sábado, 27 de octubre de 2007

Intercambio de Parejas 2ª Parte

Bien aquí tenéis la segunda parte de la historia que ayer os estaba contado sobre el juego schnipps no dejéis de leerla. (Como recordareis estaba yo con mi novio, y por primera vez estabamos jugando a este juego de intercambio, en el cual a mi novio le habia salido el color verde y debia de quitarse otra prenda.)

No le gustó la mirada que le hice a la rubia, alzando seguidamente los hombros como queriéndome decir, que el no quería atreverse mucho, que era cosa mía, que yo tenía que resignarme.

Estuvo por decir de acabar el juego en aquel momento, ya que estaba sintiendo aspectos desconocidos en mi que no le agradaban.

Yo parecía estar pasándomelo bastante mejor que el, y empezó a sentirse muy celoso. No obstante rectifico con lo del comodín.

- Bueno, vale. Me voy a quitar le prenda - dijo finalmente.

Se saco el slip y quedo en bolas, escondiendo su pequeño pene de la vista de las chicas, alzando un poco una de sus piernas.

Tiró luego José y esta vez tuvo que explicar un chiste verde. A mí en la jugada siguiente, me tocó color verde. Debía desprenderme de una prenda y dije de quitarme mi braguita, así no se me vería nada, ya que el vestido lógicamente la taparía. La deslice por entre mis piernas y la deje sobre el colchón.

Luego a Verónica le tocó también verde y se quitó la falda que vestía, quedando con su ropa interior, visiblemente sexy, ya que era muy transparente en la parte que debía proteger su pubis.

A mi novio le tocó coger tarjeta. En ella decía que tenía que acariciar el pecho del de su derecha, que era Juan. No gustándole los chicos no tuvo mayor trascendencia.

Reconozco que lo hizo sin ningún tipo de gracia, casi como molesto, pensando que hacíamos ahí jugando a aquel estúpido juego, que podía ser peligroso para nuestra relación de pareja, pero procuro que no se viera demasiado.

A Juan seguidamente también le tocó una tarjeta de suerte, con la cual podía elegir a su antojo la prueba que debía hacer la persona situada a su derecha que era yo. Se lo pensó muy brevemente. Se notaba que sabía que pedir.

- Tendrás que hacer el chupa-chups - dijo él.

- ¿Que es el "chupa-chups"? - le pregunte extrañada.

MI novio por supuesto también lo estaba y quería saber a que se refería.

- Chupar y ser chupada - me respondió mirándome con una sonrisa y luego le miró a mi novio.

Yo no podía creerme que lo dijera en serio. Seguidamente volvió a dirigirse a mi y acabó de explicar de lo que se trataba.

- Tu me chupas a mí y al mismo tiempo Verónica te chupará a ti... me refiero al sexo, claro - especificó sonriéndome.

Mi novio no podía creerse que lo dijera en serio. Lo miró casi estupefacto, pensando “menudo morro tiene este tío”.

Yo mire a mi novio y supongo que vio mi visible cara de sorpresa.

- Voy a utilizar el comodín - dije entonces yo a la pareja.

- Quizás lo necesites más tarde - me previno Verónica

- Pueden haber pruebas de más nivel sexual.

- ¡Ah!... pues no se - dije mirándola, dudando en no utilizar el comodín.

Dirigí seguidamente mi mirada hacia mi novio.

-¿Que hago, pues? -le pregunte, en busca de su opinión.

Estaba por decirle que plegáramos. La cosa iba muy rápida y se sentía un poco desplazado por aquel pedido de Juan, que le ponía en una situación de simple mirón, mientras aquella pareja quería hacerme hacer aquello tan descabellado.

Por otro se sentía muy mal conmigo, ya que si le preguntaba “que hago”, era por que en cierta medida estaba dispuesta a hacerlo. Se sentía muy celoso. Siempre había pensado que la celosa era yo y esto ahora le descolocaba más. Nunca se había sentido así y estaba cortado de tener que ser el quien dijera de no hacer la prueba que me pedían.

- Hazlo si quieres hacerlo - me respondió resaltando el "si quieres hacerlo" - en busca de que fuera y lao que finalmente dijera de no hacerlo.

- No sé que hacer ¿Lo hago, pues? - le preguntó sin interpretar mis palabras.

Todos estaban pendientes de mi. Mi novio he de reconocerlo, en aquel momento más que nadie, esperando que finalmente no hiciera la prueba que había pedido Juan.

Verónica, que parecía más interesada conmigo que con mi novio, me dijo:

- Veamos lo que dice tu sexo - y sin ningún reparo me puso la mano por debajo del vestido, hasta posicionarla en contacto con mi sexo.

- !Ay! está muy mojadito - dijo sin dejar de acariciarmelo

- Creo que quiere hacerlo -dijo mirándome y sonriéndome.

Yo mire a mi novio colorada como un tomate. Se sentía muy mosqueado conmigo, por como me dejaba hacer y tocar por aquella chica, que desde que me había besado, parecía haber ganado un poder especial sobre mi.

- ¿Lo hago, pues? - le preguntó de nuevo a mi novio.

- Deja que lo haga -intervino Verónica mirándole y sonriéndole, buscando su consentimiento.

No respondió de inmediato. La rubia volvió a intervenir.

- Ella tiene ganas de hacerlo y a ti gustará verlo.

¿Que dices, pues? - añadió seguidamente.

Esto le mosqueó más. Que sabía aquella chica de lo que a ella le gustaba ver hacer a mi. No obstante no se atrevía a ser el aguafiestas.

- Que lo “haga si quiere hacerlo” - Volvió a decir, esperando que yo interpretara lo que sentía.

- Vale estírate así - dijo entonces Verónica, sin esperar a más demoras, indicándome la posición en que debía ponerme... y yo, para la sorpresa de mi novio la obedecí.

Se quedé frito al ver como me estiraba sobre el colchón y luego Verónica sin ningún reparo me levantaba el vestido, dejándolo por encima de mi cintura, con mi sexo al aire bien visible. Luego encima me pedía que apartara un poco las piernas, abriéndolas y yo la obedecía como si fuera lo más normal del mundo. Seguidamente la chica también se tumbó, entre mis piernas y puso su boca en contacto con mi sexo.

Yo empecé a retorcerme de placer, cerrando los ojos, ya con las primeras caricias bucales que empezó a prodigarme la chica. Juan por su parte, se había puesto de rodillas, se había bajado el slip y con su empinado miembro fuera de la ropa, se situó más cerca de mí. Acercó seguidamente con la mano su erecto pene a mis labios. Yo, al notar aquel contacto, mientras seguía retorciéndome de gusto por lo que me hacía la rubia, abrí los ojos y sin pensármelo me coloque el miembro erecto de Juan en mi boca, como si aquello fuera lo más normal del mundo.

Mi novio no podía creérselo. Veía que ahora, la chica, mientras seguía chupándome el sexo, tenía una de sus manos puestas en mis pechos, por debajo de mi vestido, acariciándolos con ganas. Mi novio “flipaba”. No se creía estar viéndome, completamente despatarrada, con el vestido levantado hasta mi cintura, con una chica devorándome literalmente mi chocho, retorciéndome de gusto sin ningún recato y con mi boca tragándome el pene de un desconocido.

Los lametazos de la rubia me gustaban mucho ya que gemía con evidente gusto y chupaba con ganas la polla de Juan. Mi novio flipaba completamente sorprendido y nos estaba mirando sin saber que debía hacer. Se sentía francamente incómodo con la situación que se desarrollaba frente a sus ojos. Estaba a punto de decir que parasen. Pensó que era un calzonazos por permitir que me hicieran eso a su pareja, que para más colmo, me retorcía de placer, gimiendo como nunca me había visto.

Vio que la chica ahora me ponía dos dedos dentro del chocho, mientras con su lengua seguía lamiendo mi clítoris. Yo a esto levante un momento mi rostro, apartando la boca del pene para soportar mejor el placer que ahora sentía. Luego, con la mano derecha agarre de nuevo la polla del chico y empecé a moverlo con más intensidad, con mucho nervio como si quisiera que se corriera ya. En aquel momento mi mirada se cruzó con la de mi novio, y pensé que diría de parar .
Realmente el se sentía raro en aquellos momentos y me veía como si fuera una puta en celo, dejándome hacer todo aquello sin contar con su aprobación. Pero fue una vana imaginación mía, y seguí gimiendo y volvió ponerme con ansía el miembro de Juan en la boca y a chupárselo con más ganas.

Lo que no fue imaginación de mi novio, fue la mano que noto acariciándole su pequeño sexo. Miro hacia abajo, y para su sorpresa vio que era la mano de Verónica, que mientras seguía con su boca puesta en mi abierto sexo, ahora con su mano derecha alargada, acariciaba el suyo.

Creció sin poder evitarlo y la chica siguió moviéndolo de arriba abajo con ganas. Creció más. Y luego mucho más. Estaba sintiendo el placer que le daba y ahora lo tenía completamente duro.

En aquel momento Juan habló:

- ¡Tiempo! - dijo apartando su pene de mi boca.

La rubia entonces también apartó rápidamente la mano del pene de mi novio, como queriendo esconder lo que le había estado haciendo. Luego apartó la boca de mi sexo, y se incorporó de su postura estirada. Yo, también empece a incorporarme, parecía despertar de un sueño y dirigí mi vidriosa vista hacia mi novio, colocándome bien el vestido.

Mi mirada tenía una expresión como si le hubiera pillado infraganti en alguna falta, como esperando un comentario por su parte. El no dijo nada.

- ¿Estas bien? - le pregunte.

Respondió Verónica por mí. - Si, no lo ves - me dijo, señalando su erecto miembro, visible a todos

- Mira como se le ha puesto. Parece que le ha gustado mirarte - añadió, sonriendo y luego, con disimulo le guiñó un ojo.

- ¡Uf! Menos mal - dije visiblemente aliviada.

- Por un momento pensé que la prueba no te había agradado.

No ha sido precisamente suave, sonreí mirando primero a Verónica y luego a Juan.

Mi novio no sabía que decir ni que pensar. Pensó que Verónica jugaba a dos bandas, ya que yo no había visto que el efecto de su crecido pene se debía a su diestra mano, y no precisamente por haber visto la increíble escena que yo había desarrollado.

Seguimos con el juego, me tocaba a mí tirar la ruleta. Me tocó color verde y me tenía que desprender de mi bonito vestido de boda. Lo hice con la ayuda de Verónica, que me ayudó a bajar la cremallera.

- ¡Uauhhh! Vaya cuerpo - exclamó la rubia, admirandome

- Tienes un cuerpo de “guitarra” perfecto - añadió sonriéndome.

- Tu también estás muy bien - le respondí yo.

- Las dos sois muy bonitas - dijo Juan.

- Bueno, yo quizás estoy un poco delgada y me falta pecho -siguió hablando Verónica - Pero a ella no le sobra ni le falta nada. Tiene unas proporciones perfectas del todo, incluso exuberantes. Tiene un cuerpo así como muy apetecible, como de estos que se ven en las películas de cine porno - acabó diciendo, haciéndome ruborizar.

Y bien aquí por hoy la historia así, que si queréis saber como termina mañana os la terminare, ya que aun queda bastante y no quiero que os canséis leyendo. os aseguro que lo que falta de la historia es realmente interesante no dejeis de leerla.

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