lunes, 19 de noviembre de 2007

Forzados por los Moteros 3ª Parte

Aquí continúo la historia de los moteros.

Acto seguido, llevo una de sus manos enguantadas hasta su entrepierna y comenzó a magrearle descaradamente el pene y los genitales, amarrándole la nuca con la otra mano y mirándole sonriente con su cara muy cerca de la suya. Notaba el guante de cuero recorrer sus huevos y su polla, así como las frías tachuelas que se deslizaban a lo largo de su sensible piel.

Así estuvo por espacio de aproximadamente un minuto, después se detuvo y recogió del suelo la botella, bebió un largo trago he hizo que el tomara otra buena porción de licor. Entonces descendió verticalmente hasta que su cara quedo a la altura de su pelvis, y de pronto, coloco la botella hacia abajo vertiendo su contenido por toda la extensión de su polla y sus huevos.

Volvió a dejar la botella en el suelo y rápidamente se amorro entre sus piernas, haciéndole separar las mismas con sus manos, y comenzó a lamer ávidamente toda la zona impregnada de ginebra, metiéndose los huevos en la boca y succionándolos con ansia unas veces, o hundiéndose completamente su polla en su boca hasta no dejar rastro del licor que hasta hace unos segundos la recorría.

Lo cierto es que aun sabiendo que aquella tía le estaba de algún modo violando, y de que previsiblemente iban a hacer lo mismo conmigo, le estaba empezando a poner cachondo, y su polla empezaba a adquirir un aspecto morcillon estimulada por la lengua de la alemana y los sobes que le estaba dando en los huevos con los guantes de cuero.

De pronto levanto la cabeza y vio que el cuadro que tenia enfrente también había cambiado. Entre los dos alemanes me habían colocado dos cadenas en sendas muñecas, pero en vez de atarme las manos a la espalda como habían hecho con él, se disponían a sujetármelas con los brazos estirados a ambos lados del cuerpo a los manillares de las dos motocicletas.

Quede entonces entre las dos maquinas, con los brazos abiertos y estirados a una altura ago superior a la cintura, y firmemente sujetos con varias vueltas de cadena a los dos manillares, con el alemán rubio situado detrás de mi y él mas mayor justo de frente.

En ese instante, la rubia deja de jugar con sus huevos y les dijo algo a sus compañeros en alemán, se levanto y le quito la cámara de fotos que llevaba colgada al cuello. La estudio unos segundos y no tardo en adivinar su funcionamiento. Entonces la puso en marcha y tras retroceder un par de pasos, le hizo dos fotografías encadenado al árbol y con los pantalones en los tobillos.

Le dejo allí, con la polla medio tiesa, y se acerco a donde estaban sus amigos con la cámara en la mano. Cuando estaba a unos metros de mi hablo con el alemán más viejo, en lo que parecía le instaba a que comenzara con su juego, indicándole que mientras ella les haría algunas fotos.

El tío de la barba y el pelo blanco le hizo entonces un lascivo movimiento de lengua y directamente dirigió sus manos enguantadas a mis tetas, comenzando a sóbramelas describiendo círculos y palpándomelas con los dedos de las dos manos mientras la rubia empezaba a hacer fotografías.

De pronto, el viejo comenzó a desabrochar los botones de mi blusa, tiro de ella cuando hubo llegado al ultimo, he hizo salir toda la prenda de debajo de los téjanos. Entonces comento algo con el rubio que se mantenía detrás de mi bebiendo ginebra a cada instante, este le contesto en su idioma, volvió a sacar el gigantesco machete, y pasándolo por encima de mi brazo, coloco el filo entre la parte mas estrecha de mi sujetador y la piel, y con un ligero movimiento de la muñeca, corto fácilmente la tela que separaba las dos copas de la prenda.

Las tetas quedaron al aire, apuntando directamente a la cara del alemán de la coleta, que rápidamente volvió a apropiarse de ellas con las dos manos. Ahora me las magreaba con mas bravura, apretándomelas con los guantes de cuero y robándolas en toda su extensión, presionando de vez en cuando los pezones con sus pulgares.

El rubio que estaba detrás de mi, miraba sin perder detalle por encima del hombro, lo cual no le resultaba nada difícil debido a su gran envergadura. Entonces la rubia comento algo ininteligible para nosotros y el rubio vertió un gran chorro de ginebra por encima de mis tetas. Entonces el viejo se amarró a ellas y comenzó a chapármelas vorazmente, recogiendo con su lengua todo el liquido que descendía por ellas.

Mientras tanto, la rubia seguía animándole a unos metros de distancia, disparando la cámara de fotos de vez en cuando, y en ocasiones volvía la cabeza y le miraba diciéndole algo que él nunca entendía, pero que seguro que se refería a la escena que se desarrollaba ante él.

El rubio, que al principio parecía más pasivo, se había ido animando paulatinamente, y con su pecho pegado a mi espalda, se iba haciendo cargo con sus manos también enguantadas, del pecho que alternativamente iba dejando libre la boca de su compañero.

Yo permanecía callada, con la cabeza baja, mirando como aquel grandioso tío con aspecto de camionero, me comía afanosamente las tetas aderezadas cada cierto tiempo con ginebra.-4-
Estuvo al menos diez minutos disfrutando de mis tetas, y cuando considero que ya se las había comido y recomido suficientemente, sin un segundo de descanso, se arrodillo delante de mi y me desabrocho el botón de los téjanos, me bajo la cremallera, he hizo descender los pantalones hasta el suelo.

Mañana os seguiré contando lo que me hicieron.

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