jueves, 19 de junio de 2008

Iniciando Al Sado A Mi Novio

Todo empezó hace 3 años, cuando yo tenía 20. Era una tarde de Noviembre y me encontraba sola en casa esperando a mi novio.

Habíamos decidido que él se quedase conmigo todo el fin de semana para yo no estar solita y no pasar miedo, y así fue. Yo le dije a mi novio que viniera para no quedarme sola, pero no fue así, cosa que me enfado muchísimo. Después de varias horas esperando el señorito se digno a aparecer por mi casa con la pobre excusa de:

- "Lo siento me he quedado dormido" y eso me enfado mas evidentemente.

Pero ya en ese momento yo sabía cuál sería su castigo. Decidí hacer como si no me hubiese importado cosa que a mi novio le extraño y por la expresión de su cara he de decir que muchísimo.

Nada más entrar se sentó en el sofá y yo me fui a mi dormitorio y cogí la cajita de mis juguetes hasta hoy desconocidos para él. Me di una ducha de agua bien caliente y me coloque mi camisón blanco transparente y mis zapatillas de tacón alto marcando a través de la tela del pijama mis pechos y mi coñito. Una vez todo preparado cogí mi cajita de juguetes y baje al salón. Cuando él me vio aparecer cambio el rostro, su mirada reflejaba excitación, no sabía lo que le esperaba. Me acerque a él como si nada pasase, me senté a su lado dejando ver mi coñito rasurado, lo besé, el acerco su mano a mi muslo, pero no pudo terminar de hacerlo porque directamente recibió una gran bofetada mía, y le dije:

- ¿Creías que no ibas a tener castigo por llegar tarde?, a partir de ahora serás mi esclavo y harás todo lo que yo te diga.

El agacho la cabeza y respondió:

- Si ama, lo que usted diga!.

Saque mi modelo preferido una mini falda vaquera y una camisa súper escotada y le ordené ponérsela. Le ordene desnudarse delante de mí y lo obligue a ponerse mis tanguitas negras que a él tanto le gustan y el sujetador a juego. Una vez lo tuve en ropa interior le dije:

- ¿Te ves?, a partir de ahora serás mi putita así que vístete.

Una vez lo tuve como yo quería le dije:

- A partir de ahora no podrás mirarme a la cara hasta que yo te lo diga, ¿Te enteras putita?.

A lo que él respondió:

- Si ama.

Coloque una silla en medio del amplio salón y le hice ponerse en pompa, con las manos agarrando el respaldo de la silla, el tronco inclinado y el culo para fuera dejándome ver el hilo del tanga entre sus nalgas y su pene aprisionado en mi pequeño tanga negro, saque de mi cajita un fusta y empecé a golpear sus nalgas bruscamente casi sin avisar, le oír gritar, cada vez más fuerte, gritaba y me suplicaba piedad y me pedía disculpas, pero eso no me era suficiente, tenía que recibir su castigo. Sus nalgas empezaban a enrojecerse y vi como su pene estaba duro y tieso, el tangas casi explotaba, le fui quitando la ropa poco a poco hasta tenerlo desnudo ante mí, mi pequeña putita, lloraba de miedo pero a su vez estaba excitado.

Saque de mi caja unas bolas chinas las cuales introducía en su maravilloso culo virgen, cosa que me ponía cachonda, lo escuchaba sollozar mientras la metías, una vez dentro tapone su ano para que no se le pudieran salir y lo coloque bocarriba. De mi cajita saque varias pinzas las cuales coloque en sus pezones y en sus huevos viendo como se retorcía de dolor y como casi se corre, pero sabía que si lo hacía su castigo sería más fuerte.

Viendo como lloraba y suplicaba le quite las pinzas del cuerpo y le saque las bolas chinas que fueron sustituidas por un vibrador de casi 25 centímetros, una vez dentro volví a taponarle el culo y colocándolo boca arriba me coloque encime suya colocando mi coño en su boca, y mientras yo le hacía una mamada él introducía su lengua sin parar en mi coño acariciaba mi clítoris. Fue entonces cuando decidí que los dos deberíamos de tener el culo ocupado, me puse a cuatro patas y le dije que me penetrara mi culo y que se corriera en el mientras yo con mis dedos frotaba mi clítoris. Notaba como se venía, como su pene se endurecía más mientras yo me corría como una loca, note como su leche lleno todo mi coño y vi en su cara satisfacción.

Después de esto me pidió disculpas y me dijo que ahora me amaba más y que desde ese día seria mi eslavo, es así como desde hace tres años tengo mi esclavo.

Ya contaré todas nuestras experiencias.

sábado, 7 de junio de 2008

Como Me Folle A Mi Vecinito 2ª Parte

Aquí os sigo contando la aventura con mi vecinito.Los chavales se quedaron paralizados. Una tía rubia, con unas tetas enormes de silicona chupaba por turnos dos enormes pollas, mientras lamía un capullo, tocaba los huevos del otro.

-Vaya, vaya, dije, así que mirabais una película instructiva.

Todos se reían cortados, el vecinito hasta se puso colorado. Nos quedamos todos callados bebiendo las copas y mirando la escena. La tía tenía todo el coño mojado, mira, como el mío pensé yo. Fui mirando los paquetes de los cuatro con disimulo. Todos estaban más abultados de lo normal. Para romper el hielo pregunté bromeando:

-¿Hay alguien que la tenga como los de la peli?

Todos se reían. El más lanzado me dijo:

-Ya te gustaría a ti una como esta. Como lo sabes pensé yo.

El alcohol estaba haciendo sus efectos, todos estábamos más distendidos, pero nadie tomaba la iniciativa. Yo no podía más. Cualquier mujer de mi edad que lea esto y que haya pasado por una situación parecida de calentura me entenderá. Entreabrí las piernas y me sentí observada. Como ya he dicho, llevaba un tanga transparente, por lo que sabía que la mayoría estaban viendo mi coño.

Al final, el que tenía a mi lado puso la mano sobre mi pierna y empezó a subir acariciándome por la parte interior, por la parte que ya estaba totalmente húmeda. Yo quería que siguiera subiendo. Ahora, la de la película estaba boca arriba, con las piernas totalmente abiertas para que un tío se la pudiera meter hasta el fondo, mientras se la chupaba al otro. El de mi lado ya había metido su mano por debajo de las bragas y me estaba tocando descaradamente, se mojaba el dedo con mis propios jugos y me lo restregaba acompasadamente por el botoncito. A partir de este momento todo se precipitó.

Uno, desde atrás, me cogió las dos tetas y empezó a morderme el cuello, a meterme la lengua por la oreja, unas cosquillas terribles me invadieron. Otro se había puesto de pie frente a mí y se la había sacado. Era un tío bastante cachas, y sujetaba una herramienta potente y erguida. No pude más, le puse la mano es los huevos y me la llevé a la boca como pude, le pase la lengua por todo el capullo mientras se la meneaba. Casi no me cabía, pero, como pude me la metí y chupé con todas mis fuerzas. El que había empezado metiéndome mano, ahora me estaba chupando y pasando la lengua por todos los rincones. Me iba a correr por primera vez. Tenía un tío chupándome el coño, otro magreándome las tetas d al vecinito, que aún estaba en la silla meneándosela.

Lo llevé a la habitación de sus padres, tenía el culo muy prieto, lo tiré sobre la cama, me puse frente a él con una rodilla a cada lado, y me la fui metiendo lentamente. Era el que la tenía más grande de todos, al final, cuando la tuve toda dentro empecé a cabalgarle con fuerza, dándole fuertes golpes en los huevos a cada salto, tocándome las tetas con una mano y el clítoris con la otra. Tenía una polla inmensa, que ahora chapoteaba en mi interior, pero una cara de bobo que asustaba.

No me había dado cuenta que el primero que se había corrido en mí, boca había entrado en la habitación. Se subió bruscamente a la cama, me tiro literalmente encima de su amigo, y, aprovechando que me había quedado el culo en pompa, ahí me apuntó. Que cabrón, pensé, no puede meterme esto tan grande por el culo. Vaya si podía. Se la había embadurnado con crema hidratante y me la metió de una embestida. No pude evitar chillar de dolor. Pero me gustaba, mientras yo cabalgaba al vecino con todas mis fuerzas, me la estaba metiendo por el culo.

Nunca antes había tenido a la vez una polla en el coño y otra en el culo. Ya no sentía dolor, me estaba corriendo como nunca, mientras aquellas pollas jóvenes entraban y salían. Ellos también se corrieron.

Así terminó la fiesta. A mí me pasó temporalmente la calentura. Ahora, cada vez que me lo encuentro por la escalera le guiño un ojo. Alguna vez pienso repetir. Recomiendo a las cuarentonas de mi edad que lo prueben alguna vez.

Me sentí joven nuevamente y deseada. Hembra.

miércoles, 4 de junio de 2008

Como Me Folle A Mi Vecinito 1ª Parte

ME SENTÍ JOVEN, DESEADA, HEMBRA Cabalgaba al vecino, me la estaba metiendo por el culo, nunca había tenido a la vez una polla en el coño y otra en el culo, me estaba corriendo como nunca mientras aquellas pollas entraban y salían

Mi marido es una buena persona, y la verdad es que me lo paso bien con él en la cama. Pero después de cumplir los cuarenta, he notado un aumento progresivo de mis ganas de follar. Cada vez tengo más y más ganas, cuanto más follo más ganas tengo. Así las cosas, he llegado a la triste conclusión que con los polvos maritales no tengo bastante. Antes de la aventura que les voy a contar, para solucionar mis problemas, acudí a la masturbación en todas las formas posibles, me imaginaba chupando una inmensa polla, y me tocaba el coño mojado hasta correrme como una guarra. Esto no podía seguir así, pensaba en mis intervalos lúcidos, es decir, cuando dejaba de pensar en el sexo.

Mis vecinos tenían un hijo único de unos veinte años. Nada del otro mundo, yo siempre me lo había mirado como a un niño, un poco torpe y tímido. Aún lo veía con los libros del colegio, jugando por las escaleras con sus amigos. Un día, su madre me dijo que se iba de viaje con su marido a Ibiza, y que estarían unos días fuera. Su hijo se quedaba sólo en casa. Cuídamelo, me dijo en broma. En mi estado, aquellas palabras fueron como la llama que prende la mecha. Inmediatamente empecé a imaginármelo en pelotas, con la polla bien tiesa a mi disposición. Que guarra eres, pensaba. Si es un chaval.

Ya llevaba un par de días sólo, cuando estábamos mi marido y yo cenando, llamó a la puerta. De forma muy educada, nos dijo que al día siguiente había invitado a unos amigos a su casa a cenar, y que disculpáramos anticipadamente si hacían demasiado ruido, que intentaría no molestar. Le dijimos que no se preocupara, que lo entendíamos, y que se lo pasara bien. Al cerrar la puerta mi marido me recordó que al día siguiente no estaría, que marchaba a Madrid por un par de días, por asuntos de trabajo. Mi imaginación ya se disparó, me lo llevé a la cama y después de darle una buena mamada, me senté encima de él y me lo tiré pensando ya en el vecino, me corrí pensando en la polla veinteañera.

Mi marido se quedó ido con el meneo y no tuve otro remedio que meterme un buen masaje con el dedo húmedo de saliva, pensando en las guarradas más guarras que se puedan imaginar.

A las ocho de la noche del día siguiente empecé a notar bullicio en el rellano. Debían estar llegando los amigos de mi vecino. A medida que pasaba el tiempo me iba poniendo más nerviosa. No sé bien porque motivo. Estaba sola y oía las risotadas del piso vecino, debían estar cenando. Al cabo de un rato, cesaron las risas y empecé a escuchar los típicos jadeos de una peli porno. Mi cerebro empezó a funcionar, ya me los imaginé a todos empalmados viendo la tele, con la mano en el bolsillo para acariciar su juguete. Se me empezó a encender la llama. Y si voy, me preguntaba. Me podría presentar con cualquier excusa y ponerlos colorados. Solo de pensarlo me empezó como un hormigueo en el estomago.

Estaba sola en casa, mi marido me había llamado desde Madrid hacía un rato, y a escasos metros, pared por el medio, un grupo de chavales viendo una peli porno. ¿Era normal en estas circunstancias que tuviera que meterme mi dedo? Para que ellos terminaran pelándosela y ensuciando el parquet. Decidí fumarme un canutillo, pero en lugar de hacerme venir sueño, me desinhibió totalmente. La decisión de visitar al vecino estaba tomada. Fui al cuarto de baño, me lavé cuidadosamente y me puse la combinación más sexi y guarra que encontré, un tanga totalmente transparente, con las gomas gastadas que dejaba al descubierto más que escondía mi peludo chocho y un sujetador que mantenía firmes mis grandes tetas. Encima me puse una bata floreada de estar por casa que abrocha por delante. Así salí al rellano de la escalera.

Llamé a la puerta del vecino y pude oír que apagaban el televisor precipitadamente.

Abrió la puerta con cara de disculpas.

Yo, entre el peta que me había fumado y el calentón que llevaba, decidí ir directamente al grano:

-Mira, como no me dejáis dormir (era verdad), ya me puedes invitar a una copa.

Se quedaron todos helados, acojonados, diría.

-¿Es que nadie me va a invitar a pasar? Dije al final riendo.

-Pase, pase señora, soltó uno de ellos. La verdad es que lo de señora me llegó al alma, pero me lo guardé. Me senté en el sofá, frente al televisor ahora apagado, crucé las piernas, y les pregunté a los tres que quedaron conmigo, mientras el vecinito me preparaba la copa.

- Qué estaban haciendo. Les pregunte.

El que parecía más lanzado me dijo, entre las risas de los otros, que estaban viendo una película.

-¿Por qué no la ponéis? A mí también me gusta el cine, les dije.

Todos se rieron, pero ninguno se atrevió a ponerla. Entre estas, vino el vecino con una bandeja llena de copas. Cada uno cogió la suya Yo pude notar que junto a mi culo estaba el mando del televisor, lo cogí y puse en marcha la película.

Bien lo que paso luego os lo contare mañana.