lunes, 28 de abril de 2008

Baño Termal 2ª Parte

Aquí os cuento lo que sucedió cuando llegue a la habitación.

Iba a golpear la puerta de la habitación cuando escuche gemidos y jadeos del interior. Era Inés, su voz era inconfundible. "Dame más, quiero más". Mi primera intención fue retirarme pero mi curiosidad y el morbo que me causaba la situación me lo impidieron. Apoyé mi oreja y mi cuerpo sobre la puerta. Oí las palabras que se prodigaban aunque mi calentura me jugó una mala pasada. Debo haber hecho algún ruido porque sin darme cuenta se abrió la puerta y casi me caigo en brazos del masajista que me recibió con una sonrisa dándome la bienvenida. Inés estaba desnuda y se cubrió con las sábanas.

Fue un momento embarazoso pero Matías, que así se llamaba, rompió el hielo.

"Ahora estamos todos y podemos gozar de un momento maravilloso". Inés sonrió y yo me ruboricé. Se acercó y me tomó en sus brazos mientras hacía caer la salida de baño. Quedé solo cubierta por la bikini. Estaba excitada y dominada por las circunstancias. Solo salían de mi boca palabras pueriles tratando de disuadirlos ya que me imaginaba que no había vuelta atrás e iba a ser partícipe de una situación impensada. Por otro lado varias veces había fantaseado con una orgía y esta era la oportunidad de hacerla realidad.

Inés me desnudó totalmente y me empujó a los brazos de Matías. Me besó y yo instintivamente abrí mi boca y sentí su lengua pegajosa. Sus manos acariciaron mis glúteos y aproximaron mi pelvis a la suya. Sentí su miembro rígido palpitando. Apoyado en mi vientre llegaba al ombligo. Inés nos estimulaba y yo perdí todas mis inhibiciones. Matías me alzó en sus brazos y me depositó en la cama. Me situé entre sus piernas y aprecié su verga enorme y gruesa. La tomé entre mis manos y comencé con una mamada lenta y profunda. Las venas ingurgitadas de sangre y el glande descubierto me estimulaban. En cada caricia la cabeza llegaba hasta mi garganta. Apenas me cabía. Me olvidé de Inés, hasta que la sentí aproximarse y con todo desparpajo acarició mis senos y con voz temblorosa dijo:

"Que manera de chupar la pija, no me lo imaginaba querida".

Luego de algunos minutos de estimular la verga sentí un chorro intermitente que inundó mi boca. Me atraganté y tragué lo que pude haciendo arcadas, el resto escurrió por la comisura de mis labios. Limpié su verga lamiéndola y besándola. Inés me ayudó. Mientras lo hacíamos Matías gemía y nos incitaba con palabras obscenas. Su verga y sus testículos recibieron un tratamiento especial.

Estábamos desbordadas y allí no terminó la orgía. Mientras Matías se recostaba de espalda sobre la cama me situé de rodillas entre las piernas masturbando la verga que se paró inmediatamente. Me dediqué a mamarla con fruición. Al estar inclinada sobre su pelvis mi culo en pompa mostraba por detrás la vulva y el orificio anal. Entonces sentí las manos de Inés que tentada ante la visión que le ofrecía, separaba mis glúteos y su boca y la lengua se ocuparon de besar y lamer mis orificios preparándolos para la cogida.

Mi excitación hizo que me incorporase y colocándome a horcajadas guiase la verga hacia la vulva encharcada por mis jugos. La cabeza rojiza descubierta penetró la vagina y dilató las paredes. Cuando comenzó el bombeo me produjo un cosquilleo y una sensación como jamás había experimentado. Placer, entrega, lujuria, deseosa de ser llenada del semen viscoso que en chorros intermitentes derramaba Matías al eyacular. Gemía al unísono con mi amante. Inés se situó en 69 debajo abierta de piernas me ofreció su concha sedienta. Nos besamos mutuamente la vulva mientras acariciaba mis tetas. Era la primera vez que lo hacia pero no me desagrado. El gusto agridulce de los jugos pringosos que escurrían de su vagina es inconfundible y aún hoy los reconocería.

Matías seguía bombeando y yo desesperada lo incitaba. Inés con voz trémula me susurró "Como coges querida, sos una yegua insaciable"."Jamás me lo hubiese imaginado". Yo no era conciente de mis actos y respondía ante cada estímulo. Jadeaba y gemía. Mi concha se abría y desbordaba el semen que escurría por la pelvis de Matías. Inés se hamacaba y me besaba hasta que me pidió cambiar la posición, ella quería ser cogida nuevamente. Mientras Matías se colocaba por detrás lamí sus testículos.

Acompañé con morbosidad la verga de Matías observando como se introducía totalmente en la vagina de mi amiga que se agitaba ante cada embestida. Nunca había visto de tan cerca una cogida semejante. Era excitante y mi mano se posó en mi concha aún mojada e irritada, y me masturbé. Terminamos en un orgasmo ruidoso mientras Matías derramaba su semen en nuestras caras. Lo limpiamos entre besos y lamidas antes de incorporarnos y dirigirnos al baño juntos para tomar un baño de inmersión.

Matías se despidió sin cobrarnos el servicio pero con la promesa de que esa no sería la última vez. Vaya si cumplimos durante los días restantes de nuestra estadía. Fueron unas vacaciones inolvidables donde descubrí el placer al gozar del sexo sin prejuicios que aún hoy disfruto intensamente.

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