lunes, 3 de diciembre de 2007

Mil Caricias 3ªParte

Aquí el final de esta buena corrida.

Me haces tumbarme y pasas tu mano por mi pene erecto, recorriéndolo desde su base hasta la punta. Lo apoyas sobre mi vientre y te introduces un testículo en tu boca llena de saliva. Le das un chupetón y coges el otro para hacer lo mismo. Chupas la base y sus zonas próximas. Empiezas a pellizcarme mis pezones y sigues por mis huevos. Empiezas a meneármela, lentamente, más rápido... ahora mucho más rápido, cada vez a mayor velocidad. La corrida va a ser de las que hacen época, siento en todo mi cuerpo que el volcán en erupción en que se ha convertido mi polla va a explotar.

- ¿Porqué paras? todo lo que podía haber sido se ha quedado en nada.

Vuelves a empezar. Nos levantamos. Te abro de piernas y acaricio tus muslos. Arrodillado ante monumento tan grandioso, no puedo hacer otra cosa que comértelo.

Mi lujuria recorre todo mi ser mientras tú empiezas a estremecerte y no dejas de pedirme que siga y no lo deje. Estás gozando, lo noto. Me coloco arrodillado debajo de tu coño, mientras tú me tienes en tu poder pasando tus dedos por todo mi cuerpo y tocándome la polla. Mi lengua mojada recorre todos los alrededores de tu agujero tan bien depilado. Mi dedo ya ha apartado los labios y los ha dejado para introducirse en tu coño y mi lengua se dirige directamente a tu clítoris. Me muevo al compás que me marcas, te lo chupo, te lo acaricio, te lo succiono, te lo lamo, todo lo rápido que puedo.

De arriba a abajo, de derecha a izquierda, en círculos. Mientras, hago lo mismo con el dedo índice en la parte superior de tu vajina. Sigo tal y cómo tú deseas, y continúo hasta que te corres. Ahora tú agarras mi pene erecto. Lo agarras por la base y con la punta de tu nariz comienzas a subir por mi polla rozándole muy suavemente desde los huevos hasta el glande. Echas su piel hacia atrás y le das un besito en la punta. Allí estoy, tumbado, completamente a tu merced y esperando que actúes.

Te contoneas acaricias mis caderas y pellizcas mis pezones entre tus dedos al tiempo que mojas tus labios. Me gusta el espectáculo y empiezo a masturbarme. Al fin te agachas y cambias mi mano por la tuya haciéndome un lento masaje en la piel de mi pene. Me abres las piernas y con tus tetas empiezas a rozar mis pies, mis muslos, rozas suavemente mi polla y subes con tus pezones dibujando mi cuerpo hasta ponerme tus tetas en la cara.

Después sacas tu lengua y, empezando por la frente, vas de vuelta hacia abajo lamiendo mi cara, mis labios, mi cuello, mi pecho, mi ombligo, el interior de mis muslos hasta llegar a mis tobillos, de regreso a mis huevos que lames suavemente y recorres mi polla con tu lengua hasta llegar al frenillo donde tu lengua da unos golpecitos y tus labios besan mi capullo. Ahora rodeas la punta de mi polla con tus labios y apretándolos vas bajando lentamente hasta tenerla casi entera dentro de tu boca. Subes y bajas tus labios observando mi cara de vez en cuando, que es todo un poema; con los ojos cerrados, me retuerzo, gimo y hago muecas de todo tipo.

De vez en cuando sacas mi polla de tu boca y la pasas entre tus pechos, volviendo después a la operación de chuparla lentamente, con ganas, con ternura. Estoy muy excitado mi cuerpo se tambalea. Observas que estoy punto de correrme, paras por completo todas tus operaciones, te separas de mí, te estás ganando una ostia, y te pones en pie de nuevo.

Sonríes y vuelves de nuevo a la carga. Empiezas a darle largas mamadas a mi polla, metiéndotela completamente en la boca, sacándola luego hasta la altura del capullo y volviéndotela a tragar entera de nuevo después. Usas tu boca como si fuera tu coño, moviéndola arriba y abajo en un continuo, rápido y placentero vaivén.

Yo gimo y resoplo, me voy a correr. Retiras un poco tu boca y la pones cerca de mi polla, lista para recibir todo el esperma que salga. Mi leche te alcanza de lleno. El primero en la boca, en la frente, en la mejilla, y en tu precioso pelo rubio. Saboreas mi semen, te lo bebes limpiando mi polla de todo rastro de eyaculación.

Te colocas de pie con las piernas abiertas sobre mi, a los dos lados de mi cintura y comienzas a hacerme un baile sensual agachándote hasta casi rozar mi nuevamente erecta la polla, pero sin tocarla, yo sin embargo estoy deseando follarte.

Sudo y tiemblo, estoy tremendamente excitado. Te colocas en cuclillas sobre mí, me agarras por la base del pene y con su punta haces dibujos entre tus muslos. Cierro los ojos y te suplico. Me haces rabiar un poco más y vuelves a levantarte. Te das la vuelta y, con las piernas abiertas como antes, bajas ofreciéndome tu espalda y con tu culo rozas mi polla. Con tus uñas arañas suavemente mis muslos. Te colocas de nuevo sobre mí y lentamente acercas la punta de mi pene a tu rajita pasando por tu vello puvico, por tus ingles... Sigo desesperado mi cuerpo se arquea. Mi cara y mis palabras te suplican. Pones mi tenso miembro a la entrada de tu coñito y lentamente, arrodillándote con suavidad, te lo metes por completo. Los dos gemimos. Pones tus manos sobre mis hombros y, flexionando las caderas con suavidad, comienzas a meter y a sacar mi polla dentro de ti. Yo solo alcanzo a abrir los ojos de vez en cuando para ver cómo mi pene se cuela en tu húmedo coño. Tus tetas se mueven al compás de este magnífico polvo.

El ritmo se va acelerando poco a poco. Mi glande casi sale por completo de tu sexo y de repente vuelve a entrar hasta el fondo. Tu culo choca contra mis huevos. Nuestras manos acarician nuestros cuerpos y mi polla entra y sale con un ritmo cada vez más acelerado dentro de tu coñito. Me paro y nos damos la vuelta. Ahora tú estás debajo de mí.

Me abrazas la cintura con tus piernas y yo clavó mi pelvis contra tu sexo, perforándote de nuevo. Mis embestidas no van a tardar en darte un nuevo orgasmo, comienzas a chillar, aumento el ritmo. Cada vez estamos más excitados.

-¿Me sientes en tu interior inundarte con mi leche? ¿Notas el calor de mi semen chocando contra las paredes de tu vajina?.

Vamos a quedarnos abrazados unos minutos y unidos, hasta que mi polla se desinfle por completo. Callados durante un rato, simplemente dejando que nuestros cuerpos sueñen nuevas sesiones de besos y caricias.

Y así termino nuestra follada la mejor que he tenido por ahora esperando poder repetirla.

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