido una maravilla, aun tengo la polla dura solo de recordarlo - me contesto con una sonrisa y acariciándome la mano - Creo que no tardaremos mucho en repetir esta fantasía, aunque quizás con alguna ligera variante.

Esa noche pasamos horas y horas haciendo el amor mientras recordábamos los acontecimientos de la tarde.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 5ªParte

Bien aquí os sigo contando como me follaba el negro y os dire que me lo estaba pasando muy bien.

Por el contrario, su visión se limitaba a observar como el delgado culo del que me estaba follando se movía con extrema rapidez y me embestía con fuerza, de forma que sus colgantes huevos chocaban contra mi agujero anal y cada vez era mas fuerte el ruido que hacia su piel al toparse contra la mía. Yo aguantaba las acometidas con las piernas abiertas al máximo, casi tocando mis rodillas a mis tetas y con mis negros zapatos mirando al techo. Además, mis manos descansaban inertes por encima de mi cabeza apoyada sumisamente en el cuero de la plataforma superior de la celda.

El negro comenzó a magrearme nuevamente las tetas con una mano mientras cada vez me follaba con más ahínco, pero poco a poco se fue recostando sobre mi hasta quedar completamente tumbado entre mis piernas. Apoyándose en las rodillas y adoptando la típica postura del misionero, continuo con el frenético mete saca, y mi novio contemplaba claramente desde su forzado encierro como la gruesa polla del negro se habría paso con facilidad dentro mi coño, que ahora me acariciaba y arañaba mi espalda presa de una excitación desbocada, tan solo de tanto en tanto se le escuchaba con cierta claridad algún que otro:

- Si... si... ya... mas... - hasta que de pronto un largo he inconfundible gemido dio inequívocas muestras de que el negrazo de la polla gorda me había provocado un monumental orgasmo.

- ¿Ya té as corrido, puta? - me dijo el negro al notar que los jugos vaginales casi salían a chorretones de mi coño - Pues esto aun no se ha acabado. As pagado una hora, y ese cabron va a tener una hora de cuernos que no olvidara en la vida.

Rápidamente, el negro me acompaño hasta el potro y me ayudo a colocarme sobre el de la manera que deseaba. Con una pierna y un brazo a cada lado del soporte central, me situó dé forma que mi culo quedaba totalmente expuesto a la vista de mi novio. Después de recrear la vista durante unos segundos en mi provocativo trasero, el negro se dirigió a la celda donde se encontraba mi novio con una expresión que casi le asusto.

- ¿Cómo lo llevas, cornudo cabron? - le pregunto mirándole con cara de enfado desde detrás de sus oscuras gafas - Ahora voy a jugar un ratito con esa puta como a mí me gusta, no pierdas detalle, veras como disfruta. -4Con la misma actitud arisca con la que se le había acercado, volvió y colocándose un poco a mi derecha para que el pudiera ver lo que le hacia, con total descaro planto sus enormes manos sobre mis posaderas y me las separo hacia fuera para que mi coño quedara lo mas expuesto posible. Tras sóbarme las nalgas durante unos segundos, puso dos de sus dedos sobre mis labios vaginales y también me los separo, quedando por unos momentos observando la parte interior de estos mientras yo permanecía completamente inmóvil en espera de la actuación del negro. Pero rápidamente se canso de mirar mis intimidades y quiso pasar directamente a la acción. Sin un ápice de sensibilidad ni cuidado, puso tiesos los dedos índice y corazón de su mano izquierda y sin pensárselo dos veces me los metió en el coño hasta los nudillos. Esto hizo que soltara otro elocuente gemido y que hundiera mi cabeza en la parte delantera del potro, al tiempo que en un movimiento reflejo me llevaba mi mano izquierda a lo alto de mi culo y la derecha se aferraba con fuerza al lustroso cuero. Sin prestar la menor atención a mis gemidos, el negro comenzó a follarme el coño con los dos dedos a una velocidad de vértigo, donde todo su brazo se sacudía con violencia hasta que casi su puño llegaba a hundirse en los dilatados labios exteriores de mi entrepierna.

Así se mantuvo durante unos minutos en los que volvía a gritar y gemir de forma que parecía que estuviese teniendo un orgasmo permanente, y el negro apretaba los dientes y seguía metiéndome con fuerza los dedos de modo que todo mi cuerpo se movía ya sobre el potro. Pero al parecer, esto no era suficiente para el “torturador”, aunque mi novio se veía obligado a detener la paja que se hacia en solitario dentro de su celda a causa de lo cachondo que le había puesto la visión de ver mi follada de aquel singular modo sobre el curioso potro. Sin detener él mete saca que actuaba con los dos dedos de la mano izquierda en mi coño, coloco la derecha en el medio de mis cachas y con el pulgar de esta empezó a presionar sobre mi ano hasta que consiguió empezar a abrirse camino por su interior. En solo unos instantes, ya berreaba de nuevo a causa del placer que me daban los dedos dentro del coño, y el gusto que me producía aquel dedo pulgar que ya se hundía en mi culo hasta el nudillo.


Bueno mañana os termino de contar esta estupenda follada.

martes, 13 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 4ªParte

Ahora os voy a contar todo lo que hice son ese pedazo de polla negra y mi novio mirando.

El negro se acomodo en el sofá y yo a su derecha, dándole la espalda a mi novio pero en una posición en la que él podía observar casi todo lo que ocurría, y tras un escueto y ronco “Cuando quieras, zorrita” que el negro pronuncio intencionadamente para que él lo escuchara, le agarre la enorme polla y comencé a pajearlo con suavidad.

Agache la cabeza y abriendo mi boca sin ningún remilgo comencé a chupársela sin prisas. Mi novio miraba como yo chupaba y chupaba sin ningún pudor y vio q una mano del negro se puso en mi nunca para acompañar mis movimientos, y con la otra mano empezo a meterla por debajo de mi minifalda buscando mi vajina.

Mi novio volvía a estar con su verga en posición de guerra viendo como aquel larguirucho negro buscaba mi sexo bajo mis ropas. En ese momento, yo levanto la cabeza y le miro con una cara de lujuria que pocas veces había visto en mí. Acto seguido, me coloco frente al sofá donde seguía sentado el negro y sin dejar de mirarle a los ojos solté el enganche de mi corta falda y esta cayo por mis muslos hasta mis pies. Luego cojo mi tanga y empiezo a deslizarlo hasta mis pies mientras miraba fijamente a mi novio, el cual no se podía imaginar el striptis que le estaba propinando a mi amante. Me quedo un momento con las piernas abiertas ante mi amante por aquella tarde, cubierta únicamente con la blusa, mostrándole mi coño totalmente depilado en una actitud que la más profesional de las zorras no hubiera conseguido igualar.

Me quedo unos segundos observando la enorme polla del negro y a continuación me coloco en cuclillas entre las piernas de este. Luego, con una inconfundible expresión de deseo, agarro con las dos manos aquella descomunal verga y comienzo de nuevo a chuparla como si en ello me fuera la vida. Esta vez, desde su forzado encierro podía ver como mi boca tenia serios problemas en abarcar aquel glande, ya que nos encontrábamos justo de frente. Pero yo era una experta mamadora, como se lo había demostrado en incontables ocasiones, y poco a poco, encontré la forma de tragarme el brutal rabo del negro mientras que de vez en cuando levantaba la vista para comprobar que él seguía el desarrollo de la escena con atención. Pasados unos minutos, con la polla de Alex brillando a causa de la ensalibación que le daba, este comenzó a acompañar con movimientos de caderas a las largas chupadas que le propinaba, y mi novio ya se agarraba el nabo con fuerza viendo como me la hundía completamente en la boca mientras se la agarraba por la base con una mano mientras le masajeaba los huevos con la otra.

Poco después, la mamada era tan intensa que en ocasiones daba la impresión de que me sobrevenían un principio de arcadas, debido sin duda a que los movimientos de las caderas del negro hacían que su polla llegara hasta la garganta, aunque seguía chupando con las mismas ansias o más que al principio. Fue entonces cuando el negro me detuvo poniéndome una mano en la frente le dijo:

- Ha llegado el momento de que pruebes una polla de verdad, así que prepárate para meterte este pedazo de carne en el coño, putita - y tomándome de la barbilla me hizo ponerme en pie de nuevo.

Durante unos segundos volvimos a cruzar una mirada rápida y descubrí a mi novio meneándose suavemente la polla. Empezaba a dedicarle una sonrisa cómplice cuando el negro me tomo de la cintura y me coloco de espaldas a él, mientras él permanecía un momento contemplando mi apetecible culo. Entonces entreabrí de nuevo un poco las piernas y gire la cabeza para seguir observando su masturbación, y justo en el momento en que nuestras miradas se encontraban, el negro volvió a meter su mano de dedos largos entre mis piernas y comenzó a frotarme con suavidad los labios vaginales. Sin volver la cabeza, dejo escapar un leve gemido y no pudo evitar el cerrar un momento los ojos mientras su lengua recorría libinidosamente mis labios, a causa del placer que sentía al tomar contacto mi clítoris con los expertos dedos del negro que seguían moviéndose entre mis piernas. El negrazo que me ayudaba a ponerle los cuernos debió de considerar que mi coño estaba suficientemente mojado para clavarme su enorme herramienta, porque en seguida me tomo de la cintura y de una forma un tanto brusca me hizo sentarme sobre él haciendo que soltara un largo grito de placer que crecía en intensidad a medida que mi vajina se llenaba con la gruesa “coca cola de dos litros” del negro.

Luego, sin darme apenas tiempo de que mi cueva se amoldara a las medidas de la tranca que me penetraba, el negro me agarro por las caderas y comenzó a moverla hacia arriba y hacia abajo en lo que tras unos segundos acabo convirtiéndose en una salvaje follada. Mi novio nos contemplaba con la polla totalmente tiesa.

- Aaaahhh... Siii... Dios... Cabrooonnn... Mas despacio, hijo de puta... No me des tan fuerte... Que me estas destrozando el coño - le decía entre grito y grito, pero en un tono nada autoritario y que mas bien indicaba todo lo contrario - Joder... Quien tuviera una polla así todos los días en casa. Siii...

A todo esto, las manos del negro no permanecían ociosas. Mientras una de ellas seguía acompañando las caderas en las fuertes embestidas, la otra iba alternando entre mi coño y mis tetas, y en cada sitio se demoraba unos segundos palpando mis senos con rudeza, o bien frotándome frenéticamente el clítoris. Así continuamos durante varios minutos en los que mi novio no deje de pajearse su humilde verga en comparación con la que calzaba el negro. Hasta que en un momento dado, el tío detuvo sus fuertes movimientos he hizo que dejara de cabalgarlo para luego hacerme levantar del sofá tomándome por un brazo.

- Vamos, guarra, que ahora vas a saber lo que es echar un buen polvo - me decía el tipo mientras me conducía a la jaula que estaba acolchada de cuero por encima - Veras como al cabron de tu novio le empiezan a asomar los cuernos por entre los barrotes.

Con la misma rudeza con la que había actuado hasta el momento, me tumbo sobre el cuero que cubría el techo de la celda rectangular y agarrándome por las pantorrillas me separo mis piernas al máximo. Luego, sin pronunciar una sola palabra, se subió de rodillas a la jaula y agarrándose la enorme polla con una mano, coloco la punta de esta en la entrada de mi coño, y con un violento golpe de las caderas me la volvió a hundir profundamente en mi interior. Enfrascados en esa nueva posición, desde su jaula particular apenas podía verme, sin embargo, el alarido que emití al ser penetrada de forma tan brusca por el negro hizo a mi novio imaginarse mi cara de placer.

Bien hasta aquí os cuento hoy mañana os seguiré contando como me follaba el negro

lunes, 12 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 3ªParte

Bien os voy a decir donde lleve a mi novio ni os imagináis lo que va a pasar.

Salimos de casa y ya en el coche le indico que tomara la dirección del centro de la ciudad, hacia un conocido e inmenso parking de la zona portuaria. Aparcábamos en el citado garaje y le comienzo a guiar en dirección al casco antiguo cogida de su brazo. Después de unos diez minutos andando, llegamos a un viejo edificio de cemento gris situado en una estrechísima calle por la cual difícilmente hubiera podido pasar un coche. Yo pulso el que estaba mas abajo y al lado de la calle, y pasados unos segundos pudimos oír una voz grave y metálica que preguntaba:

- ¿Quién es? - en un tono que cualquiera hubiera pensado que le habíamos despertado de una siesta.

Yo me limito a contestar con un seco: “Soy Laura” que es como había quedado en decir cuando llamara, inmediatamente sonó el zumbido de la cerradura eléctrica para abrirse tras una leve presión en la puerta por parte de ella. Entramos en un portal estrecho yo caminaba segura por el oscuro portal y empujaba decidida una puerta entreabierta en la pared de la izquierda. Tras cerrarla a nuestras espaldas, nos encontramos en un pequeño recibidor sin ninguna luz, con una puerta cerrada a nuestra derecha y otra justo al frente de la que colgaba una enorme cortina de basta tela roja que nos impedía ver lo que había al otro lado.

Hasta ese momento aun no habíamos visto a nadie, no oímos ninguna voz que nos invitara a entrar o nos estuviese esperando dentro, ni siquiera cuando yo aparto la cortina con mi brazo y entramos en una curiosa habitación vimos ningún indicio de que hubiera allí alguna persona. Entramos en una especie de local cuyas paredes seguían mostrando un aspecto viejo, iluminado todo por varias lámparas antiguas y de distinto estilo que colgaban del techo separadas varios metros entre ellas. Pero lo más sorprendente y lo que primero llamo la atención de mi novio fue una enorme jaula, del tipo de las que se usaría para encerrar a un loro, pero de unos dos metros de alto y compuesta en su base por una plataforma metálica redonda de aproximadamente un metro de diámetro, cuya puerta abierta daba justo de frente al amplio salón. En el centro del mismo y dando la espalda a la curiosa jaula, se destacaba un viejo sillón de dos plazas tapizado en rojo, convenientemente situado frente a dos típicos muebles que solo se hubiesen podido encontrar en un local de ambiente sadomasoquista.

Descansaba también una especie de potro recubierto de cuero y con unos brillantes asideros en cada extremo, destinados sin duda a inmovilizar a alguien sobre él mediante cuerdas o cadenas. Yo rompo el silencio reinante dirigiéndome a mí novio con mi expresión más felina.

- ¿A que no te esperabas algo así, cariño? En la próxima hora te esperan muchas sorpresas y mucho morbo - le decía con su sensual voz tomándole del brazo y dirigiéndole hacia la jaula redonda que estaba tras el sofá - No te preocupes por nada, tu solo disfruta, que yo lo tengo todo previsto. Ahora, quítate toda la ropa y metete en esa jaula, que va a empezar el espectáculo.

Sin perder un segundo comenzó a desnudarse lo que me proponía era montarme un morboso numero con los objetos que había en la habitación y ponerme a mil sin poder hacer otra cosa que contemplarla desde la jaula. Cuando termino de quitarse toda la ropa, él mismo se metió en la citada jaula con la polla mirando al techo debido a la tremenda excitación que tenia, y agarrando la puerta de esta por dos de sus barrotes, se encerró para que comenzara con el juego que le había preparado. Tome un candado que había colgado de un pequeño gancho de la pared y lo pase por la argolla que aseguraba la puerta de la celda, cerciorándome así de que su encierro era completamente seguro y no tuviera forma de salir de la jaula. Acto seguido, me fuí hacia el sofá contorneando mis caderas provocativamente al tiempo que me llevaba dos de mis dedos a los labios y le lanzaba un prometedor beso al aire. Luego, arrodillándome sobre uno de los cojines del tresillo, con las piernas un poco entreabiertas y una pose de lo más felina con el culo un poco hacia fuera y apoyada en uno de los reposacodos, pronuncie una corta frase que casi hizo que se me volviera a desinflar el rabo:

- Alex, ya puedes salir - grite sin dejar de mirarle y pasándome la lengua por los labios - Esta todo tal como me pediste, con el cornudo en la jaula y la polla tiesa.

Mis palabras le desconcertaron por completo, pero cuando vio aparecer por la puerta que daba entrada a la habitación a un negro totalmente desnudo, portando únicamente unas oscuras gafas de sol que le tapaban los ojos, y se le quedaba observando detenidamente con cara de desprecio, entonces se sintió ridículo.

¡Joder! Ahora lo empezaba a entender todo. Aquello no era una polla. Aquello era una “botella de coca cola de dos litros”. Pensó mi novio. Paso por delante de él sin siquiera dirigirle la palabra con la larga y gruesa polla bamboleándose entre sus muslos mientras caminaba en dirección al sofá donde yo seguía arrodillada en actitud provocativa.

- Pues esta era mi fantasía, cariño - le dije desde el sofá mientras el negro se sentaba junto a mi - Yo me voy a follar una polla de primera división y tu vas a ver como lo hago, así que también es un poco una fantasía tuya. ¿Listo para el espectáculo, cielo?

Bien no podéis ni imaginaros como se quedo mi novio pero eso os lo contare mañana.