jueves, 22 de mayo de 2008

Diabolico Picadero 2ª Parte

Aquí sigo con la historia de este picadero diabólico.

Ya con nuestras lenguas enredadas nos llevamos la sorpresa de no estar solos. En el pasillo una pareja folla contra la pared, impasible a nuestra presencia, él con los pantalones en los tobillos y ella con la falda por encima de la cintura y su cara contra la pared.

Gritos y muelles chirriando nos indican que las habitaciones tampoco están desiertas. Y, no se cómo, pero estoy segura que en la habitación de siempre está el primero dando buena cuenta de otra fémina bien abierta de patas.

Descartada la opción de marcharse y, siendo imposible esperarse, rematamos la faena en el pequeño sofá de la sala.

De rodillas con la boca abierta y la lengua fuera, y ya esperando el regalo final, veo como el del primer día acompaña a la chica de hoy hasta la puerta. Después de cerrar y despedirse, se gira y nos ve. De nuevo ese brillo en los ojos. Tengo que contenerme para no levantarme y dejar al de hoy ahí tirado. Con los chorros impactando en mi cara le oigo reír. Los chorretones en mis ojos me impiden ver como se marcha por la misma puerta que la chica. De nuevo capto ese olor a azufre, pero lo atribuyo a que el tío que se está corriendo en mi cara debe ser minero.

Después de limpiarme me encuentro con la sala desierta. De camino a la puerta compruebo que el acompañante de hoy se ha unido a la pareja del pasillo. Sin compasión ambos se trajinan a la chica que, a cuatro patas, recibe en su boca y en alguno de sus orificios bajos.

Salgo sin despedirme y pensando por donde se la estaba metiendo el de atrás.

Un mes después:

-"Si quieres, en 60 segundos mi coño es tuyo".

Las formas cambian pero el resultado es el mismo.

Hace un mes que no subo y estoy cachonda pérdida. Ya en el ascensor se la chupo sin ni preguntarle el nombre. Abro la puerta con una mano en la llave y en la otra su caliente polla.

Nada más abrir ya vemos una pareja ajetreada tras la puerta. El pasillo es una alfombra de cuerpos enroscados y la sala una oleada de miembros acoplados y goteantes. Sin mirarnos, los dos nos unimos, cada uno por donde puede. No hay caras, ni personas, sólo cuerpos entrelazados, miembros colgantes que chupar, cuencas donde meterse, rodillas y codos que se clavan y lenguas incontrolables que contactan con lo primero que pillan. Yo recibo y doy por todos sitios sin saber por donde viene cada cosa ni saber exactamente lo que se introduce dentro de mí. Es un puzzle infinito y nosotros somos las piezas. De vez en cuando alguna se resiste y hay que forzar un poco pero acaba cediendo. Tampoco importa si encajas o te encaja una pieza de tu mismo color o del color opuesto. Y, luego, una vez encuentras tu sitio, detrás de ti llega la siguiente pieza buscando lo mismo. Y lo encuentra. Y así sin parar hasta formar un cuadro abstracto al que cualquier idiota podría ponerle título.

Y todo esto sin descanso. Algunas pollas se retiran totalmente exprimidas y exhaustas, algunos culos irritados, algunas mandíbulas desencajadas, otros, simplemente salen a respirar. Cuando lo hacen, no duran más de cinco minutos. Enseguida caen sobre ellos nuevos miembros, ávidos por follar y ser follados.

Enseguida todos resbalamos sobre un mar de semen y fluidos vaginales.

Intento escaparme un par de veces, pero soy arrastrada y cubierta por cuerpos ardientes y todos mis huecos se llenan de pollas, dedos, culos y coños de todas las edades, colores y sabores.
Mis sentidos se saturan: mi olfato no da abasto, océanos profundos, cloacas malolientes, axilas e ingles concentradas, el sabor es incapaz de acertar: semen, sudor, fluidos varios. El tacto, joder el tacto. Toda yo soy un tacto. En mi cara unos huevos, en mis tetas otras tetas, en mis manos pollas pasan sin parar, en mis piernas de todo. La vista no logra captar nada a más de 1 metro, sólo carne, pelos. El oído es brutalmente golpeado por continuos jadeos, gritos y gruñidos. El ruido de un sexo separándose de otro, el ruido de la carne chocando...

Por fin logro salir medio vestida con las ropas de otra y aún mareada de la intensidad del ambiente de ese estudio. Cierro la puerta observando ese enjambre de cuerpos en éxtasis retorciéndose como un único ser. La ropa se engancha a mi cuerpo y me encuentro con el primer amante en el rellano.

Sigue fumando y sus ojos le brillan como siempre.

Sin decirme nada abre la puerta y se queda ahí observando:

-"Esto va bien. Muy bien."

Otro mes después:

Ni siquiera llego al bar.

En la puerta de la calle se acumula un gentío desproporcionado, todos empujando e intentando entrar.

Como puedo me voy colando entre la gente. Siento una necesidad irrefrenable de seguir subiendo. A medida que voy avanzando las ropas empiezan a escasear. Las escaleras son un río de gente fornicando, manoseándose. No llego al primer piso y ya he perdido mi camiseta. Ya en el rellano unos dedos me agarran las tetas y tiran de mi sujetador. Una polla entra en mi boca. Es enorme. Me cuesta dejarla, no suelen encontrarse de semejante calibre, pero debo seguir. De subida al segundo piso pierdo los pantalones y, de nuevo en el rellano algo se mete en mi coño. Una de mis piernas cuelga sobre el vacío del ojo de la escalera y una polla me folla el coño sin parar. Cansada de oírme gritar otra polla me silencia con toda su longitud.

Llego al tercero, el piso del estudio, completamente desnuda y habiéndome comido tres pollas, dos coños otros tantos culos y con el coño y el culo bien servidos.

La entrada al estudio está imposible. A medida que me acerco el calor que siento es insoportable. Todo mi cuerpo cosquillea y soy incapaz de controlarme. Me vuelvo a comer una polla hasta que revienta en mi boca con todas sus fuerzas. Con la leche sobre mi lengua me giro un poco y meto toda esa leche en el coño de alguna. Mi blanquecina lengua separa los labios hasta encontrar el caramelo interior y se mete dentro. Saboreo su ácido mientras una polla se mete en mi culo. Duele. Escuece, pero no me importa. Quiero y necesito más. El coño de mi boca se convierte en un culo. Aún me queda un poco de semen para él y así se lo hago saber. Nunca había probado nada tan delicioso.

Bien mañana os seguiré contado que sucede en esta locura de orgía.

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