viernes, 11 de enero de 2008

Mi Esperiencia Oral

A casi todas nos gusta que nos coman el coño, aunque pocos saben hacerlo.

¡ESTE TIO SI QUE SABE!

Buscaba experiencias nuevas. Contacté con él en "adult friend finder" hace como seis meses. Me gusto lo cachondo que es y las ganas de divertirse (además es muy correcto y si está en su mano te ayuda en lo que puede). Vive en Barcelona, así que fui con tiento a la hora de concertar una cita. En nuestras conversaciones calientes por el messenger (me masturbaba cada vez que chateaba con él) de vez en cuando dejaba caer el tema de encontrarnos, pero no de una forma obsesiva, eso me decidió a concertar una cita.

La semana pasada me atreví a quedar con él, ¡la mejor decisión en mucho tiempo!. Me pareció un tío de lo más normal, tomamos unas cervezas y decidí probar con él. Fuimos a su casa (esta soltero) y allí empezó la fiesta.

Me desnudo lentamente y me dejó en ropa interior. Me empezó a acariciar y chupar por todo el cuerpo. Me acarició por encima de las bragas y me las quito suavemente mientras me chupaba los pechos. ¡Y después me pregunto que como me gustaba que me lo comieran!. Me comentó que no todas somos iguales, y que a cada una le gusta de una forma y que por eso lo mejor es preguntar antes de “hacer las cosas mal”.

Una vez le indique mis "preferencias" (soy clitoriana) empezó su trabajo. ¡¡En 15 minutos estaba llegando al orgasmo!!! Su lengua no paraba, mi clítoris estaba ardiendo por las caricias de su lengua. Mi coño destilaba flujos como un torrente (y eso que estamos en época de sequía).

Después de correrme como una loca se la mamé como recompensa, la tiene bien, tamaño grande para lo que se ve por ahí. Se le puso dura como una barra de hierro, me encanto ver como disfrutaba (me gusta ser agradecida con quien se porta bien conmigo)

Me folló como un loco (usa mejor la lengua que la polla, todo hay que decirlo), y al final me hizo correrme de nuevo (dos veces en una sesión, “esto va bien”, pensé para mis adentros).

Descansamos un poco y me pregunto si había probado el sexo anal. A mi me dio miedo porque lo había intentado una vez y me dolió bastante. Me dijo que podía ayudarme en mi iniciación, que no tuviera miedo, que la primera vez solo usaría su lengua y sus manos para ir "abriendo camino", como dice él.

No se que locura me entró que me decidí a probar, ya que me prometió que pararía en el momento que se lo pidiera. Me fui al baño y me lavé bien mis zonas íntimas. Me puse a cuatro patas sobre la cama, cerré los ojos y me relajé (con un poco de miedo, para que lo voy a negar).

Comenzó a acariciarme con sus manos, por la piel de la entrepierna, y poco a poco llego a mi ano, empezó a usar su lengua, y lo cierto es que me empezé a excitar como nunca. Con una mano me acariciaba el clítoris, y con la otra inició la operación de abrirme mi agujerito trasero, lubricándolo con vaselina. Me metió un dedo y dejó que mi ano se acostumbrara a él. ¡Empezó a mover su dedo mientras me acariciaba el clítoris!! ¡¡ Y al cabo de unos minutos volvía a correrme, tres veces en una sesión! ¡Ni cuando era universitaria lo pase tan bien!

Me dijo que tenía el ano muy cerrado, que había que abrirlo más, y quedamos que si nos veíamos de nuevo (espero que sí) me lo abriría más, hasta que me pudiera entrar la polla sin excesiva incomodidad.

Después le comenté si quería que hiciera algo por él, y comentó que si quería, podía contar mi experiencia a mis amigas, o en la red, para “ampliar su círculo de amistades liberales”, como dice él, y de ahí que me encuentre delante del ordenador escribiendo este relato.

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