domingo, 11 de noviembre de 2007

Apuesta a Ciegas 2ªParte

Como os prometí aquí esta como le fui infiel a mi novio.

Tras la sesión de sexo oral que acabábamos de tener, nos pusimos a comentar lo agradable que seria hacer un intercambio con nuestros amigos, como se lo tomarían ellos y como nos lo tomaríamos nosotros, si llegado el momento, a mí novio le excitaría ver a Mario follándome o si por el contrario le resultaría doloroso verme con otro tío. Del mismo modo, hablamos de cómo soportaría yo el ver a Ana Maria haciéndole una mamada en toda regla, o si seria capaz de sostenerle la mirada mientras enculaba salvajemente a nuestra amiga.

El caso es que, medio en broma medio en serio, mientras continuábamos sobre la cama metiéndonos mano, uno de los dos, o quizás conjuntamente, decidimos hacer una especie de sorteo de fantasías que los dos nos comprometíamos a llevar a la realidad, o al menos intentarlo, no se nos ocurrió otra cosa que escribir cada uno de nosotros nuestras tres fantasías mas deseadas sin revelar su contenido a nuestra pareja. Cada notita debía de contener una única palabra en relación con la fantasía deseada, y el “ganador” del juego no desvelaría ni una sola pista hasta que llegara el momento de materializar el deseo premiado. Como os podéis imaginar, en el primer papelito mi novio escribió la palabra “intercambio”. En segundo lugar, eligió la palabra “lesbiana”, como ultimo deseo escribió la palabra “cine”.

Con los seis papelitos ya escritos y doblados de forma que cada uno pareciera una pequeña canica, tuve la genial idea de juntarlos todos en uno de los cazos de mi sostén, y después de remenearlos durante unos segundos, le tapo los ojos con una mano y le acerco el sujetador a la boca para que con sus labios sacara la nota con la fantasía premiada. Acto seguido, y demorando morbosamente el instante de desvelar cual de nuestros sueños seria cumplido, deposito las cinco bolitas de papel restantes en el cenicero, y con absoluta parsimonia les planto fuego con el encendedor hasta que de ellas no quedo mas que ceniza. Por fin, desnudos como estábamos sobre la cama, cogí el papelito que él aun conservaba entre los labios y con una maliciosa sonrisa en la boca lo fui desenvolviendo con lentitud.

- Coca cola de dos litros - le dijo pasándome la lengua sensualmente por los labios y enseñándole el arrugado papel para que el también pudiera leerlo - Parece que la fantasía ganadora es mía.

Se quedo totalmente anonadado. ¿Coca cola de dos litros? ¿Qué coño quería decir eso? Sin lugar a dudas, había sido mucho más imaginativa que él al elegir las palabras a escribir, y no tenia ni la menor idea de a que podía referirme con aquello.

- ¿Coca cola de dos litros? - pregunto con la mayor cara de asombro que era capaz de poner.

Esto lo vas a tener que explicar. ¡Joder! habíamos quedado en escribir palabras que dieran una mínima pista sobre la fantasía.

Pero me limite a sonreír con malicia y a encogerme de hombros. Luego, tras una expresión que indicaba claramente que estaba pensando, volvió a poner cara de coqueta para contestarle:

- Déjalo todo en mis manos y no te preocupes de nada - le dije con una suave caricia de mis dedos sobre una de sus mejillas - Creo que podremos realizar la fantasía en tres o cuatro días. Mientras tanto, tendrás que vivir con la duda.

Los supuestos tres o cuatro días pasaron sin que aconteciera nada nuevo, excepto que él no hacia más que devanarse los sesos intentando relacionar las ya famosas cuatro palabras. Cuando me pedía explicaciones debido a que el tiempo de espera previsto ya había pasado y no solo no habíamos realizado fantasía alguna, sino que además ya llevábamos tres días sin echar un polvo, yo únicamente le comento:

Es cierto que he tenido ciertos problemas digamos... de comunicación, pero ya esta casi todo listo para darte una sorpresita el próximo sábado. Y en cuanto a tu segunda queja, que sepas que para que la fantasía sea lo más morbosa posible, es mejor que para el fin de semana estés cuanto más salido mejor, así que nada de sexo hasta el sábado.

Con todavía mas dudas que antes y unas ganas de follar inaguantables, se resigno a seguir dejando pasar los días en espera del fin de semana, los cuales parecían interminables, y a medida que se acercaba la fecha se iba subiendo mas la calentura.

Pero al fin llego el esperado sábado, y ya a media mañana le comento que tendríamos que salir de casa poco después de las cinco de la tarde, ya que íbamos a visitar un curioso lugar que le prometí. Su primera sorpresa llego cuando, me vio salir vestida con una provocativa minifalda a cuadros azules y una blusa blanca bastante ajustada, que unido a que no llevaba sujetador, dejaba apreciar mis bien torneados pechos y marcaba claramente mis pezones detrás de la tela. Para completar mi atuendo, calzaba unos zapatos negros de medio tacón y unas medias blancas que solo llegaban a cubrirme las piernas hasta un poco por debajo de la rodilla. El conjunto, me daba un cierto aire de “colegiala traviesa”.

Bien hasta aquí por hoy mañana os diré donde le lleve.

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