sábado, 5 de enero de 2008

Ninfomana en Acapulco 2ª Parte

Aquí continuo con la orgía de los tres.

Como soy bajita no me costo trabajo incorporarme para ponerme en escuadra, o sea, las piernas verticales, dándole la espalda al chico, y yo inclinada hacia adelante en un ángulo o escuadra, mamando a mi marido... pronto sentí aquella lengua y boca del chico hundiéndose en mis nalgas, lo que arranco un espontáneo gemido de placer, sus manos separaban mis nalgas al máximo, me empujo para alzar las nalgas, y en esa posición trabajo su lengua, para con esa saliva y mi excitación se aflojara el orificio anal, finalmente lo exploro con sus dedos... sentí que me comenzaba penetrar, con su enorme verga, entrándome por los sensibles pliegues de mi ano, y la sensación era riquísima, moviéndome mientras el entraba cada vez mas en mi ano.

Estaba siendo ahora poseída por dos varones, una maduro y otro joven, algo riquísimo, juntar la experiencia y el ímpetu de la juventud. Y vaya que sabia mover su lengua en mis partes ricas, en mi ano, provoco que me prendiera mas a 1000 grados. Después de un rato senté a mi novio enfrente de mi, yo me puse hincada sobre sus muslos, alzando mis nalgas en posición de perrito, para permitir que el chico se medio hincara atrás y me penetrara en el ano, como gemía con lo apretado del orificio anal, pero los dos o los tres estábamos encantados por ese nudo de sexo, carne, y sudor; entonces mi novio no pudo mas y empezó a llenarme la boca de su lechita caliente, que brotaba a chorros, haciendo que se me escurriera por la comisura de mis labios, hacia mi cuello, los ruidos que hizo él prendieron mas al chico quien se movía acompasadamente, sus manos eran como inmensos sentidos que recorrían mi vientre, que se enredaban en mi velos puvico y que subían hasta mis pechos aprisionándolos, su cuerpo empujando contra el mío, su verga enterrada hasta el final, su carne y la mía temblando como una serie de breves terremotos, empezando entonces su estallido, llenándome mis intestinos de semen caliente, y bueno, no soy de acero, asi es que esas sensaciones provocaron que yo tambien gritara estallando en mis entrañas, lo malo es que ahora ese gemido si habia sido oído por un vigilante que comenzó a acercarse al vehículo.

Cuando levante la vista estaba a solo unos 5 metros del auto, lo que provoco una reacción chusca de todos, entre risas y nervios, tratando de entre buscar la ropa y los hombres ocultarse, yo por mi parte, me reí mucho y por el contrario me puse al volante, eche a andar la camioneta estando totalmente desnuda, y bajando el vidrio tome un par de monedas para dárselas al vigilante, “gracias oficial, le dije”, el pobre hombre al verme desnuda y con la cara humedecida aun por la descarga de mi marido, no atino a decir nada, asi es que salimos de ahí como si nada, y bueno, yo con muchos líquidos en mis entrañas... luego, seguimos la fiesta en nuestro hotel, pero esa es otra historia.

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