sábado, 24 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 3ª Parte

Como os prometi aqui os sigo la historia.

Comenzamos entonces Marcos y yo a desabrochar los botones de la bata, y cuando los tuvimos todos sueltos descubrimos que debajo únicamente llevaba la ropa interior. Tras apartar la bata hacia los lados, la chica quedó entre nosotros contemplando su propio cuerpo, riéndose aun más ante la situación de verse entre los dos recostada en el sofá, y mostrándonos el bonito conjunto de bragas y sujetador rojo que llevaba.

Entonces Marcos y yo cambiamos los frentes de ataque, el empezó a magrearle las tetas directamente por debajo del sujetador, y entre sus dedos aparecieron unos erectos pezones sonrosados que daban muestra de la calentura que estaba adquiriendo nuestra invitada.

Mientras ella seguía riéndose al ver las manos de Marcos jugando en sus tetas, yo le frotaba el coño por encima de las bragas cada vez mas rápido y con más fuerza, y empezaba a notar la humedad de sus jugos, e incluso mis dedos notaban como se iba abriendo el camino hacia el interior de su vagina.

La chica se dejaba magrear sumisamente, se mantenía pasiva, con las manos inertes a los lados de su cuerpo, sin dejar de reírse y la mirada perdida en el techo, mientras Marcos había sustituido una de sus manos por su boca, y mientras con la mano izquierda le sobaba una teta, con la otra le sujetaba el pecho derecho y succionaba y lamía con su lengua el otro pezón.

Mientras tanto, yo me había abierto camino desde la parte alta de sus bragas, y mis dedos habían llegado hasta el centro mismo de su sexo bajo ellas. Empecé a introducir lentamente mi dedo en su coño, y ella dejó por un momento las risas y se mordió el labio inferior al tiempo que emitía un determinante gemido.

Aunque ella seguía en su estado de pasividad, se notaba que la sesión de masturbación a que la estábamos sometiendo hacia sus lógicos efectos. Seguía sin mover sus manos de al lado de sus caderas, pero ahora sus puños se cerraban agarrando con fuerza la tela del sofá, al tiempo que repetidamente su lengua asomaba para recorrer y humedecer sus labios.

Pero llego el momento en que Marcos decidió que ya estaba bien de tanta pasividad. Rápidamente se quito el pantalón corto y los calzoncillos que llevaba puestos y dejo libre su pene, que estaba totalmente erecto por la calentura que ofrecía la situación.

Acto seguido, le cogió una mano a la chica, y mientras volvía a dirigir su ávida boca hacia sus tetas, hizo que ella le cogiera firmemente la polla y empezara a pajearlo. Ella no puso traba alguna, y comenzó con su mano un movimiento acompasado hacia arriba y hacia abajo que únicamente detenía para pasar de vez en cuando la mano por sus huevos, y tras un par de caricias, regresaba rápidamente a la sabia masturbación de la polla.

Mientras tanto yo también me despojé de mi ropa, y acto seguido, me decidí a quitarle enteramente las bragas a la chica, que ahora se reía y gemía de una manera más acorde al gusto que le estábamos proporcionando, aunque, a parte de la mano que estaba pajeando a Marcos, seguía quieta y mirando hacia el techo con la boca abierta, si bien es cierto que su respiración y sus gemidos eran mucho mas acelerados.

Una vez que la tuve sin bragas, le separé las piernas para dedicarme a jugar otro poco con su coño. La estampa era singular, puesto que ya la teníamos prácticamente acostada en el sofá, con su bata azul totalmente abierta a los lados de su cuerpo, el sujetador desabrochado y casi a la altura del cuello, Marcos a un lado parcialmente sobre ella haciéndole una espectacular comida de tetas mientras ella no dejaba de pajearle la polla con una mano mientras que con la otra seguía agarrando fuertemente la tela del sofá.

Y yo, yo entre sus piernas abiertas, mirando su cara que ahora estaba con los ojos cerrados y gimiendo de placer, metiendole dos dedos en el coño mientras con mi pulgar frotaba repetidamente su clítoris. En esos momentos me dio la impresión de que había recuperado un poco sus facultades y había disminuido algo su estado de embriaguez, puesto que de repente, abrió los ojos y contempló la curiosa escena, aunque sin dejar de masajear la polla de Marcos y continuando los leves movimientos de caderas que ocasionaban que mis dedos le llegaran hasta el fondo del coño y dijo:

- ¿Será posible? ¡Me estáis follando! ¡¡¡Me estáis follando entre los dos!!!

Pero no se detuvo, siguió masturbando la polla de Marcos y continuó impulsando su pelvis hacia mi mano para que mis dedos penetraran mas en su vagina, mientras volvía a cerrar los ojos y se entregaba al placer al que le estábamos sometiendo.

Entonces Marcos, cansado ya de chuparle las tetas, se separó un poco de ella y curvo su espalda hasta ponerle la polla casi tocándole en la cara diciendo:

- ¿No nos irás a decir que no lo estas pasando bien, verdad zorrita?

Acto seguido se arrodillo frente a ella en el sofá, con una pierna a cada lado del cuerpo de la chica y su polla a escasos centímetros de su boca y continuo diciéndole:

- Ya que parece que te va la marcha, te vamos a echar el mejor polvo de tu vida, y tu vas a seguir portándote bien como hasta ahora, ¿de acuerdo, putita?

Entonces, y mientras yo seguía follandole el coño con mis dedos más fuertemente que nunca, Marcos le cogió las dos manos a la chica y se las sujetó por encima de la cabeza con una única mano suya, con la otra le agarro el pelo firmemente, y le metió la polla en la boca hasta el fondo.

Se quedo quieto un instante y le dijo:

- Ahora me vas a hacer una buena mamada, y si me gusta, luego te follare bien follada.

Empezó a metérsela en la boca hasta que sus huevos chocaban con la barbilla de la chica, sujetándole fuertemente las manos y la cabeza para no dejarle mas margen de movimiento, aunque no parecía necesitarlo, ya que ella le succionaba la polla a Marcos lujuriosamente, y en ningún momento daba la impresión de que lo estuviera haciendo de forma involuntaria.

Bueno mañana mas asi no os cansais.

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