miércoles, 14 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 5ªParte

Bien aquí os sigo contando como me follaba el negro y os dire que me lo estaba pasando muy bien.

Por el contrario, su visión se limitaba a observar como el delgado culo del que me estaba follando se movía con extrema rapidez y me embestía con fuerza, de forma que sus colgantes huevos chocaban contra mi agujero anal y cada vez era mas fuerte el ruido que hacia su piel al toparse contra la mía. Yo aguantaba las acometidas con las piernas abiertas al máximo, casi tocando mis rodillas a mis tetas y con mis negros zapatos mirando al techo. Además, mis manos descansaban inertes por encima de mi cabeza apoyada sumisamente en el cuero de la plataforma superior de la celda.

El negro comenzó a magrearme nuevamente las tetas con una mano mientras cada vez me follaba con más ahínco, pero poco a poco se fue recostando sobre mi hasta quedar completamente tumbado entre mis piernas. Apoyándose en las rodillas y adoptando la típica postura del misionero, continuo con el frenético mete saca, y mi novio contemplaba claramente desde su forzado encierro como la gruesa polla del negro se habría paso con facilidad dentro mi coño, que ahora me acariciaba y arañaba mi espalda presa de una excitación desbocada, tan solo de tanto en tanto se le escuchaba con cierta claridad algún que otro:

- Si... si... ya... mas... - hasta que de pronto un largo he inconfundible gemido dio inequívocas muestras de que el negrazo de la polla gorda me había provocado un monumental orgasmo.

- ¿Ya té as corrido, puta? - me dijo el negro al notar que los jugos vaginales casi salían a chorretones de mi coño - Pues esto aun no se ha acabado. As pagado una hora, y ese cabron va a tener una hora de cuernos que no olvidara en la vida.

Rápidamente, el negro me acompaño hasta el potro y me ayudo a colocarme sobre el de la manera que deseaba. Con una pierna y un brazo a cada lado del soporte central, me situó dé forma que mi culo quedaba totalmente expuesto a la vista de mi novio. Después de recrear la vista durante unos segundos en mi provocativo trasero, el negro se dirigió a la celda donde se encontraba mi novio con una expresión que casi le asusto.

- ¿Cómo lo llevas, cornudo cabron? - le pregunto mirándole con cara de enfado desde detrás de sus oscuras gafas - Ahora voy a jugar un ratito con esa puta como a mí me gusta, no pierdas detalle, veras como disfruta. -4Con la misma actitud arisca con la que se le había acercado, volvió y colocándose un poco a mi derecha para que el pudiera ver lo que le hacia, con total descaro planto sus enormes manos sobre mis posaderas y me las separo hacia fuera para que mi coño quedara lo mas expuesto posible. Tras sóbarme las nalgas durante unos segundos, puso dos de sus dedos sobre mis labios vaginales y también me los separo, quedando por unos momentos observando la parte interior de estos mientras yo permanecía completamente inmóvil en espera de la actuación del negro. Pero rápidamente se canso de mirar mis intimidades y quiso pasar directamente a la acción. Sin un ápice de sensibilidad ni cuidado, puso tiesos los dedos índice y corazón de su mano izquierda y sin pensárselo dos veces me los metió en el coño hasta los nudillos. Esto hizo que soltara otro elocuente gemido y que hundiera mi cabeza en la parte delantera del potro, al tiempo que en un movimiento reflejo me llevaba mi mano izquierda a lo alto de mi culo y la derecha se aferraba con fuerza al lustroso cuero. Sin prestar la menor atención a mis gemidos, el negro comenzó a follarme el coño con los dos dedos a una velocidad de vértigo, donde todo su brazo se sacudía con violencia hasta que casi su puño llegaba a hundirse en los dilatados labios exteriores de mi entrepierna.

Así se mantuvo durante unos minutos en los que volvía a gritar y gemir de forma que parecía que estuviese teniendo un orgasmo permanente, y el negro apretaba los dientes y seguía metiéndome con fuerza los dedos de modo que todo mi cuerpo se movía ya sobre el potro. Pero al parecer, esto no era suficiente para el “torturador”, aunque mi novio se veía obligado a detener la paja que se hacia en solitario dentro de su celda a causa de lo cachondo que le había puesto la visión de ver mi follada de aquel singular modo sobre el curioso potro. Sin detener él mete saca que actuaba con los dos dedos de la mano izquierda en mi coño, coloco la derecha en el medio de mis cachas y con el pulgar de esta empezó a presionar sobre mi ano hasta que consiguió empezar a abrirse camino por su interior. En solo unos instantes, ya berreaba de nuevo a causa del placer que me daban los dedos dentro del coño, y el gusto que me producía aquel dedo pulgar que ya se hundía en mi culo hasta el nudillo.


Bueno mañana os termino de contar esta estupenda follada.

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