martes, 25 de marzo de 2008

Noche de Verano 1ª Parte

Me llamo Marta y tengo 32 años. Hace sólo un par de meses no me podía imaginar que fuera a colgar de Internet un trozo de mi vida y menos que fuera un relato pornográfico.

La historia comenzó una noche de junio. Esa noche salimos a cenar 3 parejas. Era un día de juerga; cena en un sitio "bien" y luego copas hasta que el cuerpo aguantara en un bar-discoteca. Éramos casi jóvenes, tenemos buenos trabajos y la vida son sonríe, al menos en apariencia. Las 4 botellas de vino y los licores pasaron pronto factura en los chicos. Una de las parejas se fue a casa apenas habíamos llegado al bar de las copas.

Así que allí nos quedamos los otros cuatro; mi marido, Ismael y José y Sandra. Ismael y José son muy amigos. Estuvimos los cuatro contando bromas y bailando un rato. Las copas siguieron cayendo; una, dos, tres…..

Más o menos como hacia la segunda copa me fijé en los chicos que estaban al lado nuestro. Eran 4, de edades diferentes y con aspecto sudamericano. Aunque la iluminación del bar no era la mejor se les apreciaba el tono marrón oscuro de su piel. El más joven apenas tendría 20 años, luego había otros dos más o menos de mi edad y el mayor aparentaba unos 50 años. Al principio sonreí para mis adentros. Pensé "Mira, estos han venido aquí a ver si pescan alguna española desesperada o suficientemente borracha". Pero un poco después me fijé en la descarada forma en que me miraba uno de ellos y al ver cómo me sonreía casi me enfado al pensar que la española desesperada que querían pescar era yo. Tras el inicial "mosqueo", me sorprendió notar que me sentí deseada y agradablemente excitada.

-"Quiedo idme a casa", me vino a decir Ismael. "Estoy mu malito…."

No era justo. Yo había controlado bien el alcohol, estaba pasándolo bien, me gustaba la música y ¿de repente se acababa?

-"Espera un poco más, sólo un poco… Todavía es pronto", le contesté.

-"No puedo….. estoy muy cansado"

Lo que más me jodía era que llamara cansancio a la borrachera.

-"Pues mira, esto es como cuando yo estoy cansada y me voy a casa antes de tomar la última. ¿Estás cansado? Pues vete. Yo iré luego"

Mi intención era estar un rato más con Sandra y José bailando en el bar. Como mucho tomar una copa más y en una hora estaría en casa. Lo que no contaba era que José en cuanto vio que su amigo se iba se marchó también arrastrando a Sandra. Así pues o me iba tragándome mi orgullo con ellos después del amago de discusión con Ismael o me quedaba sola en el bar.

Antes de que tomara una decisión ya se habían ido. "Apuraré la copa y luego me iré tranquilamente. Llegaré un poco más tarde que ellos y encima tendré un motivo para estar enfadada mañana".

Apuré la copa en dos tragos. Me dirigí a la barra a dejarla con idea de irme ya. En ese momento, pusieron una canción de La Unión que me gusta especialmente. "Venga la última y me voy", me dije. La cantidad de alcohol bebida de repente creo que fue lo que me hizo quedarme un poco más.

-"Hola, guapa. ¿Se te fue la compañía y te quedaste sola?"

Me volví para ver quien me hablaba. Era el más mayor del grupo de sudamericanos que tenía al lado. De cerca, todavía parecía más mayor. No, mayor no. Viejo. Quizá fue eso lo que empezó a gustarme. Pensar que alguien como él no podía, no debía aspirar a tomar contacto con alguien como yo.

-"Una mujer tan hermosa como vos no debería estar nunca sola. ¿Nos permites acompañarte? A nosotros también nos gusta el bar y la música, sólo nos falta la compañía. Además, nosotros no tenemos tanta plata, no salimos tanto como ustedes. Cuando salimos, nos lo tenemos que pasar bien. Quizá no haya un día como este en varios meses. ¿Otra copa?"

¿Y porqué no? Pensé. Ismael me ha dejado sola. A fin de cuentas a mi me pasaba un poco como a ellos. No todos los días eran como aquel. Había demasiados sábados de compromisos familiares, cenas en casa….. Cierto es que ninguno era guapo pero para ellos yo era su trofeo esa noche. Y luego estaba ese modo especial, descarado en que me miraban como el que conoce de antemano que está agradando. No era lógico que me gustara el modo en que un cincuentón y tres amigos suyos, feos, mal vestidos y pequeñitos me desnudaban con la mirada, pero el hecho es que me gustaba, y mucho. "Cacique con cola para mi" dije sonriendo mientras no paraba de bailar.

Pensando en lo que pasó después, creo que ellos simplemente esperaron pacientemente a que estuviera el alcohol hiciera su trabajo. Todas las canciones las bailaba, todas me gustaban. Ellos fueron cerrando un círculo a mi alrededor y yo a cada poco me frotaba contra ellos durante los bailes. Poco a poco se fueron tomando confianzas; me empezaron a coger de los hombros, de la cintura, incluso me llegaron a dar algún beso en el cuello…. A través de la tela de mi vaporoso vestido pude notar que sus entrepiernas iban creciendo. Tres cuartos de hora después, sin saberlo, ya estaba preparada para la siguiente fase.

-"Mira Marta, estábamos preguntándonos aquí los chavales…. ¿no te apetecería venir a nuestra casa? Creo que tenemos algo rico que te gustaría que te diéramos; estoy seguro que tú ya me entiendes…."

-"¿A vuestra casa? ¿Ahora? No sé, no sé……" dije sonriendo. "Y que querréis hacer conmigo cuando estemos en vuestra casa…? ¿A lo mejor, quitarme el vestido"

-"Eso será lo primero, putita" chilló el más joven

-"Y supongamos que entonces dejo que me quitéis primero el sujetador y luego las bragas…. ¿Se os ocurre que podríais hacer conmigo cuando esté desnuda……?"

-"Apura la copa y vámonos" intervino Efraín, el mayor de ellos. No era un comentario, era una orden. "Nos calentaste y ahora veremos si eres lo suficiente mujer como para acabar lo que empezaste. En marcha"

Salimos enseguida. Yo todavía estaba estremecida por la arrogancia de su orden. ¿Me estaba ordenando que me fuera con ellos a su casa a follármelos? ¿Cómo se atrevía? Y lo que era peor, ¿cómo era posible que me apeteciera tanto? En la calle me pude fijar mejor en ellos. Saltaba a la vista que no teníamos nada en común; cuatro hombres bajitos, de tez oscura vestidos dos de ellos con grandes camisetas deportivas y collares dorados, y los otros dos con polos gastados y vaqueros y en el centro una mujer blanca, más alta que ninguno de ellos y un vestido veraniego con escote provocador.

Nos pusimos a andar. Noté como cada paso que daba me excitaba todavía más. Sabía perfectamente qué es lo que iba a pasar aunque una parte de mi lo negaba. Te vas a meter en una casa de cuatro inmigrantes para que hagan contigo lo que quieran. Mientras tanto, las confianzas seguían en aumento. La mayor parte del tiempo la pasaba andando cogida de la cintura entre dos de ellos. En cada semáforo cambiaba de compañeros y mi culo tenía dos manos distintas sobre él. Vagamente, llegué a pensar en lo embarazoso que sería cruzarme con alguien conocido aunque me gustaba tanto la situación que decidí ignorar el riesgo.

Bien hasta aquí les cuento esta aventura si queréis saber el final no os perdáis mis próximos relatos que os lo pondré.

No hay comentarios: