viernes, 4 de enero de 2008

Ninfomana en Acapulco 1ª Parte

Hola, fui a Acapulco con mi pareja, a divertirnos y hacer travesuras por ahí, sabes? Te cuento? Bueno una de ellas fue salir en uno de los trajes de baño de hilo dental mas atrevidos que tengo, a caminar por la costera, con zapatilla de tacón, que rico fue sentir todas esas miradas posándose en mis senos, en mis pezones enormes que amenazan con saltar del minúsculo sostén, y en mi cuerpo semidesnudo, y en mis nalguitas paraditas, encueraditas por el trajecito de hilo dental. No sabes que cosas escuche, unas divertidas, otras sexis, otras galantes y otras de plano harto groseras, pero todo eso me excitó, créeme, tanto que le dije a mi Uli, que me llevara al estacionamiento de Plaza bahía, pues me sentía empapadísima de mi sexo, y tenia que asearme, o cogerme a alguien, no? Quieres que te cuente más?...

Pues llegamos a la plaza comercial, pero al ir al baño, estaba fuera de servicio, por lo que nos quedaba entrar a los baños de los cines, así es que compramos un par de entradas, y entramos a ver una función, ya ni recuerdo que película era porque a mi lado se sentó un jovencito que note me seguía desde fuera, atraído por mi minúsculo vestuario, él compro unas “palomitas” y empezó a comer, yo me sentía un tanto incomoda, pero la oscuridad de la sala y el aire acondicionado me refrescaron, así es que cerré los ojos y me relaje, pero, de repente algo brinco entre mis muslos, era un roseta de maíz, me sorprendió, pero el chico me dijo “perdón” clavando su mirada en mis muslos desnudos, eso me hizo sentir un shock eléctrico entre mis muslos, y mi parte seductora contesto, “pues toma tu palomita amigo, no pensaras dejarla ahí”, el chico se sorprendió, y tardo un tanto en reaccionar, pro pronto levanto la mano para tomar su roseta, y claro, no se conformo con ello, su mano sus yemas de sus dedos comenzaron a tocar primero ligeramente mi pie, luego con mas confianza, yo no dije nada, simule ver la pantalla.

La confianza del joven que luego supe se llamaba Alberto, se hizo mas descarada, asi es que no tardo en pasar sus dedos por todos mis muslos, empezaba él a respirar excitado, lo percibía yo, acerco su boca y me dio un ligero beso en el hombro,... “oye le dije, ahí no hay palomitas”, los dos reímos, y yo volví mi mirada a la pantalla, apretando con la otra mano el muslo de mi marido para que percibiera la cachonda situación, para gozarla conmigo; el chico siguió con sus toqueteos, pero esta vez su manita fue rumbo hacia el triangulo de vello puvico, cuando lo toco por primera vez, di un brinquito de placer, lo que acentuó la audacia del chico para con su dedo meñique empezar a desearme ahí, en mi pubis, no tardo él en darse cuenta, al meter su dedo bajo la breve tela del bikini, que estaba yo chorreando, en eso me voltee y gimiendo acerque mi cara, besándonos apasionadamente, y metiéndonos la lengua hasta la garganta... las cosas se calentaba rápidamente; entonces le dije a mi marido, dame las llaves de la camioneta; el entendió y me las entrego, con un guiño de ojos, jale entonces de la mano al chico y salimos del cine hacia el estacionamiento, la caminata hacia allá por los pasillos de la plaza y el pequeño elevador fue plagado de manoseos en mi cuerpo de él y besos calenturientos.

Se escucho “oye, que ese bombón no entro con otro cuate más grande” alcance a oír a un vendedor, sorprendido quizá de mi joven acompañante; cuando llegamos a la camioneta con vidrios polarizados, nos subimos en el asiento de atrás, aun no cerraba las puertas cuando ya estábamos encuerándonos, arrancándonos la poca ropa sudada o mojada ya; no tarde en bajarme a probar aquel hermoso y palpitante trozo de carne de su verga, entre mis labios, me supo a gloria quizás por la forma, por la previa excitación de mi exhibicionismo, por el amante no conocido, por el lugar, la posibilidad de ser descubiertos, todos los ingredientes perfectos para mi.

El y yo estábamos a 100 grados, gimiendo, la verdad no se como se habrá visto la camioneta por fuera, pero seguramente brincaba, lo bueno es que no había vigilantes en ese momento; me incorpore y me acomode pasando y abriendo mis piernas dándole la espala y montándome en sus piernas para que me clavara desde atrás, mmmm... fue riquísimo sentir milímetro a milímetro entrar aquel pedazo de carne en mis entrañas, lo disfrute poco a poco, para luego empezar el vaivén y danza del ritual y placer erótico, en ese momento me alegre de llevar como siempre, mis zapatillas de tacón de plataforma, altísimos, pues me permiten apoyarme mejor y moverme rico para coger, o ser cogida como lo estaba siendo; las manos del chico me tocaban o más bien, me apachurraban mis senos desnudos ya, “desde que te vi en la calle supe que eras una putita caliente mamita” me dijo, lo cual me prendió aun más, pues me motivo el sentirme así, provocadora, seductora, como perra en celo, y mas cuando me dicen “mamita” pues me sale la excitación incestuosa que tal vez llevo muy dentro... saben? Uno de mis fantasías no cumplidas es hacer el amor con papa e hijo, y ser penetrada al mismo tiempo por esa relación filial.

Así es que no tardamos ambos en estallar, sentí como mi sexo se llenaba de semen y mas semen, y yo casi me desmayaba del placer largamente contenido; finalizamos con un ardoroso beso, pero en eso, se abre la puerta de la camioneta, era mi novio... ”hay, porque dejas las puertas abiertas, sin seguro”... me dijo sonriendo, note que un bulto saltaba de su pantalón; “pues ya vez cielo, la calentura”; el chico se sorprendió un poco al inicio, pero enseguida reacciono ustedes han de ser swinger, verdad? Por aquí viene muchos así, pero nunca me había tocado el placer de conocer una pareja así” Yo me reí asintiendo y besándolo ligeramente; pero enseguida me voltee con mi novio, y ataque directo aquella verga parada, le desabroche el pantalón y brinco aquella ricura; la tome como cosa preciosa entre mis manos, introduciéndola en mi boca, dándole una mamada de pronostico, por unos minutos, y luego tomando su pene restregándolo entre mis pechos y pezones erectos, y con toda la intención de motivar nuevamente a nuestro amante improvisado, lo que desde luego logre, pues cuando me voltee el chico estaba ya otra vez cogió su pene enderezándose, frotándoselo, le sonreí viéndolo a los ojos, insinuante.

Bien mañana os cuento como termino la orgía de los tres.

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