domingo, 25 de noviembre de 2007

Tres Canutos y una Escoba 3ª Parte

Bien hoy os contare como sigue la historia con la limpiadora no os la perdáis.

Yo, por mi parte, estaba a punto de reventar, así que saque mis dedos de su coño y acomodé mi cabeza entre sus piernas dispuesto a llegar con mi lengua hasta donde poco antes habían llegado mis dedos.

Al instante me convencí de que aquello le producía mucho más placer, puesto que empezó a mover sus caderas con mucho mas ímpetu, para frotarse lo máximo posible contra mi lengua y mi boca, mientras yo, en la posición en que me encontraba, podía ver a Marcos hundiéndole la polla hasta el fondo de su boca y escuchaba los gemidos de gozo que ella producía.

Así estuvimos unos minutos, hasta que Marcos dijo que el también quería conocer ese apetitoso coñito. Yo salí de entre sus piernas y me senté en el sofá, mientras Marcos liberaba la boca de la chica de su polla y también se separaba de ella.

Marcos la cogió de las manos y la ayudo a ponerse de pie. Suavemente la despojo de la bata y del sujetador que aun permanecía desabrochado colgando de sus hombros. Así quedó enteramente desnuda ante nosotros, con su bonito culo justo delante de mí, y no pude resistir el impulso de alargar mi mano y acariciárselo hasta que mis manos volvían a introducirse por entre sus piernas, ahora desde atrás, que rozaban levemente su humedecido coño.

Su rostro conservaba aun las marcas de los efectos del alcohol y los porros, y nos miraba a los dos alternativamente sonriendo y con los ojos medio cerrados, delatando su semi ebriedad.
Empezó a acariciar el pelo de Marcos y acerco su boca a la de él para propinarle un lujurioso morreo, mientras yo continuaba estimulándole el clítoris desde la parte de atrás de su culo.

Sin dejar de besarse, la chica alcanzo de nuevo la polla de Marcos y se dedico a masajearla como había hecho poco antes, mientras que éste, que ahora también le agarraba la cabeza para que su beso fuera mas profundo, deslizó su otra mano hasta la entrepierna de ella en busca de un coño que el aún no había probado.

Allí se encontraron su mano y la mía y los dos comenzamos a introducir dedos en el caliente y húmedo coño de nuestra invitada, que correspondía a facilitarnos la tarea abriendo mas sus piernas tal y como estaba de pie.

Verdaderamente, ella lo estaba pasando en grande. Ya no gemía, sino que jadeaba, ni tan siquiera le había sido posible continuar con el beso que le estaba propinando a Marcos, entrelazando lujuriosamente sus lenguas. Ahora volvía a mirar al techo, con la boca abierta y los ojos cerrados, su mano izquierda en la polla de Marcos y la derecha enroscada en su cuello, moviendo sus caderas adelante y atrás para favorecer la masturbación de que era objeto.

En esos momentos yo estaba que me salía de mis casillas, así que me levante del sofá y me coloque de rodillas detrás de la chica, hundiendo mi nariz entre sus nalgas que separaba con mis manos y estimulando su culo con mi lengua. Ella daba muestras de estar cada vez mas cerca del orgasmo, aun cuando la cantidad de alcohol que llevaba dentro era considerable. Estaba claro que mis lametazos en su culo y los dedos de Marcos en su coño la estaban volviendo loca.

Pero Marcos no se conformaba con eso. Poco a poco fue descendiendo por su cuerpo, dando lametazos y chupetones aquí y allá, hasta situarse también entre sus piernas. Queríamos comérselo todo, uno por delante y otro por detrás, a lo que ella contribuía agarrandonos del pelo con una mano a cada uno, y flexionando un poco sus abiertas piernas para que nuestras lenguas llegaran a sus rincones mas sensibles.

- Siiiiii......no paréis.....me voy a correr.....me voy a correr.....- Repetía la chica entre gemidos.

Nuestra calentura también era cada vez mayor, y pronto nuestras lenguas fueron acompañadas por nuestros dedos, que en el animo de ofrecerle el mejor orgasmo posible, se movían rápidos por sus dos agujeros.

Marcos le introducía frenéticamente dos de sus dedos hasta los nudillos mientras con su otra mano le separaba los labios vaginales para que su lengua tuviera un mejor acceso a su clítoris, que era golosamente succionado por su boca. Yo lamía y chupaba lo que podía, al tiempo que mi dedo corazón se había ido abriendo paso en su culo, dilatándolo de tal modo que ahora se deslizaba con suma facilidad hasta el fondo.

Ella cada vez nos sujetaba del pelo con mas fuerza, hundiendo nuestras cabezas entre sus piernas y moviendo sus caderas al ritmo de nuestros dedos y nuestras bocas, gritando y gimiendo de placer ahora, y pidiendo que por nada del mundo detuviéramos la doble comida que la estaba llevando al placer extremo.

Hasta aquí la historia por hoy mañana os cuento como termina.

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