miércoles, 21 de mayo de 2008

Diabolico Picadero 1ª Parte

-Bien hoy les voy a contar lo que me sucedió estando en un Púb. tomando unas copas no os lo perdáis porque seguro que os gusta.

"Si quieres, en 60 segundos la tienes toda dentro"

-"¿Cómo?"- respondo yo. Le había oído perfectamente pero no me lo podía creer.

-"Me has oído perfectamente"- Me contesta el desconocido con el humo de un cigarro flotando entre sus labios. Sus ojos negros brillan mientras me mantiene la mirada. Durante unos instantes me parece captar un leve olor a azufre y una especie de aura brillante rodeándole. En ese momento no existe nadie más. Sólo él y yo.

Me lo miro fascinada y caigo en un vacío del que sólo me pueden rescatar su mirada, sus gestos y sus palabras.

-"Yo no lo hago en los lavabos" contesto segura de haberle tirado los planes por los suelos.

-"Nada de eso. Aquí al lado tengo un pequeño estudio, arregladito, limpio y, lo más importante, solo para nosotros."

Su mirada me hipnotiza. Me siento extraña y, sin saber cómo, acepto.

Nos presentamos mientras salimos del bar. Nos sonreímos mientras él abre la puerta de la calle. Contactamos por primera vez en el ascensor con roces suaves y rápidos. Nos besamos mientras la puerta del estudio se abre y entramos dando tumbos sin soltarnos. Avanzamos por el pasillo dejando rastros de ropa en el suelo. Me la mete nada más caer sobre la cama.

Al final no han sido 60 si no 300…. Pero no está mal, cinco minutos para dejarse follar por un desconocido.

El polvo es extraordinario para tratarse de algo tan improvisado y con alguien desconocido. Casi ni la he visto, pero siento una polla maravillosa, potente e incansable. Lo mejor es el bis, donde dejamos la penetración para el final y seguimos con un buen repertorio bucal recíproco y generoso, unos toqueteos completos y, por su parte, una histórica comida de ano que me deja temblando hasta que vuelve a acabar dentro del condón. Es de enmarcar su movimiento de lengua. Parece algo con vida propia, demostrando, dentro de mi ano, una movilidad abrumadora para un sitio tan estrecho. Y ya vista de cerca, su magnífica polla. Unos 20cms. poderosos y recios que no me canso de chupar y recibir dentro de mí. La cosa llega a su fin de madrugada, sobre las 5 de la mañana, con cuatro condones anudados en el suelo de la habitación.

Todo acaba con la facilidad que empezó: -"bueno, un placer, ha sido genial, adiós, adiós. Nos llamamos. Sí claro" – y un portazo de despedida. Ni yo esperaba más ni el quería menos. Todo en su justa medida.

Una semana después:

-"Si quieres, en 60 segundos la tienes toda dentro". El ofrecimiento me viene desde atrás, susurrado en mi oreja con decisión. No puedo reprimir una sonrisa.

Me giro.

No es él.

-"Vale. Demuéstramelo"- le digo interesada por la coincidencia.

Le sigo fuera. La misma puerta. El mismo ascensor y la misma secuencia de sucesos. Las diferencias: vamos a otra habitación y el nuevo empieza con una generosa comida de coño que le agradezco arrancando unos cuantos cabellos al correrme en su boca.

Mientras intentamos llenar el segundo condón me llegan unos alaridos de la habitación contigua, la que ocupé la semana pasada.

Cinco minutos después somos cuatro en la cama y dos pollas para mí. El de hoy me folla a cuatro patas mientras el de la semana pasada alterna entre mi boca y la de la tía que se ha subido hoy. Las dos nos deshacemos por la polla del de la semana pasada. Hay de sobras para las dos pero luchamos por conseguirla, ya sea en la boca, o en cualquier otro sitio. Nuestras bocas la buscan continuamente mientras el otro nos la va metiendo alternativamente por detrás.

Las dos acabamos exhaustas de tanta polla, sudando desnudas sobre la cama y repletas de leche, tanto por fuera como por dentro.

Nos despedimos con la misma eficiencia de la otra vez pero hoy el nuevo me ofrece una llave del estudio para venir a disfrutar cuando y con quien quiera.

Es genial comprobar como el encuentro con un desconocido en un ascensor no cambia nunca, aunque le acabes de comer el coño y ella te haya metido tres dedos en el tuyo, ni que ella te haya lamido el clítoris mientras te sodomizaban, o tu hayas acompañado una polla bien dentro de su culo… pese a todo eso, somos incapaces de hablar de nada más que no sea el tiempo mientras nos miramos de reojo cabizbajas y movemos los pies nerviosamente.

Dos semanas después:

-"Si quieres en 60 segundos la tienes bien dentro de mi".

El receptor de la oferta me mira ensimismado.

-"Aquí al lado tengo un pequeño estudio, arregladito, limpio y, lo más importante, solo para nosotros."

Ahora soy yo la guía, la que abre la puerta, la que llama el ascensor y la que entra en el estudio.

Bueno hasta aquí os cuento hoy mañana os seguiré contando porque esto sigue y muy interesante.

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