martes, 20 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 4ª Parte

Bien aquí sigue la historia de los moteros.

Cuando quedo tapada únicamente con las bragas blancas que llevaba, el viejo se aparto un poco y le dijo algo a la rubia, que instantáneamente me hizo otra foto. Acto seguido, hizo la misma operación con mis bragas, y quedo prácticamente desnuda ante él, instante en que la chica tiró otro par de fotografía.

Mientras el viejo comentaba algo en alemán a sus compañeros, hizo que yo abriera las piernas en la medida en que los pantalones en los tobillos me lo permitían, y empezó a acariciarme el coño con sus manos enguantadas. Excepto el dedo pulgar, los otros cuatro y hasta la palma del guante se deslizaban frenéticamente por entre mis piernas. Yo seguía con la cabeza baja, no sé si contemplando las manos recubiertas de cuero negro del rubio que me sobaban las tetas sin parar, o las igualmente enguantadas del viejo que me manipulaba frenéticamente el coño.

Lo cierto es que mi respiración era ahora mucho mas pronunciada, no me atrevo a asegurar que estuviera disfrutando de la doble masturbación que me propinaban los alemanes, pero esa forma de respirar, de un momento a otro podía convertirse en jadeos.

El del pelo largo seguía con su juego, y pronto decidió que era hora de llegar un poco más lejos con sus dedos. Tentó durante un instante la entrada de la vajina, y sin previo aviso me introdujo el dedo corazón hasta que los nudillos chocaron con el vello puvico.

Ahí si que dejo escapar un entrecortado gemido, debido al tacto que el cuero producía dentro de mi coño, así como el considerable grosor del guante, similar al que podía tener una polla de tamaño medio.

Pero el viejo no tuvo ninguna consideración ante tal quejido. Empezó un violento mete saca con su mano enguantada, introduciéndome el dedo con tal ímpetu, que cuando este llegaba al fondo del coño, yo pegaba un pequeño salto hacia arriba, poniéndome incluso de puntillas para amortiguar la fuerte envestida.

A cada golpe, dejaba escapar de mi boca un pequeño grito, y la rubia seguía haciéndome fotos desde distintos ángulos. Pasados unos minutos, el rubio que estaba detrás de mi, también dirigió su mano a entre mis piernas, y con una sarcástica risa, empezaba a juguetear con otro de sus dedos en mi culo.

El caso es que al poco tiempo, los dos alemanes estaban fallándome con sus manos enguantadas en cuero. El viejo se divertía metiéndome los dedos índice y corazón al mismo tiempo en el coño, mientras que con su mano libre me agarraba los pelos del pubis para evitar que me echara hacia atrás, Lo cual tampoco seria posible, ya que el rubio seguía a mi espalda, rodeándome con un brazo que acababa magreando una de mis tetas, y la otra mano empleada en meterme el índice por el culo, con guante incluido.

Ahora ya no miraba hacia abajo, levantaba la cabeza y miraba al cielo, me mordía el labio inferior, en resumen, todo indicaba que estaba disfrutando de la violación.-4-
Pero los alemanes aun tenían más ideas para poner en práctica. Además, la rubia se había calentado tanto haciendo las fotos que se había desabrochado los pantalones y se había puesto a masturbarse delante de sus compañeros.

Al parecer, el viejo se canso de meterme los dedos en el coño, así que se detuvo y se puso en pie. Entonces también se desabrocho los pantalones y se los bajo junto con los calzoncillos hasta las rodillas, le dijo algo al rubio que estaba detrás de mi, y entre los dos me forzaron a ponerme de rodillas entre ellos.

Manteniéndome aun encadenada a las dos motos, mis brazos quedaban ahora un poco por encima de mis hombros, prácticamente a la altura de mi cabeza. Sin ningún tipo de miramientos, el viejo me agarró del pelo y empezó a restregarme la polla por toda la cara, mientras el otro rubio se arrodillaba también detrás de mi y se disponía a liberarse de su ropa de cintura para abajo.

El alemán rubio comenzó a restregar una enorme polla por mi culo, pasando una de las manos por delante de mi cuerpo y colocándola entre mis piernas, comenzando así una nueva masturbación en mi coño con el guante que momentos antes se había metido en mi culo.-4-
El otro se dedicaba a aporrearme la cara con su verga, con una mano me mantenía sujeta por el cabello, y con la otra se agarraba el miembro para hacerlo golpear contra las mejillas, los ojos o la nariz.

La mano del rubio ya hurgaba mi coño con frenesí, y al menos manipulaba mi interior con dos dedos recubiertos de cuero. Parecía que tuvieran la jugada ensayada, porque con un golpe de cadera, el rubio taladro con fuerza mi culo con su polla.

Esto me produjo un intenso dolor, proferí un intenso grito. Pero el viejo aprovecho ese preciso instante para hundirme toda su polla hasta el fondo de mi garganta, una polla descomunal e inusual.

Bueno mañana os termino de contar como termino, espero que os guste.

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