lunes, 17 de diciembre de 2007

Yo la Inicie 2ª Parte

Aquí os cuento como termino nuestro juego espero que os guste y lo practiquéis.

Vertí el jugo en sus tetas y me apresure a mamarlas y chuparle los pezones grandes y duros, una delicia, mordiéndolos a mi gusto. Oh, eran una delicia, mi hembra se contorsionaba de placer y repetía…

- Que rico, que rico Lessie, cómeme, cómeme más - decía, luego tome uno de las mitades del durazno (es un fruto parecido al melocotón) y empecé a frotarlo muy suavemente en sus tetas y pezones.

- Ohhh amor, que rico, sigue, no te detengas dulzura, nunca me han hecho esto, aayyyyy,

- luego tome otra mitad y con cada una de ellas le sobaba cada una de las tetas, mi hembra se retorcía y con las piernas juntas se las frotaba pajeándose mientras que con sus manos me agarraba las tetas.

- Espera, espera - le dije.

- Yo te voy a hacer gozar, cierra los ojos y concéntrate en lo que sientes, nada más - le dije, ella ya no me escuchaba parecía que estaba poseída por que sus convulsiones aumentaron y se tiro sobre mi comiéndome los pezones, me mordía y me metió dos dedos con fuerza (eso me gusta) en mi concha que me hizo saltar y con la otra mano se pajeaba también con fuerza hasta correrse a chorros.

Se tendió nuevamente con los ojos cerrados, le abrí las piernas y empecé a llenarle su agujero del jugo de duraznos, le levante las piernas y me lance sobre esa cueva caliente que palpitaba todavía de placer y la mezcla de ambos jugos los tomaba, era un sabor agradable, rico, con un olor de maravilla, ella gemía y gritaba de gusto.

- Cómeme, cómeme, así - repetía.

Luego con una mitad del durazno le frote el ombligo para luego continuar bajando hasta su cueva refrescando los labios y clítoris que en ese momento quemaban, continuo retorciéndose y prefería palabras que no encendía pero que denotaban el placer en su máxima expresión, después de unos minutos de frotarle el durazno, le abrí más las piernas y le dije:

- Ahora si cómetelo todo. Y se lo empujaba muy despacio viendo que el durazno iba desapareciendo en su cavidad y ella bufaba de placer.

- No, no, que me haces, que delicia amor.

Tomé otra mitad y también se la introduje suavemente hasta que desapareció luego le metí dos dedos a su vagina y a destrozarla por dentro conjuntamente con los duraznos, ella saltaba, movía su cabeza a todos lados, chillaba y se movía toda por lo que tuve que sujetarla muy fuerte, al calmarse algo, aproveché para comerle la vajina y meterle la lengua comiéndome además los pedazos de durazno caliente que salían por los chorros de los jugos de mi hembra, que rico, se vino una y otra y otra vez, me cogió la cabeza y no dejó que le quite la boca hasta que terminó en un orgasmo bárbaro cayendo extenuada.

- Gracias dulzura, nunca he gozado tanto - me decía y nos besamos de despedida.

Nos hemos hecho amantes y prometido vernos seguido.

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