jueves, 21 de febrero de 2008

Doble Penetracion Anal 1ª Parte

Cuando digo que "los tres dormimos tranquilos", me refiero a Karina (mujer, mi secretaria), a Soraya (gay transexual) y a mi mismo, que nos unimos par hacer un trío más que explosivo. La noche anterior fue de locura, porque primero nos calentábamos en un oscuro rincón del bar del hotel (a donde regresaríamos en la tarde siguiente) y después en nuestra habitación Soraya y yo convencimos a Karina para que se dejara penetrar el culo, metiéndole las dos vergas al mismo tiempo.

Era la mañana del día siguiente y el último del Congreso que ya había resultado I-NOL-VI-DA-BLE para mi. Después de asearnos, vestirnos y desayunar juntos, Karina y yo nos dirigimos a los salones de las aburridas conferencias y Soraya a hacerse cargo de la cafetería y a supervisar a sus "compañeras" edecanes, pues para la habían contratado, aunque yo la contraté para algo más divertido. Les recuerdo que Miriam trabaja de edecán para darse a conocer, pero durante las noches trabaja de puta en un burdel disfrazado de restaurante-bar. Es un gay transexual excelente como persona y como puta es sensacional, pues tiene unos atributos físicos de ensueño, sobre todo su descomunal verga. Sus tetas no son nada despreciables. Todos estos atributos los sabe usar muy bien para dar y recibir placer.

Nuevamente el día se me hizo eterno en espera de que el congreso terminara y finalmente concluyó después de la clásica ceremonia de clausura, y en esos momentos se apareció Nancy, después de haber ido a hacer unas compras. Karina me tomo por el brazo y cuando íbamos saliendo del salón nos alcanzó Jaime, el administrador de la empresa donde yo trabajo, para invitarnos a la gran cena-baile de gala que se acostumbra a realizar una vez que concluyen este tipo de eventos.

-Los espero a partir de la 9 de la noche, nos dijo.

-Está bien, muchas gracias, le respondí.

Si Jaime supiera los planes que tengo…pensé para mis adentros.

Karina y yo nos dirigimos al mismo oscuro rincón del día anterior, para beber algunas copas y hacer algo más, pero antes le dijimos a Soraya que ahí la íbamos a estar esperando, una vez que terminara de guardar los enseres y cerrara la cafetería, así como despidiera a sus compañeras edecanes que habían cumplido con su deber y también le dije al oído que de una buena vez se quitara la tanga y el sostén. Antes de llegar al bar, Karina pasó al baño para quitarse también la tanga y el sostén.

- Mmmmmhhhhh, me siento muy cachonda, quisiera estar toda desnuda, me dijo.

- Tranquila, le respondí, en momento más te vas poder quitar toda la ropa, si quieres.

Karina y yo llegamos al bar y nos recibió amablemente el capitán de meseros. Buenas tardes, señor, pasen por favor. Su mesa está reservada, nos dijo amablemente. Muchas gracias, capitán, le respondí dándole la propina convenida la noche anterior. Dígale al mesero que me lleve tres botellas de vino tinto y unos bocadillos, por favor. Con mucho gusto, señor. Que la pase bien, terminó diciendo el capitán, echando una mirada a la blusa de Nancy en donde se asomaban sus firmes tetas.

Karina y yo pasamos a sentarnos en aquel oscuro rincón donde era obvio que la pasaríamos de manera sensacional, como la noche anterior. La diferencia ahora consistía en que estaríamos más relajados porque teníamos la seguridad de que no seríamos molestados por nadie y podríamos darle rienda suelta a nuestros instintos. Sólo esperaríamos a que de un momento a otro se nos uniera Soraya, pues su presencia era indispensable, o mejor dicho…era indispensable la presencia de su vergota que a Karina y a mí nos tenía enloquecidos.

Karina no esperó nada y antes de tomar asiento en aquella banca acojinada, se quitó la falda para quedar completamente desnuda de la cintura a los pies.

-Todavía no hagas eso, le dije, espera a que venga el mesero, porque te puede ver desnuda.

-¿y a él que le importa, amor?, me respondió.

-Si quiera para que vea algo bueno, ¿no?, jajajajajaja.

Efectivamente, cuando el mesero dejó el servicio sobre la mesa de manteles largos, discretamente echó su vista hacia las partes desnudas de Karina mientras se tomaba un tiempo más largo de lo necesario en servirnos las copas y me deseó que la pasara bien. Trataré de que así sea, le respondí y se retiró. Comprendí el morbo del mesero y que se hubiera deleitado durante breves segundos con la desnudez de Karina, porque en verdad Karina tiene un cuerpo de diosa, quien se quitó la blusa para quedara completamente desnuda, como ella lo deseaba. Los dos sabíamos que su actitud era por demás temeraria, aunque confiábamos en que los parroquianos no podían vernos pues nuestra mesa era cubierta por una gran cantidad de plantas de ornato.

Seguramente el mesero iba directo a la sala de seguridad para pegarse al monitor en donde una cámara oculta, pero cercana a nosotros, proyectaría las imágenes de las acciones que estaban a punto de iniciar. Yo tenía la seguridad de tal situación, porque durante el día me dediqué a investigar del circuito cerrado de cámara de seguridad y comprobé su existencia. La información la compartiría con mis acompañantes una vez que estuviéramos en plena acción, porque temía que si se lo comentaba antes se pudieran inhibir, según yo lo pensaba, aunque ya habían demostrado que su lujuria es más grande que su posible pudor. ¿Pudor?...creo que es una palabra que Miriam, Nancy y yo no conocemos.

Antes de tomar las copas entre nuestras manos, yo me quité los pantalones y los puse bajo la mesa, para también quedar desnudo de la cintura a los pies. Tomamos las copas y brindamos por lo productivo que había resultado el Congreso. Karina tenía las tetas en total libertad. Se las manoseé y nos besamos apasionadamente. Mi boca hambrienta se bajo de sus labios para prenderse a sus bellos pezones que los mamaba y mordisqueaba. Mi mano izquierda ya se encontraba haciendo su trabajo en su panocha, cuya vajina empezaba a humedecerse rápidamente. Karina en verdad que era caliente como me gustan las mujeres, pero extrañaba a Soraya.

Mi verga tiesa esperaba entrar en alguna cueva húmeda cuanto antes y Karina me complació. Yo seguía sentado y se me subió a horcajadas abrazándome por el cuello mientras se me montaba para que mi verga atravesara su culo y empezó a girar lentamente restregando sus nalgas en mis huevos y en mis ingles, tan solo para empezar a entrar en calor. Ella me daba de beber de su copa y yo le daba de la mía, pero al quedarme sus tetas frente a mi rostro, mi boca se las mamaba rico. Era un momento más romántico que lujurioso tener encima un ardiente cuerpo al que tomaba por sus amplias nalgas, mientras a nuestros oídos llegaba la suave música que ambientaba el bar.

-Oye, amor, le dije, ¿Cómo has sentido el culo después de la doble penetración de anoche?.

-Muy bien, me respondió, fue algo maravilloso que vale la pena repetir, pero…¿Que te parece si ahora tu y yo nos follamos a Soraya?.

-Pero…¿Le meterías tu el consolador y yo la verga?...¿o cual es tu idea?, le pregunté.

- No. Me respondió, fui a una tienda donde venden juguetes sexuales y compré un arnés que me colocaré en mi cintura y la verga de latex, que por cierto es un poco más grande que la verga de Soraya, yo se la voy meter, mientras tu le metes tu verga. ¡UUUFF!.

- Tu idea está sensacional y me gusta. Ahora hay que convencer a Miriam para que se deje hacer la doble penetración, la cual tiene que ser anal por fuerza, jajajajajajajaja.

En esos momentos llegó Soraya y se sentó muy junto a mi lado, sin imaginar los planea que Nancy yo habíamos hecho en su ausencia y mientras le acariciaba las nalgas a Karina me plantó un beso asfixiante. Metí mi mano derecha bajo su falda y comprobé que no llevaba puesta la tanga de hilo dental que acostumbraba. Le agarré la verga y se le paró como impulsada por un resorte.

-Espera, amor, me dijo, déjame quitar la ropa porque quiero estar desnuda como ustedes.

Bien mañana os cuento si convencimos a Soraya

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