lunes, 31 de diciembre de 2007

Me Rompieron el Culo Literalmente I 3ª Parte

Bien aquí sigo con la historia.

No sé si fue el viagra o que pero yo estaba con la pija dura todavía y Ñan también.

A los pocos minutos nos dirigimos al dormitorio de las chicas Ñan iba delante de mí, tenia un hermoso culo duro y bien redondito, como no solo tenia 21 años si a esa edad lo tienes todo durito, la cosa que me gusta ese culo. Alicia se acuesta boca arriba y separa las piernas le veo el hermoso coño rasuradito y carnoso al abrirse las piernas veo el orificio de la vajina, Ñan se arrodilla delante de ella, y con su polla entra a penetrar ese hermoso coño, se veía como Ñan presionaba para que entrase, pero era grande su aparato para ese coñito, Alicia gritaba y colocaba las piernas alrededor de la cintura de Ñan, seguía empujando para que entrase, y en un momento de golpe se metió dentro. Alicia grita y se colgó del cuello de Ñan literalmente estaba colgada por las piernas alrededor de la cintura de Ñan y con sus brazos del cuello, le miro la cara a Alicia y veo que le corre una lagrima por la mejilla, la penetración fue dura, pero una vez que estuvo alojada la polla dentro de ella, todo cambio.

Ñan comenzó el movimiento típico de la cogida adentro a fuera su polla no entraba toda ya que era demasiado larga para el coño, pero un buen pedazo se alojaba dentro, luego de ver ese espectáculo Paloma me pide que le haga el culo y se coloca en cuatro patas delante de mí, le chupo el agujero del culo y le coloco bastante saliva para que penetre mejor, igual le pregunto si quiere que le coloque crema.

- Ella me dice: No con la saliva es suficiente, quiero que me hagas doler, métemela de golpe asta los huevos.

No la ice esperar me acomode bien detrás donde podía ver el agujero redondito y medio negrito de su culo le apoye la cabeza de la polla empuje un poco para ver que estaba bien colocada mi polla y en un abrir y cerrar de ojo se la metí con fuerza toda la verga dentro de su culo. Ella pega un grito y se quiso escapar para delante, pero la cogí de la cintura y la levante hacia mí, la verga mas le entro dentro, ella quedo en el aire ya que yo arrodillado detrás de ella la había levantado por la cintura, y la tenia apretada contra mí, ella se queda quieta con la cabeza entre los brazos respirando agitada, la baje lentamente y empecé a moverme dentro de ella, todavía protestaba un poco pero me decía que siguiese así que no me detuviera, ya la penetración se hizo liviana la verga entraba y salía de su culo con un buen ritmo, ella gemía, con una mano ella se masturbaba, yo seguía metiéndosela y sacándosela, ella empezó a correrse, yo estaba excitado pero ni ganas de acabar, miro al costado y veo la enorme polla de Ñan entrando y saliendo del coño de Alicia, el contraste de color me excitaba mas el negro y largo tubo entrando y saliendo de la vajina blanca y rosada de Paloma era lindo de ver, si el color era lindo ya que yo y las chicas somos blancos leche y Ñan es bien negro.

Alicia me pide quítamela y métemela en el coño, eso hice le saque la verga del culo y inmediatamente se lo coloque en el coño, y seguí bombeando dentro del, ella gemía y medio se retorcía, estaba gozando como loca, se había corrido no sé cuantas veces ya yo había perdido la cuenta, lo mismo que Paloma, pero yo seguía sin querer acabar todavía y eso que mi polla esta durísima ya me dolía de tan dura que estaba desde hacia un muy buen rato.

A los pocos minutos veo como Ñan retira su pija de dentro de Paloma y se recuesta a un costado de ella, pude observar el enorme agujero que le había quedado a Paloma en su coño luego de que Ñan quitara su verga de dentro de el, se veía como le corría un liquido por entre las piernas todo producto de su propio jugos vaginales, ya que Ñan no se había corrido todavía. Yo seguía cogièndome a Alicia, ella pide que pare un rato para tomar fuerzas ya que estaba agotada también por los orgasmos que había tenido, así que salgo de dentro de ella y me coloco de costado.

Yo veía a Ñan recostado boca arriba con su enorme miembro negro y brillante por estar todo mojado, por los jugos de Paloma, me estaba imaginado esa verga penetrándome en las entrañas y abriéndome el culo eso me causo un placer extraño en todo el cuerpo, Paloma y Alicia se hallaban recostadas las dos medias como dormidas ya que estaban exhaustas.

En eso se levanta Ñan y me dice ven aquí con migo ya que las señoritas están descansando. Me levanto y me le acerco no sabia que hacer ya que no sabia como relacionarme con un hombre, nunca lo había hecho, que soy el macho. Bueno pensé si ya llegue asta aquí y me tome toda su leche, no es hora de salir corriendo así que me acosté a un costado del, le cogí la cara y le di un profundo beso de lengua, sus labios eran carnosos, su lengua empezó a jugar dentro de mi boca, sentía como nuestras salivas se entremezclaban en nuestras bocas, si dejar de besarlo me le subí y me senté sobre su vientre, podía sentir la proximidad de su enorme verga, en la raya de mi culo, eso me excitó mas. Seguimos besándonos por unos minutos mas, asta que él en un movimiento rápido me coge por la cintura, con sus brazos y me da vuelta y quedo yo boca arriba y el sobre mi, comienza a besarme el cuello, siento como se me estremece desde la barriga asta el cuello, como una especie de convulsión, muy placentera, introduce su lengua en mi oreja y yo me dejo hacer me comporto como una mujer, ya que el es el que dirige todo, comienza a besarme las tetillas y mordisquearlas, me produce dolor pero lindo me gusta esa sensación, sigue bajándose y me besa y chupa todo con sus dedos me apretaba una tetilla me dolía pero no me importaba, lo dejaba hacer esta entregado a el.

En un momento su cabeza se encuentra entre mis pierna, y veo como se come mi verga, se la metía toda dentro de su boca, estuvo unos minutos chupándome la verga asta que me coge con sus manos por debajo de mis rodillas y me levanta las piernas, mi culo y huevos quedan expuestos a su boca, comienza a chuparme los huevos y el culo siento su lengua queriendo entrar por mi agujero, tras unos minutos así como mis rodillas sobre mi pecho, el comienza a besarme el estomago, pecho asta legar a mi boca, mi culo quedo totalmente expuesto a su enorme polla.

Bueno mañana os termino de contar como me fue con Ñan.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Me Rompieron el Culo Literalmente I 2ª Parte

Aquí continúo con nuestra orgía.

Paloma se me acerca y me pregunta.

- Te gusta esa polla !

- La verdad es inmensa y luego que le pruebe te diré que me pareció.

- Bueno dice ella. Quítate la ropa y acércate.

No me lo dijo dos veces ya estaba completamente desnudo. Paloma y Alicia estaban de rodillas las dos chupándole la polla al negro una se metía los huevos en la boca y la otra trataba de tragarse esa inmensa verga, y no le entraba bien dado su tamaño. Me acerco al trío y empiezo a quitarle la ropa a las chicas, que seguían chupándole la polla a Ñan, una vez los cuatro completamente desnudos Ñan se recuesta en el suelo sobre la alfombra boca arriba Paloma le coloca el coño sobre la boca y Alicia le seguía chupando y pageando esa enorme verga, como Alicia estaba en cuatro patas chupando la pija, me le coloco atrás y entro a jugar con su culo y coño con mi lengua, mientras le metía un par de dedos dentro de su coño que ya estaba totalmente abierto y mojado, ya que mis dedos entraban y salían con mucha facilidad, no me quería ni tocar la polla ya que si no seguro que acababa dado que estaba muy caliente yo. Paloma gemía a cada lenguetazo de Ñan en su coño, se había corrido un par de veces Paloma.

Alicia gemía y jadeaba ya que mis dedos y mi lengua estaban haciéndola acabar como loca, yo le salive bien el culo y le metía los dedos dentro, con una de mis manos le coloco saliva a mi polla y luego enfilo al culo de Alicia que ya estaba bastante dilatado, le apoyo la cabeza de mi verga sobre su orificio y empiezo a presionar para que entre, ella se quejaba un poco pero no decía nada, vi como el tronco de mi polla se iba perdiendo dentro de su culo, asta no verlo mas lo tenia todo dentro, empecé a metérsela y sacársela mi polla, yo estaba que explotaba pero no quería acabar todavía, así que me quede quieto con la pija dentro de su culo, y con una mano la pajeaba a Alicia, le saco la pija del culo si no la llenaba de leche, y no quería todavía, ella me coge la mano y me la hace poner sobre la polla de Ñan, cierro mi mano sobre esa enorme polla y lo entro a pajear, Alicia me besa y pude sentir el gustito de la polla de Ñan en mi boca, luego ella me hace bajar la cabeza y me hace meterme la polla esa en la boca, fue una sensación extraña cuando me metí la cabeza de la polla en mi boca, quise metérmela un poco mas adentro, pero soy de boca chica así que no me entro mucho, a de mas me di cuenta que su polla en la parte del tronco era un poco mas ancha. El miembro de Ñan era negro y brillante dado la saliva depositada por Alicia y por mí.

Paloma se me acerca y me ayuda a chupar la pija, y Alicia coloca su coño sobre la boca a Ñan, Paloma me hace a un costado y se arrodilla sobre la verga de Ñan, yo arrodillado en el piso con la mano dirijo a la pija al coño de Paloma, ella se va sentando sobre ese enorme caño, veo como la cabeza de la pija empieza a entrar en el coño, a medida va entrando se le va abriendo la vajina a Paloma, entraba con dificultad ya que era muy grande la verga, eso que el coño de Paloma estaba todo mojado por sus jugos y la mamada que le dio Ñan, Paloma se lo sacaba un poco y luego lo volvía a meter, y así le fue entrando asta la mitad de la pija Ya no entraba mas había tocado el fondo de su coño, mas era imposible que entrara, quedaba un buen pedazo de pija afuera, y yo desde mi posición podía ver como esa enorme polla entraba y salía, los labios del coño estaban completamente abiertos, desde dentro de la vajina salía un jugo supuse que era los jugos de Paloma, ella gritaba, gemía, se retorcía yo me calenté tanto que acerque mi boca y entre a chupar el pedazo de pija que quedaba fuera y los huevos, todo estaba mojado por las secreciones vaginales me gustaba el sabor así que me lo chupe todo, en eso siento como Paloma empieza a correrse y a estremecerse aaaaaaaahhhhhh, oooooooohhhhh así así follame así, rómpeme bien el coño, eso así seguí, seguí aaaaaaahhhhhh, oooooohhhhhh. También sentía como Alicia se corría dado la chupada de coño de Ñan, y que Paloma mientras cabalgaba sobre la verga de Ñan con una mano le apretaba los pezones a Alicia. Las dos chicas ya habían tenido varios orgasmos desde que empezamos a follar, yo casi acabo pero me las aguante, Ñan no se como aguantaba tanto primero la chupada de polla de Alicia y mía, luego la de Paloma y ni que hablar de la cabalgata que ella le hizo, este tipo es de hielo.

Paloma se saca lentamente la pija de su coño y observo el enorme agujero que le queda en el coño, también se aguanto semejante polla dentro no era para menos, Alicia y Paloma están arrodilladas una a cada lado de Ñan yo le tengo agarrada la polla con la mano y pajeandolo, ellas se ríen de mi y dicen.

- Mira Paloma dice Alicia El que no quería con un hombre pero no le suelta la polla, y como se la mamo.

- Paloma. Si tienes razón es un putito divino el Argentino jajajajaja

En eso siento como que Ñan va a acabar las chicas me dicen.

- Putito toda la leche que salga de esa pija te la tendrás que tomar tu, esta claro de lo contrario te castigaremos por desobediente.

- No, esta bien lo que ustedes digan, si saben que soy su putito.

Entonces le agarro la polla de Ñan con mas fuerza y le entre a pajear más rápido mientras con la boca le chupo la cabeza de la polla, también siento como que alguna de las chicas se coloca detrás de mí y me chupa el culo ya que yo estaba en cuatro patas sobando al negro, era la lengua de Paloma en mi culo, siento algo frió en el orificio del culo era que me estaba poniendo algo de crema, y con un consolador en la mano empezó a metérmelo por el culo, sentí un dolor fuerte al principio, no grite ni nada ya que tenia la cabeza de la polla dentro de mi boca esperando la leche de Ñan, siento como me va penetrando lentamente el consolador ya no me dolía si no que me gustaba, con una mano me coge y con la otra ella me estaba pajeando, eso me volvió loco, estaba a punto de explotar, sentía como mi leche iba llegando, pero al mismo tiempo siento como Ñan entra a correrse y siento un torrente caliente que me inunda la boca le cojo mas fuerte la polla y lo pajeo mas, trato de meterme mas la pija dentro de mi boca, para que no se salga nada de la leche que salía de esa enorme polla, paloma me sacaba y me metía el consolador por el culo con velocidad, mi leche empezó a salir de mi polla, yo me corría como loco y al mismo tiempo me tragaba la leche de Ñan que era caliente, y viscosa con un gustito salado, algo se me salía por la comisura de los Labios ya que era mucha la leche, me estremecía de placer el también, cuando sentí que ya no salía mas nada, quite la boca y me trague bien su leche, que costaba pasar por mi garganta ya que era bastante viscosa, con la mano le apreté la polla desde el tronco y empecé a subir, salía algo de leche que le había quedado en el conducto de la polla, así que baje la cabeza y me la tome y con la lengua le deje la polla brillando de limpia, mi leche estaba en el piso a un costado de la alfombra donde estaba recostado Ñan ya que Paloma me había follado y al mismo tiempo pajeado, Alicia me mira y se sonríe, y me dice.

- Muy bien putito veo que te esmeraste y té tomaste toda la leche, pero ahora quiero que limpies el piso donde tu ensuciaste con tu leche, así que límpialo con la lengua y tomate toda esa lechita que es tuya.

Yo sin decir palabra empecé a tomarme mi leche del piso, y también le tuve que chupar la mano a Paloma ya que tenia leche que le había chorreado.

Luego de esa cogida los cuatro nos recostamos sobre el sillón de la sala a descansar un minuto para seguir.

Bien hasta aquí por hoy mañana os sigo contando ya veréis fue fantástico.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Me Rompieron el Culo Literalmente I 1ª Parte

Hoy os voy a seguir contando la historia de mi compañero de trabajo en la cual esta vez no solo se lo follan las lesbianas si no también un gran pollon negro.

En mi relato anterior conté como Paloma y Alicia me habían roto el culo entre las dos. Ellas me habían propuesto al mañana siguiente de nuestra fiesta, si no quería yo probar con un hombre ya que me había gustado cuando la fiesta.

Yo la tenia que pensar ya que los hombres no me gustan, pero tenia curiosidad en saber que se siente ser penetrado por una verga de verdad, y no los consoladores y otras cositas mas que usaron ellas esa noche. La amistad con las chicas luego de esa noche se incremento, éramos mas compinche entre los tres, nos contábamos todo ellas de sus relaciones con otras chicas y yo con Viki que era mi novia, la verdad la pasábamos bien los tres. Luego de un mes de nuestra fiesta un sábado por la tarde se me acerca Paloma y me comenta que esta noche venia el amigo de ellas a cenar y que se quedaba a dormir con ellas. Le pregunte quien era ese amigo y si yo lo conocía.

- Me contesto. Tal vez lo hallas visto alguna vez cuando estuvo con nosotras, es el amigo de Senegal que te comentamos aquella noche ¿ Te acuerdas ?

- Si recuerdo que algo me dijeron

- Pues esta noche se quedara con nosotras, ¿No quieres venir ? Te aseguro que te va gustar nuestro amigo.

- La verdad no se me da un poco de cosa estar con hombre.

- Si no lo pruebas nunca sabrás que se siente, además no te tienes que enamorar del si no solo tener sexo con nosotras y él, y que mal lo recuerde la ultima ves la pasasteis bien cuando te dimos por el culo.

- Si la verdad que me gusto ¡Cómo se llama el tío este!

- El nombre de el es medio complicado le decimos Ñan. Pues vienes o no así podemos otro plato en la mesa.

- Bueno que sea lo que dios quiera a las 8 PM voy.

- Bueno no nos falles te esperamos.

Estuve nervioso el resto de la tarde, no sé si era por miedo o ansiedad de ser penetrado por un hombre, la verdad no lo sé bien.

A la ocho en punto me aparezco yo en la casa de las chicas, Alicia estaba en la cocina terminando de preparar la comida, y Paloma estaba en el comedor con el muchacho tomándose unas cervezas. Me lo presentan a Ñan parecía un tipo agradable, era un poco mas alto que yo. No era ni gordo ni flaco era un tío normal, lo que sí era completamente negro, nada de mestizo un verdadero africano, con unos labios gordos y una nariz media chata, sus brazos eran musculosos etc. La verdad era un lindo tipo tenia lindas facciones. No era que me gustara pero reconocía que el tío este tenía lo suyo. Luego de la presentación formal nos sentamos y nos pusimos a conversar de trivialidades, cuanto hace que estas aquí, de que trabajas, etc. A parece Alicia con la sena y nos sentamos a comer los cuatro, estuvimos como una hora y media cenando y conversando, nos habíamos tomado tres botellas de vino tinto, y luego con el café unos coñac.

Así que estábamos bastante entonaditos todos, Paloma se levanta y se sienta sobre las piernas de Ñan y le entra a besar. Se podía ver como Ñan se comía la boca de Paloma su lengua entraba y salía, con una de las manos Ñan le coge una teta y le apriete un pezón, ella pega un gritillo y se aferró mas a el.

Alicia se me acerca y me besa apasionadamente, nuestras lenguas se entremezclaron como si fuese una sola. Tras estar unos minutos así besándonos los cuatro. Paloma se levanta y trae unas pastillas para que tomemos yo y Ñan.

- Le pregunto que es ¡

- Tu tranquilo que es viagra, lo van a necesitar ya que somos cuatro y lo vamos a pasar muy bien y no creo que los dos aguanten el ritmo de esta noche jajajaja.

Tal vez tenia razón ya que yo me las quería coger a las dos y no sé si a Ñan también, y la verdad que por mas que uno quisiera la pija no podría estar levantada toda la noche.

Nos tomamos las pastillas, y veo como Alicia y Paloma empiezan a desvestir Ñan, yo miraba con curiosidad ya que le quería ver la pija a Ñan, quería saber que era lo que me iba a penetrar por el culo, y talvez darle una buena chupada a esa polla.

Ñan estaba completamente en pelotas, tenia un cuerpo bastante atlético, para mí la verga era inmensa, media como 25 cm con una cabeza bastante prominente, el tronco se veía grueso, se le notaba las venas sobre el tronco de esa enorme verga, los huevos eran bastante abultados se podía ver todo ya que la tenia la verga y los huevos completamente depilados, eso así que pareciera mas grande todo, dado el tamaño de su miembro no se le levantaba del todo, pero que lo tenia dura como una piedra no cabía duda.

Bueno hasta aquí por hoy mañana os cuento como fue esta orgía.

viernes, 28 de diciembre de 2007

En La Sala 5ª Parte

Aquí os cuento lo que paso en casa de Irene.

La petición la sorprendió un poco más. Yo estaba envalentonada. ¿Es que yo no podía tener la iniciativa también?

- Me parece bien, así tendremos tiempo para poder hablar. Nunca perdía el sentido de la ironía!

Me parecía mentira lo que había ocurrido esa noche. Y todavía quedaba lo mejor. Ya en su casa, sacó el llavero para abrir la puerta del apartamento. Buscó la llave adecuada con tranquilidad, manteniendo el dominio que tenía siempre. A mí, en cambio, oír el tintineo del manojo de llaves me desesperaba. Cogí su muñeca y el roce de su piel fue suficiente para acelerar mis latidos. Nos quedamos las dos en silencio en aquel pasillo.

- ¿Sabes? Hay algo que no puedo olvidar desde aquel día... - empecé a decir.

- ¿Puede ser esto?

Y no me permitió acabar porque noté sus manos sujetando mis mejillas mientras me rozaba la piel suavemente con las yemas de sus dedos. Cerré los ojos y tuve su boca en la mía. Cuando ella comió mis labios con suavidad pero con ganas, viví la misma sensación que había tenido aquella vez. También ahora los pelillos de la piel se me pusieron tiesos como escarpias y me inundó la misma sensación de calor... Luego ella se separó. Abrí los ojos y seguíamos en un pasillo, delante de la puerta del apartamento.

- Sí, era esto... lo que quería recordar... - dije con la voz entrecortada.

- Será mejor que entráramos, antes de que aparezca algún vecino.

Tenía razón y entramos. Apenas se había cerrado la puerta y yo quería que nos besáramos otra vez. No podía haber dudas: su beso me había gustado; nunca me habían besado así. Pero ella no se conformaba con besarme. Con sus dedos desabrochó mi blusa y luego pasaron por el hueco de entre los pechos. Tampoco me habían tocado así. Pensé que sus dedos eran largos y finos, no como los de Carlos, y más adecuados para acariciarme suave y cuidadosamente, en vez de manosearme con prisa como hacía él. No se abalanzó sobre mis tetas sino que esperó a quitarme el sujetador con mucha calma. Luego los sostuvo en sus manos y los estrujó y acarició, rozándome los pezones con los pulgares, sin que dejáramos de besarnos. Pensé que su lengua era mucho más hábil y deliciosa que la de Carlos. Ya me lo había demostrado comiendo aquellas almejas. Buscaba mi lengua para derretirla en mi boca como si fuera un polo. También sus manos eran más habilidosas. Muy lentamente, se quitó la blusa y el sujetador. Cuando rozó mis pechos con los suyos, entendí que había cosas que no había imaginado nunca. Hundió sus dedos bajo mi falda...

- ¿No te dije que me gustaban mucho las almejas? - me dijo ella, muy excitada.

- Pues esa almeja está muy caldosa... - le respondí, no menos excitada que ella.

- No hace falta que lo digas porque la estoy tocando.

Notaba sus dedos acariciando mi entrada y eso fue demasiado para mí. Nunca me habían tocado así y ella lo hizo despacio y con tranquilidad, como me gustaba, entreteniéndose en la cara interior de los muslos y luego en los labios. Después, en el botón que había más adentro. La besé otra vez, como queriendo agradecer el placer que me daba. Cuando sacó sus dedos, estaban brillantes por la humedad. Acercó su anular y yo lo chupé encantada. Era terriblemente morboso probar el jugo de mi propio sexo.

- Estás muy caldosa., sí - dijo ella

- Quiero probar esa salsa. Y me llevó a su cama.

Unas pocas horas antes, lo último que hubiera pensado es que me desnudaría por voluntad propia para meterme en la cama con otra mujer. La vi más hermosa que nunca. Siempre me había parecido guapa pero ahora era más que guapa... Ella se había salido con la suya y había cambiado completamente las reglas esa noche. Me guió con sus manos y con mucha delicadeza para que me recostase sobre la cama. Me había tocado pero ahora iba a mostrarme cómo se comía una almeja... Después de besarme arrastró su lengua despacio por mi cuello, mis pechos y luego por mi vientre. La notaba húmeda como un caracol que se arrastra lentamente. Besó mi empantanado bosque de Venus y abrió su boca para mordisquearme con mucha suavidad la parte interna de los muslos. Su lengua entrando y moviéndose con rapidez, buscando la salsa que me cubría... ¿Cómo había podido vivir hasta entonces sin una boca así?

Ajena a los gemidos entrecortados y agudos que salían de mi boca, ella no dejó de comer toda la salsa que había en mi sexo. Nunca podría haber aprendido Carlos a hacer esto. Abrí los ojos y vi la brillante luz de la lámpara en el techo. En realidad, no la veía porque había dejado de prestar atención a otra cosa que su lengua. Hasta que cerré los ojos y gemí una última vez. Fue un gemido más prolongado. Luego mi cuerpo dejó de temblar y se relajó completamente. Su boca había dejado de comerme el coño y la noté otra vez en mi cara, invitándome a que la besara. Nos abrazamos. Hubiera querido dormir con ella pero tuve que dejarla. Esta no fue, ni mucho menos, la despedida fría y violenta de la última vez. Le dije que volvería en cuanto pudiese. También quise decirle que había sabido hacerme gozar de una forma increíble pero no hacía falta que lo dijese, eso ya lo sabía. Me marché en silencio.

Era tarde cuando llegué a casa pero no me importaba. Tampoco parecía importar a Carlos, que dormía tan plácido. Le miré un momento, pensativa, casi algo culpable, pero duró poco: estaba agotada y me cambié para acostarme.

A partir de entonces se terminaron los celos. Él me dejó hacer y yo aproveché, pero que muy bien, esa libertad. Agradecí la confianza recibida pero si él hubiera puesto además un poco de interés... Nuestro matrimonio se acabó poco a poco y él ni se dio cuenta. Se conformaba con que no hubiera discusiones: creía que eso bastaba para que nuestra relación pudiera funcionar.

Al final lo supo porque tenía que decírselo. Ya no quería dormir con él, y menos hacer el amor. Me encontré diciéndole cosas que jamás habría creído que tendría el valor que decir. Él pasó del completo estupor a la furia, pero no quiero dar detalles tan desagradables. Furioso, me gritó cosas muy ofensivas, pero no traté de defenderme. Entendía su cólera. Si él quería creer que le abandonaba porque era una lesbiana por naturaleza, allá él. En mi defensa, diré que descubrí mucho más que placer sexual con Irene. Si él me hubiera escuchado como ella y prestado el mismo interés, nuestro matrimonio no habría terminado así.

Quizá le hubiera dado otra oportunidad. Ahora no me arrepiento de nada.

jueves, 27 de diciembre de 2007

En La Sala 4ª Parte

Bien aquí sigo contando como nos fue la comida.

Me sentí indignada pero con ganas de reírme con la dichosa preguntita. ¡Menuda era mi amiga! Hasta aquel día que me había besado, yo había creído conocerla muy bien, pero aquella noche iba a descubrir muchas más cosas de ella. Llegó la segunda ración: tortilla española. Esta vez sí entendí el plato a la primera. Era tan descarado que me dieron ganas de levantarme del asiento, de reírme o de las dos cosas a la vez. Al final me comí mi trozo de tortilla en silencio.

- La tortilla la hacen muy bien aquí, ya veréis.

- Ah, pues tienes que ver qué tortillas más ricas sabe hacer Fernanda: con sus patatas, su pimiento y su cebolla - comentó mi pareja, totalmente inconsciente de lo que estaba ocurriendo en aquella mesa entre esa mujer y yo, poniéndole las cosas todavía mejor.

- ¿De veras? Pues me encantaría verlo - dijo ella, con una sonrisa irónica e insinuante para mí.

No podía creerme aquello. Una mujer me estaba seduciendo y Carlos no se daba cuenta de nada sino que, inconsciente, le seguía los comentarios.

- ¿Y qué comemos ahora? ¿Algún bollo de postre? - pregunté yo muy sarcástica, cuando se acabó la tortilla.

- ¿Bollos? ¿En serio te apetece comer algo dulce? - me dijo ella, como si le extrañara mi comentario.

- Yo estoy lleno - dijo mi marido, y yo tampoco tenía hambre. Sí creía que con el café se acababa todo, estaba muy equivocada.

- Oye - me dijo Carlos - Estoy pensando que ¿por qué no salís un poco vosotras solas, para hablar de vuestras cosas?

El Carlos de siempre jamás me habría propuesto algo así. Se había tomado muy en serio lo de cambiar pero, por una vez, hubiera preferido que fuera el celoso y aburrido de siempre.

- ¿Seguro que no te importa? - le preguntó la muy descarada.

- Claro que no.

- ¿Podemos hablar un momento en privado? - le dije a Carlos.

Fuera del bar, le dije que me encantaba que hubiera decidido ser menos celoso, pero que tampoco tenía por qué hacerlo.

- Mira, yo quiero que seas feliz y que tengas tus amistades. Confío plenamente en ti porque sé que nunca me engañarías con otro hombre.

¡Aquello era demasiado! Si él hubiera sabido lo que tenía Irene en mente...

- Pero... ¿estás realmente seguro?

- Claro, cariño. Puedes salir con tu amiga siempre que quieras. Lo importante es que te lo pases bien.

Él tenía razón: me lo iba a pasar muy bien esa noche. Me besó y me dejó realmente pasmada. ¿Qué podía hacer yo? Había sido fiel pero él sería culpable de lo que pudiera ocurrir. Me di por vencida, y cuando volvimos a sentarnos, alargué mi pierna hasta rozar la de Irene. Ella se sorprendió un poco, pero no mucho: estaba muy segura de salirse con la suya. Luego me sonrió de una forma, como advirtiéndome de todo lo que podía pasar aquella noche... Era la señal de mi rendición: había claudicado y ahora sentía mucha curiosidad por lo que pudiera pasar. Acarició mi rodilla con la mano con suavidad. En buenas manos me dejaba Carlos esa noche. Carlos se fue y llegó el momento que tanto temía: el momento en que nos quedamos solas las dos.

- Ya te vale, ¿no? - le dije.

- ¿A qué te refieres?

- No te hagas la inocente... En la Facultad siempre querías salirte con la tuya y no has cambiado. Y ahora, ¿por qué no vamos a tu casa?

Bien lo que paso ya en su casa os lo cuento mañana.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

En La Sala 3ª Parte

Aquí os cuento que tal nos fue nuestra reunión.

Por un lado me sentí feliz de que se hubiera dado cuenta de que tenía que confiar en mí, pero por otro me sentí conmovida porque creí que no me había portado bien con él. En cuanto a la idea de salir los tres...

- No sé si me apetece mucho salir hoy.

- ¡Vamos! En serio, te prometo cambiar a partir de hoy.

Tuve que decirle que sí. Parecía sinceramente arrepentido de sus celos y yo no podía negarme. En cuanto a ella, hubiera preferido no volver a verla. Aunque quizás quisiera recuperar mi amistad. La perdonaría, pero que no pretendiese nada más.

Los asientos de la barra estaban todos ocupados de gente riendo y hablando de sus vidas entre caña y tapa, mientras los camareros entraban y salían de la cocina llevando raciones en las bandejas. Sólo quedaban sitios en las mesas e Irene nos hizo una señal para que la viéramos. Nos sentamos con ella y yo la saludé educada pero algo fría.

- ¿Tú eres Carlos? Encantada, Fernanda siempre me habla maravillas de ti y de lo feliz que es desde que estáis casados - le dijo, y se dieron un beso.

¿Qué yo siempre le había contado maravillas de mi marido? ¡Vaya cinismo! Poco iba a poder perdonarla si empezábamos así.

- ¿Traigo la carta y pedimos algo para comer? - preguntó Carlos.

- No es necesario, ya he pedido yo un par de raciones. He comido antes aquí, y hacen unas raciones buenísimas. Espero que os guste lo que he pedido.

Empezamos a hablar de nuestras cosas hasta que el camarero nos interrumpió para dejar sobre la mesa una fuente de barro repleta de almejas, tres platitos para echar las cáscaras, y un canasto con panecillos. Era la primera ración: almejas en su salsa.

- ¿Os gustan las almejas? - nos preguntó.

- Sí, la salsa está muy buena - respondió mi marido, mojando un trozo de pan en la salsa.

No mentía: la salsa verde con sus ajitos y su perejil era deliciosa. Yo empecé a comer. Tenía hambre y me gustaban mucho las almejas.

- A mí es que me encantan las almejas. Meter mi lengua entre la cáscara y llegar hasta la carne - añadió Irene, y cogió una almeja para abrirla delicadamente... e introducir su lengua en la almeja, muy despacio y para que pudiese verla bien, mientras me miraba a los ojos.

Esa mirada me hizo soltar la almeja que tenía entre mis dedos y ruborizarme. Ella pareció divertida con la cara de sorpresa que debí poner.

- Cielo, se te está cayendo la salsa al mantel - me advirtió Carlos, y vi una mancha verde en el mantel.

Él seguía a lo suyo, sin darse cuenta de nada, comiendo más almejas que nadie y arrebañando la salsa con trozos de pan. Yo era la que menos comía, y me daba cuenta de la mirada provocadora y divertida de Irene sobre mí. Su lengua se me insinuaba cada vez que se introducía en una almeja para alcanzar la carne. Dicen que las ostras son afrodisíacas pero yo estoy segura de que las almejas tienen que serlo tanto o más. Me sentí excitada, furiosa y con ganas de irme, todo a la vez. Enojada, me dieron ganas de volcarle la fuente entera de las almejas, pero luego pensé en cómo serían esos labios cubiertos de la salsa verde... Otra vez recordé aquel maldito beso. Por fin se terminó la fuente.

- Buenísimas - sentenció mi marido.

- ¿Verdad que sí? Yo es que prefiero el pescado a la carne – dijo ella.

- Pues tienes razón, donde estén el pescado y el marisco.

- ¿Y tú, Fernanda, qué prefieres? ¿La carne o el pescado? - me preguntó ella, con toda la inocencia que podía fingir.

- Ehh... la verdura.

Mañana os sigo contando que tal nos fue la comida no os lo perdáis.

martes, 25 de diciembre de 2007

En La Sala 2ª Parte

Aquí os sigo contando la os sigo contando como fue con mi amiga.

La verdad es que la envidiaba un poco, o quizá bastante, por su vida libre. Ella me propuso salir más de una vez pero yo no quise ir más allá del bar de la esquina.

- Vamos, diviértete. Tú sabes que él no tiene razón. No dejes que decida lo que puedes o no hacer - me decía, y tenía toda la razón.

- Para ti es fácil decirlo, que no tienes que dar explicaciones a nadie. Ya verás cuando tengas pareja y él tenga celos.

- Eso no me ocurrirá - me respondió muy seria.

Luego calló, como dudando lo que me iba a decir.

- Mira, existen muchas más posibilidades de las que tú te crees. Hazme caso: lo he descubierto con la experiencia de estos años. ¿De qué me estaba hablando? ¿Con qué iba a sorprenderme ahora?, me preguntaba yo.

- Perdona, no entiendo a qué te refieres.

- Es que a una mujer tan guapa como tú le sería fácil encontrar pareja, buscar sensaciones nuevas...

- Imposible. Me conozco bien y sé que no sería capaz de engañar a Carlos con otro hombre.

- Es que yo no estaba pensando en otro hombre... - añadió, acercando su cara a la mía. Noté su voz apagándose en la boca que me acariciaba con su aliento. Nunca habría imaginado que pudiera pasar algo así pero el brillo de sus ojos no invitaba al error. Aunque ella fuera una mujer, yo reconocí ese brillo.

- No entiendo - le mentí, sofocada, casi sin poder hablar.

- A ver si entiendes esto... Y me besó.

Sus labios tocaron los míos y cerré los ojos por puro reflejo, sorprendida por un terrible cosquilleo desde los labios hasta la garganta... Me sujetaba los hombros con suavidad y estuve a punto de dejarme llevar y envolver por su abrazo, pero sentí su mano sobre mis pechos y luego en mi pantalón y desperté... Abrí los ojos y vi las largas y negras pestañas de los suyos y recordé que era una mujer. Aquello no podía estar pasando. Me eché atrás, asustada, y me levanté. Rápidamente fui a la percha a por mi abrigo.

- Tengo que irme - le dije, nerviosa y sin atreverme a mirarla.

- Perdona, no quería ser brusca. Pero hazme caso: existen muchas sensaciones que no conoces. Debes abrirte. Yo te considero una mujer muy atractiva.

- Carlos es mi marido y yo siempre le seré fiel.

- Pero el beso te ha gustado, ¿verdad?

Su seguridad me enojaba y me limité a despedirme con un frío buenas noches y me marché. Estaba alucinada con lo que había ocurrido y muy molesta con ella. No entendía que Carlos era mi marido y que yo le quería, pese a todas sus tonterías; y había estado a punto de traicionarle de la forma más increíble... Bueno, tampoco le había traicionado porque era ella la que me había besado a mí. ¿Me había gustado el beso? Pues claro que no, aunque reconocí que sabía besar... ¡Pero qué estaba pensando! Llegué a casa muy alterada y esforzándome por parecer tranquila.


Ni que decir que dejé de visitarla desde ese día. Ahora entendía a qué misteriosas experiencias nuevas se refería y qué quería decir con eso de que había algo mejor que los hombres. ¿Sería mejor? Más tonterías que pensaba. Lo que tenía muy claro es que no la iba a perdonar y que no volveríamos a vernos después de lo que había pretendido hacer.

También es verdad, quisiera reconocerlo o no, que temía lo que pudiera ocurrir si volvía a visitarla. Una tarde, al volver del trabajo, encontré a mi marido muy sonriente y esperándome. - Arréglate, cariño, salimos esta noche.

- ¡Vaya sorpresa, me encanta! ¿Y adónde vas a llevarme?

- Es que mira - empezó a decirme, con tono muy serio - He notado que últimamente has dejado de visitar a tu amiga y he hablado con ella esta tarde. No me lo ha dicho pero sé que habéis dejado de veros por mi culpa y eso no me gusta. Me he portado muy mal contigo y quisiera que hubiera confianza entre nosotros. Para compensarte, le he dicho que quedáramos los tres para conocernos mejor ella y yo, y me ha propuesto salir a tomar algo.

Bien mañana os cuento que tal fue la reunión de los tres.

lunes, 24 de diciembre de 2007

En La Sala 1ª Parte

Apenas llevábamos cuatro años casados y la rutina se había apoderado de nuestro matrimonio. Carlos, mi marido entonces, no parecía echar de menos que no saliéramos ni hiciéramos nunca nada interesante. Yo, en cambio, me sentía deprimida y cansada de la rutina que él había asumido sin problemas. Tampoco podía hacer nada por mi cuenta porque, a medida que me iba teniendo más abandonada, se volvía más celoso; parece absurdo pero era así.

- Veo que estás arreglándote. ¿Vas a salir? - me dijo, viendo que me estaba arreglando.

- Sí, a visitar a una amiga de la Facultad.

- Bueno, pero no tardes demasiado. Estarás antes de la cena, supongo.

¿Ya empezábamos con los celos estúpidos? No me gustaba ni su actitud ni el tono de su voz, y le respondí que volvería a casa cuando quisiera. Él se enojó y empezamos a cruzar frases, en un tono cada vez más alto, hasta que con un portazo di por terminada la discusión y salí de casa. Como siempre, después de discutir me sentí muy mal; y estas discusiones se habían hecho frecuentes. No me sentía de humor para hacer visitas pero tampoco quería volver a casa y que él se creyera que había dejado de ir por él. ¡Estaría bueno que no pudiese visitar a una amiga por sus celos!

La verdad es que a mi amiga Irene no la había visto casi desde que termináramos la carrera. Pretendía convencerme a mí misma de que no había tenido tiempo para verla pero los verdaderos motivos eran la dejadez y Carlos, que me absorbía completamente. Cuando tenemos pareja, nos olvidamos muy fácilmente de las amistades. Ahora vivía sola en un pequeño apartamento. Realmente me alegré de verla. Una mirada antes de que nos diéramos un beso y un abrazo, bastó para darme cuenta de que seguía siendo una mujer atractiva, puede que incluso más. Ella siempre había sido más provocativa en todos los sentidos: en su forma de vestir, al hablar, tratando con los chicos... Le dije que estaba guapísima con ese pelo castaño largo tan rebelde, recogido de una forma que me gustó mucho. Se mostró muy contenta de verme y nos sentamos para hablar de nuestras cosas. Yo también estaba encantada de verla pero se dio cuenta de que no era tan feliz como decía. Fue al hablarle de Carlos.

- ¿Problemas de pareja? No me cuentes nada si no quieres - me dijo, pero yo sí que quería hablar de mis problemas. ¿Quién mejor para escucharte que una amiga?.

- Sí, nuestra relación no está en su mejor momento. Nos queremos mucho, pero Carlos es cada día más aburrido y más insoportable con sus celos. Ya te digo que esta tarde no quería que viniese a verte. Le conté a todo y ella se portó como una buena amiga, escuchando y consolándome en sus brazos.

- Hombres... ¿Quién los necesita? - me decía, después de un buen rato hablando.

- Tienes razón: viviríamos mejor sin ellos. Callé, más aliviada después de confiarle mis preocupaciones.

- Y tú, ¿qué? ¿No tienes pareja? - le pregunté.

- Hace tiempo que no me interesan los hombres.

- Eso es una novedad. Recuerdo que en la Facultad todos iban detrás de ti. Y ahora estás más guapa todavía.

- Gracias, tú sí que estás guapa. Si te digo la verdad, descubrí que hay cosas más interesantes que tener siempre a un hombre detrás de mí.

Yo estuve a punto de preguntar cuáles pero pensé que se había hecho tarde, y después de despedirme de ella, volví a casa. No eran todavía las nueve pero por mucho que me dijese que regresaría cuando quisiera, tenía a Carlos en mi cabeza. Finalmente se había salido con la suya. Mi matrimonio siguió igual. Discusiones a diario, recriminaciones, celos y enfados. Yo le echaba en cara que nunca hacíamos nada interesante y él se excusaba diciendo que estaba cansado de trabajar. Eso sí, era hablarle de cualquier conocido, daba igual que fuera un compañero de la oficina o el peluquero, y él ya se sentía celoso.

Lo que no dejé de hacer fue visitar a mi amiga, ya podía decir él lo que quisiera. Creo que siempre pasa igual: cuando dejamos de sentirnos a gusto con la pareja, descubrimos que necesitamos de las amistades para tener su consejo y sobre todo para que soporten nuestra autocompasión; y mi amiga fue muy paciente escuchando mis problemas.

Bueno mañana os sigo contando como fue mi cita con mi amiga.

domingo, 23 de diciembre de 2007

El Coño de mi Amiga Para Desayunar 2ª Parte

Como os dije ayer aquí esta el final de la historia.

Fue como una explosión, sus jugos aumentaron considerablemente. Yo no daba para tragármelo todo. Duró unos segundos, puso los ojos en blanco y se quedo como exhausta en la cama. Yo seguía lamiendo para limpiarlo todo bien. Me encantaba que se corriese en mi boca pero me rogó como pudo que parara.

Me situé a su lado en la cama y empecé a besarla con la pasión propia del momento. La pobre no podía ni moverse, su respiración seguía agitada, ese tipo de orgasmos la dejaban sin fuerzas. Cuando pudo me sonrió y me recordó lo mala que era cuando tenia un momento con ella, pero era algo que le gustaba. Otra ventaja de mi amiga es que es multiorgásmica, por lo que mis “buenos días” no habían acabado ahí. Cuando se recuperó y se iba a levantar a la ducha, yo no la dejé y la volví a tumbar en la cama de un solo movimiento. Me miró con cara de ruego para que no siguiese por donde iba, pero pensaba seguir de igual forma. Seguía bastante mojadita así que empecé a jugar con un dedo, que pronto tuvieron que ser dos porque uno solo apenas notaba nada. Después pasaron a ser tres. Los metía y sacaba de forma regular. Iba cambiando de ritmo, primero lento, después más rápido y luego lento otra vez. Por supuesto volvió a lubricar. Me gustaba porque lo hacia tan en exceso que sus jugos chorreaban por sus muslos y su culo y yo disfrutaba mucho pasando mis manos y mi lengua por esas partes.

Con lo mojada que estaba aproveche para meter uno de mis dedos por su culo y así estimular también esa parte. Era algo que si se le hacia bien hecho, le encantaba y yo lo sabia. Su cara era un reflejo claro de su excitación, así que comencé a un ritmo mas o menos rápido a meter y sacar todos los dedos. Un movimiento intenso y seguido. Yo mientras la besaba pero cuando sabia que no le quedaba mucho para volver a acabar, dirigí mi boca a su clítoris con el que jugué y lamí hasta que volvió a tener otro orgasmo. Ahora si que la dejé descansar un poco. No quería ser más mala, por ahora.

Ahora si que quería ducharse antes de que llegase la gente. Yo me levanté de la cama para que ella pudiese hacerlo, pero me cogió de los brazos y me dijo que quería saber como estaba yo después de cómo me había comportado con ella. Me metió la mano por debajo de la falda y aparto mi tanga. No le hizo falta buscar mucho porque rápidamente notó con los dedos lo mojadita que estaba yo, tanto que me chorreaba por las piernas. Me dijo que no pensaba dejarme así, que sería muy mala amiga si lo hiciese. Me tiró sobre la cama y me subió la falda, me quito el tanga y hundió su boca en mi entrepierna. Jugó un poco con su lengua y empezó a meter dedos en mi raja completamente húmeda. Yo quería morir del gusto. Había aguantado de forma heroica mientras acaba con ella, pero era mi turno y agradecía la dedicación que mostraba conmigo.

No tarde mucho en alcanzar el orgasmo. Notar su lengua y sus dedos como recorrían mi coño era una experiencia inigualable. Yo no paraba de gemir y cuanto mas rápido lo hacia, mas aumentaba ella el ritmo del metesaca de sus dedos en mi interior (a estas alturas ya eran 4 los dedos que tenia en mi interior). Me corrí al momento, en su mano y su boca, de forma incontrolada. Pronuncié un grito ahogado de puro placer. Adoraba aquel momento. Le supliqué que parara y se sentó a mi lado al borde de la cama. Me dio un apasionado beso y se levantó camino a la ducha. Como pude me recuperé. Ahora mismo yo también necesitaba una ducha y me dirigí al cuarto de baño. La pillé regulando el agua para meterse dentro y por supuesto, yo pensaba meterme a ducharme también, así que...

Lo que paso en esa ducha será mi próximo relato. Espero que les haya gustado.

sábado, 22 de diciembre de 2007

El Coño de mi Amiga Para Desayunar 1ª Parte

A ojos de todo el mundo que nos conoce somos simplemente unas buenas amigas, inseparables. Realmente, a parte de eso también somos amantes desde unos meses. Que vayamos siempre juntas no es nada extraño y eso es una gran ventaja a la hora de dormir juntas y en consecuencia, disfrutar del sexo entre nosotras. Esto que voy a contar ocurrió hace tan solo una semana.

Era domingo y en su casa no había nadie puesto que habían salido todos de fin de semana. Llegué un poco antes de la hora prevista (ya que habíamos quedado con más gente) solo para despertarla en persona. Así que le llame al timbre y subí hasta su casa. Tenía cara de dormida, pues era relativamente pronto. Por supuesto me recibió en pijama y cuando abrió la puerta se fue directa a tumbarse otra vez a la cama, pero eso si, con una amplia sonrisa en la boca al ver que era yo y que había ido a despertarla.

Al verla así, acostada sobre la cama y prácticamente indefensa debido al sueño, no pude resistirme y la empecé a besar. Llevaba un pijama que solamente constaba de unos pantalones muy cortos y una camiseta de tirantes que dejaba entrever todo, ya que no llevaba ropa interior. Con los besos ya no pude parar, necesitaba seguir puesto que tenía ganas de ella. Así que le subí la camiseta y admirar sus maravillosas tetas. Tenia una talla 100 de pecho, claramente eran grandes. Sus pezones son redondos, rosados y muy proporcionados. Chupar esas maravillas es algo que me tiene enganchada. Es verlos y no poder aguantar el cojerlas con las dos manos, manosearlas, lamerlas, besarlas, comérmelas enteras y pellizcar sus pezones.

El ambiente iba subiendo de temperatura y ya no había marcha atrás. Ella sabia que cuando yo empezaba así no tenía ninguna intención de parar para nada, simplemente se limitaba a estar tumbada en la cama disfrutando de la situación. Le quite la camiseta y seguí ocupándome de su boca y su pecho. Pero al momento le quite también los pantalones, quedado desnuda ante mí. Era una imagen espectacular. Cada vez que veía a mi amiga así es que me volvía loca. Solo con eso yo ya me llegaba a poner pero que muy cachonda.

Empecé a jugar con su clítoris con un dedo, a repasar los labios y a enredarme por su escaso bello puvico. Mi boca estaba con la suya pero rápidamente empecé a bajar de forma que le lamí y bese todo el cuerpo, empezando del cuello y acabando en los pies. Su cara ya era de desespero, estaba haciéndome de rogar demasiado y me amenazaba con su mirada para que me centrase ya en su humedad vaginal. Por ello no lo dudé y puse mi cara entre sus piernas. Primero empecé con la lengua a acariciar suavemente la zona y con los dedos a jugar un poco. Me encanta el sabor que tiene en esos momentos, dulzon, muy suyo; y también verlo, pues lo lleva depilado como a mí me gusta, solo un poquitín de pelo que hace que sea una vista muy erótica.

A los pocos segundos yo tampoco podía aguantarme más, así que metí toda mi lengua en su húmeda cuevecita y a lamer como una loca para quedarme con todos sus jugos. Con las manos le tocaba las tetas y los pezones totalmente duros por la situación. No pensaba despegar mi cara de ahí hasta que no se corriese. Se la lamí toda entera, jugué con mis dientes con su clítoris, me recorrí cada centímetro de su concha a lengüetazos.

Hubo momentos donde mi lengua se perdía dentro de ella y era justo entonces cuando no podía reprimir los gemidos ni los espasmos, pues no paraba de mover las caderas. Me gustaba oír cada sonido que hacia en nuestros encuentros sexuales. Durante unos minutos estuve comiéndome todos sus jugos y saboreándolos, mis manos no paraban y mi lengua cada vez se movía más rápidamente. Iba a acabar con ella sin usar ningún dedo, solo con mi boca y mi lengua. Y ese momento no tardó en llegar. Su respiración se acelero mucho, sus gritos aumentaron su frecuencia aunque tuvieron que disminuir su intensidad por los vecinos. Sus caderas subían y bajaban de manera frenética. Yo tenia que hacer verdaderos esfuerzos por que mi boca no se despegase de su coñito en ese momento que tanto me gusta y con tantas ansias esperaba, el momento de correrse.

Bien hasta aquí por hoy mañana os termino de contar.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Mi Esclavo y el Vecino 2ª Parte

.Bien aquí el final de la historia que disfrutéis.

Andrés lo agarro de la correa y lo saco al centro del salón, pude notar como la polla de Andrés había aumentado de tamaño de una manera increíble, me acerque a él y pasando mi mano por su pene le dije:

- ¿Estas cachondo cielo? A lo que él respondió:

- Si y con ganas de meter mi polla en este culito.

Pusimos nuestra dulce putita con las manos atadas con las esposas al respaldar de una silla dejando su culito en pompa todo para nosotros. Andrés como buen caballero me dijo:

- Cielo, este culito es todo tuyo, quiero ver como mi niña impone su voluntad sobre esta putita.

Me ofreció la fusta, la cual agarre, cuando me dirigía a azotar a nuestra putita Andrés me detuvo, se dirigió a la boca de mi novio y le metió su polla en la boca y le dijo:

- Cuídala y dame placer, nada de rozarla con las dientes, sino ya sabes lo que te espera.

Eso obligaba a mi novio a no poder hacer ningún gesto de dolor al recibir los azotes. Cuando el empezó a mamársela a Andrés yo empecé a castigar primero sus nalgas suavemente, pero Andrés no me dejó y me grito que castigara duramente las nalgas de esa putita y así lo hice lo azote fuertemente sin contemplaciones viendo como su polla tomaba un tamaño considerable, veía como a pesar de su dolor y de sus lagrimas se excitaba, fui intercalando los azotes con metidas de mis dedos en su culito cada vez metía más hasta llegar a introducir 4 dedos, vi como de su polla salía una gotita de semen, pero me acerque al oído y le dije:

- Sabes que aún no te puedes correr, no? sino ya sabes lo que te espera.

El se contenía y veíamos como sufría, fue entonces, cuando súper excitada me acerque a Andrés empezamos a besarnos y a acariciarnos, Andrés deslizo su mano por mi ombligo introduciéndola por mis braguitas, las cuales fue bajando poca a poco mientras introducía sus dedo en mi coño. Yo fui bajando mi mano hasta alcanzar su polla, la cual estaba dura, parecía que el cuero de sus slips iba a estallar, la deje salir, quedando ante mi una inmensa polla, gorda y gruesa como nunca había visto alguna, fue entonces cuando el me dijo:

- Mi culo esta deseoso de sentir esos aparatito en el.

Lo coloque en posición semi flexionado con el tronco para delante dejándome su culito abierto y preparado, le junte un poco de crema y poco a poco le fui introduciendo un consolador de casi 24 centímetros, sentí como Andrés gemía de placer y su miembro mas crecía, fue entonces cuando Andrés embistió a nuestra putita por detrás casi sin que se lo esperara. Mientras Andrés lo embestía una y otra vez cada vez con mas fuerza yo me situé delante de ellos me tumbe en el sofá boca arriba, levante las piernas, unté un poco de crema en el orificio de mi culito y poco a poco fui introduciendo un vibrador el cual tapone una vez estuvo dentro, estaba a cien y me coloque debajo de nuestra putita metiendo su polla en mi coño fue así como los tres quedamos unidos Andrés enculando a nuestra putita y con el culo aprisionado por un vibrador, nuestra putita embestida por Andrés y con su polla dentro de mi, y yo llena con la polla de nuestra putita y con un vibrador en mi culo, llegamos a un orgasmo increíble del que nunca habíamos tenido, gritamos y gemimos hasta la saciedad.

Una vez nos corrimos desatamos a nuestra putita la cual cayo rendida al suelo y Andrés y yo nos fuimos a mi cama donde nos corrimos mil veces en la noche disfrutando el uno del otro.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Mi Esclavo y el Vecino 1ª Parte

Como ya sabéis mi novio es mi esclavo desde hace tres añitos y lo tengo tan dominado que cada vez que me place me enrollo con quien quiero, en este caso estoy manteniendo relaciones sexuales desde hace un tiempo con mi vecino del 2º. El es un chico alto, moreno, con un buen cuerpo de músculos marcados, un culito redondito y duro, de esos que quitan el hipo.

Una mañana, después de haber pasado toda la noche con mi vecino, me pregunto si eran verdad los rumores que había en el barrio de que mi novio era mi sumiso a lo que le respondí que si, que esos rumores eran cierto. Él asombrado me comento si podíamos hacer un trío en el que mi novio también fuese su esclavo, aunque fuese por una noche. La idea me sedujo tanto que acepte sin pensarlo. Y así fue, quedamos esa misma noche a las 22h en mi casa. Al llegar a casa, no le dije nada a mi novio, él se fue trabajar y yo me quedé en casa porque ese día no trabajaba, pasé toda el día recogiendo y preparando la casa, fui al sex shop a comprar algunos juguetes. Una vez en el sex shop me hice de unas esposas, un látigo, varios vibradores, el mas pequeño de 24 centímetros, compre tres antifaces negros y un collar de perro. Me fui a casa y prepare el ambiente, encendí algunas velas, baje todas las persianas y puse una sabana roja en el suelo del salón.

A eso de las 21,30 llego mi vecino, mi novio aún no había llegado y aprovechamos para desnudarnos, y ponernos ambos los atuendos de cuero, el slip de cuero con antifaz y botas negras, yo sujetador y pantalón corto negro con botas altas de tacón. Empezamos a calentarnos, empezamos a besarnos y acariciarnos, estábamos excitadísimos cuando llego mi novio. Al entrar creo que se quedo un poco asustado, toda la casa a oscuras, iluminada solo por la luz de las velas. En ese momento me levante me acerque a él y le susurré al oído:

- Hoy te vas a librar de las bolas chinas y de los vibradores, vas a saber que es una buena polla en tu culo, así que se bueno con las visitas, sino ya sabes cual será tu castigo.

En ese momento se le cambio la cara, su rostro reflejaba miedo. Llame a Andrés, que así se llama nuestro vecino y este con su cuerpo semi desnudo apareció en la puerta del salón, con la cadena en la mano se acerco a mi novio y se la puso al cuello diciéndole:

- Putita mía, se que eres muy buena, me lo ha dicho tu ama, así que conmigo no seas rabioso y pórtate bien sino, vas a saber que es sufrir, y no me gustaría hacerte daño, porque tu eres buena verdad putita?

A lo que mi novio respondió con voz temblorosa: - Si amo, si amo.

Tras haber hecho las presentaciones me dirigí al cuarto y saque la ropita de nuestra putita, el gusto de Andrés era follarse a una empleada del hogar y ese fue el conjuntito que le habíamos comprado a mi novio. A cuatro patas y arrastrado por la cadena, como si fuese un perrito lo lleve al baño y le dije:

- Hay tienes tu ropita, Andrés quiere que seas su criada, pero no quiere que uses ropa interior, así que hoy solo tienes que ponerte esto - y cerré la puerta.

Mientras, Andrés y yo, nos acariciábamos tirados en el suelo sobre la sabana roja a la luz de las velas. Entre besos se nos paso el tiempo y nos dimos cuenta de que nuestra putita no había terminado y eso nos enfado muchísimo, sobre todo a Andrés el cual cogio una fusta y con gran diligencia se fue al baño. Abriendo la puerta de un golpe se fue hacia la putita y le ordeno ponerse a cuatro patas como un mísero perro y dejando su culo al aire Andrés empezó a castigarlo de manera brutal, nada de contemplaciones ni golpes suaves, pude ver como a mi novio se le escapan lagrimas de dolor por sus mejillas y eso me ponía súper cachonda.

Hasta aquí os cuento mañana veréis lo bien que se lo paso mi novio.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Amiga y Amante 2ª Parte

Bien como os prometí aquí esta el final de mi historia.

- No te la pondrás -me dijo Ana

- A si? - respondí

- A ver, que tengo que hacer para que me la devuelvas.

- No sé - dijo sarcásticamente.

- Ah! ya se la peleare.

Nuestras dos amigas, nos miraban con unos ojos llenos de deseo, yo me tiré encima de Ana y empecé a tratar de quitarle la camisa, no pude hasta que le hice cosquillas, ella reía y cuando me levante me vio todas las tetas, yo la vi y ella con tanto deseo me las comenzó a besar, yo me dejaba mientras ella lanzo por los aires mi camisa, luego, las otras dos chicas no se quedaron atrás y se lanzaron al suelo, se besaban con lujuria y pasión, mientras Ana me besaba las tetas, yo me apretaba a su cuerpo, luego como ambas vestíamos falda, formamos un perfecto 69, le quite la falda y la ropa interior, y descubrí ese coñito, depiladito como me gusta, le empecé a lamer suavemente mientras veía como cerraba los ojos y disfrutaba, mientras que ella, me había quitado mi poca ropa y me lamía con deseo, casi metía su cabeza en mi coño, yo cerraba mis piernas y le decía:

- Sigue, sigue mami aaahhh que rico uuuhhh no me sueltes, sigue. Y ella me decía:

- Mamasita! uuhh que coño más rico, así me gustan.

Yo le lamía cada vez más rápido, hasta que le embestía, casi la penetraba con mi lengua mientras metía uno o dos dedos en su culito respingadito, ella cerraba sus piernas como evitando que escapara hasta que le logre un orgasmo, y poco después ella me logro uno a mí. Después nos pusimos frente a frente y nos besamos con pasión y lujuria, luego yo baje besando su cuello hasta que llegue a sus tetas, las lamí y sus pezones bien duritos me pedían mas, le lamía los pezones con unas ganas de comerlos, los mordisqueaba y los mamaba, ella gemía y gemía, hasta que paramos, ella regreso a mi coño y me metía los dedos, me lamía hasta que me vine otra vez, ella trago mis jugos y limpio otros con sus dedos, y me puso los dedos en la cara como pidiéndome que los chupara, los chupe y me dijo:

- Que rico saben tus jugos mami.

- Si me doy cuenta.

Nos recostamos a los lados del cansancio y nos besamos, como para despedir esa noche, luego amanecimos, y Flop estaba sobre mí, pero eso ya será otra historia.

martes, 18 de diciembre de 2007

Amiga y Amante 1ª Parte

Era un viernes por la noche, Ana cumplía años, y todas las amigas pensamos celebrar, a lo que Ana acepto muy feliz. Primero fuimos al cine, a ver una película porno de mujeres bisexuales, por lo que desde el inicio de la noche nos fuimos calentando, Ana me insinuaba cosas, en el cine se paro por mas palomitas y a propósito, se "tropezó" y para "apoyarse" puso su mano en mi coño, lo toco disimuladamente, yo me calenté y ella dijo:

- Lo siento

Yo le dije que no había problema, que fuera y me dijo:

- Acompáñame. Yo acepte puesto que era su cumpleaños.

Ya fuera de la sala de nuestra película, fuimos por las palomitas, y ella me dijo:

- Quiero ir al baño, acompáñame.

Yo accedí y entramos al baño antes de comprar las palomitas, ya dentro ella cerró la puerta con llave y me dijo:

- Ya salgo.

Yo espere un minuto y ella salió rápido.

- Hay que llevar palomitas - me dijo.

- Cierto - respondí.

Luego salimos del baño y compramos las palomitas, al llegar, nuestras otras dos amigas estaban masajeándose los coños, nosotras solo nos sentamos y les recordamos que era un cine, ellas se soltaron y pusieron caras de niñas regañadas lo que nos causo gracia. Cuando termino la película, Flop, una amiga nuestra nos propuso ir a un bar, el bar era de gente "sucia" pero a nosotras nos agrado, luego una pareja de mujeres se paro y se empezaron a besar, nosotras solo veíamos y Ana dijo:

- Ya me calenté, vamos a mi casa, ahí pasen la noche si?.

Todas accedimos y al llegar a su casa nos dijo:

- Veamos otra película, al fin y al cabo la noche es joven - mientras nos guiñaba un ojo.

La película era porno, y yo tenia dolor de espalda, le pedí un masaje a Ana, ella accedió y como estábamos en su cuarto viendo la película, me recosté de espaldas, me quite la camisa y el sostén y ella se monto sobre mí, me comenzó a masajear los hombros, mientras veíamos la película, las cuatro estábamos muy calientes, Ana dejo de masajear mis hombros y me masajeo la espalda, y luego paso a sobarme la cintura, yo pensaba en sus intenciones pero estaba muy concentrada en la película, discretamente paso de mi cintura a mi coño, me lo masajeo tan rico, que solo me quedo la opción de dejarla actuar, luego Flop apago la película y dijo:

- No puedo mas estoy muy cachonda.

- Uuufff yo también - dijo Mapy, otra amiga.

- Bien chicas, a quitarnos la calentura - dijo Ana.

Yo solo disfrutaba el masaje, luego quería ponerme mi camisa pero no la encontré y era porque Ana la tenía.

Mañana os cuento el final de la historia.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Yo la Inicie 2ª Parte

Aquí os cuento como termino nuestro juego espero que os guste y lo practiquéis.

Vertí el jugo en sus tetas y me apresure a mamarlas y chuparle los pezones grandes y duros, una delicia, mordiéndolos a mi gusto. Oh, eran una delicia, mi hembra se contorsionaba de placer y repetía…

- Que rico, que rico Lessie, cómeme, cómeme más - decía, luego tome uno de las mitades del durazno (es un fruto parecido al melocotón) y empecé a frotarlo muy suavemente en sus tetas y pezones.

- Ohhh amor, que rico, sigue, no te detengas dulzura, nunca me han hecho esto, aayyyyy,

- luego tome otra mitad y con cada una de ellas le sobaba cada una de las tetas, mi hembra se retorcía y con las piernas juntas se las frotaba pajeándose mientras que con sus manos me agarraba las tetas.

- Espera, espera - le dije.

- Yo te voy a hacer gozar, cierra los ojos y concéntrate en lo que sientes, nada más - le dije, ella ya no me escuchaba parecía que estaba poseída por que sus convulsiones aumentaron y se tiro sobre mi comiéndome los pezones, me mordía y me metió dos dedos con fuerza (eso me gusta) en mi concha que me hizo saltar y con la otra mano se pajeaba también con fuerza hasta correrse a chorros.

Se tendió nuevamente con los ojos cerrados, le abrí las piernas y empecé a llenarle su agujero del jugo de duraznos, le levante las piernas y me lance sobre esa cueva caliente que palpitaba todavía de placer y la mezcla de ambos jugos los tomaba, era un sabor agradable, rico, con un olor de maravilla, ella gemía y gritaba de gusto.

- Cómeme, cómeme, así - repetía.

Luego con una mitad del durazno le frote el ombligo para luego continuar bajando hasta su cueva refrescando los labios y clítoris que en ese momento quemaban, continuo retorciéndose y prefería palabras que no encendía pero que denotaban el placer en su máxima expresión, después de unos minutos de frotarle el durazno, le abrí más las piernas y le dije:

- Ahora si cómetelo todo. Y se lo empujaba muy despacio viendo que el durazno iba desapareciendo en su cavidad y ella bufaba de placer.

- No, no, que me haces, que delicia amor.

Tomé otra mitad y también se la introduje suavemente hasta que desapareció luego le metí dos dedos a su vagina y a destrozarla por dentro conjuntamente con los duraznos, ella saltaba, movía su cabeza a todos lados, chillaba y se movía toda por lo que tuve que sujetarla muy fuerte, al calmarse algo, aproveché para comerle la vajina y meterle la lengua comiéndome además los pedazos de durazno caliente que salían por los chorros de los jugos de mi hembra, que rico, se vino una y otra y otra vez, me cogió la cabeza y no dejó que le quite la boca hasta que terminó en un orgasmo bárbaro cayendo extenuada.

- Gracias dulzura, nunca he gozado tanto - me decía y nos besamos de despedida.

Nos hemos hecho amantes y prometido vernos seguido.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Yo la Inicie 1ª Parte

Aunque hace años no lo hacía, mi lujuria me llevó a tener una aventura con una venezolana llamada Carol, 25 años pelo lacio negro, senos no muy grandes pero bonitos, no muy alta pero con un cuerpo excitante, me encantó su culo muy redondo y apetecible.

Yo sabía de sus deseos y ella de los míos, éramos dos hembras sedientas de encontrarnos por que ya nos deseábamos. Carol, no había tenido ninguna relación lésbica hasta el momento, por lo que me excitó más, yo iba a ser su primera hembra y eso me encantaba, yo la iba a iniciar. -4-Nos reunimos en un bar muy discreto y luego de los saludos formales, vi en sus ojos el deseo, la curiosidad y la intimidad que deseaba, igual yo al verla me puse muy caliente y deseaba lo mismo; nos sentamos en un apartado del bar lejos de las miradas, charlamos y tomamos varios tragos para animarnos, luego la arrinconé y la empecé a besar muy suavemente a lo que ella respondió con timidez al principio.

Con mis labios y mi lengua la empecé a besar con mayor firmeza y penetré mi lengua en su boca, oh que delicia, nuestras lenguas se movían presas de deseo y observé que Carol besaba divinamente, luego le toque las piernas, su piel era suave, sus muslos firmes y bellos; ella, al sentir mi mano abrió las piernas como invitándome a conocer su intimidad, yo aproveché la invitación y empecé a masturbarla, su tanga estaba húmeda por los chorros de su vajina, una maravilla de hembra, gemía suavemente y me apretaba hacia ella besándome con furor, le introduje dos dedos en su vajina que los recibió con delirio pues convulsionaba y no dejaba de gemir moviendo sus caderas de atrás hacia delante con mayor rapidez hasta que se corrió, me mordió los labios gimiendo y chorreando en mi mano sus jugos, jugos de hembra satisfecha con su primer orgasmo con una mujer, yo.

Terminamos nuestros tragos y como si fuéramos amantes de siempre, nos dirigimos a un hotel muy discreto y pedimos una habitación.

Al llegar a ella, cerramos la puerta y no perdimos tiempo y con delirio nos abrazamos, nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas se buscaron ávidas de encontrarse, nos quitamos rápidamente la ropa que estorbaba y la vi., me embelesó su cuerpo, pechos no muy grandes pero firmes, pezones duros y grandes, una cintura de la cual salían las caderas anchas voluptuosas que terminaban en un par de piernas de ensueño mi vista corrió hacia su concha, tenía una vulva grande jugosa y adornada con una pequeña mata de pelos que resaltaba su sexo, una diosa de mujer.

Al echarnos en la cama, la puse en posición de perrito y pude ver el culo que tenía: grande, dos nalgas provocativas las cuales cogí inmediatamente, me apoderé de ellas y las empecé a morder y a chupar, lamía, mordía con desesperación mientras ella gemía de placer y las movía hacia mi boca. Abrió sus piernas mostrándome su conchita jugosa, no espere más y me lance a comérsela, la succione con mi boca, tomándome los jugos que brotaban sin perder una sola gota.

- Así mámame, mámame Lessie - le escuchaba decir y yo la embestía muy fuerte hasta que se vino en mi boca, que deliciosa era, gemía, y gritaba sin parar, lo cual me enervaba más, terminando con un orgasmo maravilloso, según me comentó después al momento de descansar.

Después de un ligero descanso, abrazadas como estábamos, fue Carol la que inicio sus caricias a mi cuerpo que necesitaba guerra. Mi hembra me estaba comiendo a morir y tuve por lo menos dos orgasmos luego de lo cual, nos servimos otro buen par de tragos y como la música era muy sensual, nos pusimos a bailar desnudas y bien juntitas, besándonos, acariciándonos, chupándonos, pajeándonos; en eso le digo a mi amor, en mi cartera tengo una sorpresa para ti, y saqué una lata de duraznos al jugo.

- Carol, quiero enseñarte un juego con estos duraznos ok?

- Lo que quieras mi amor - contesto.

Sin pensarlo dos veces abrí la lata y coloque los duraznos y el jugo en un plato y corrimos a la cama.

- Ahora vas a sentir algo rico, déjate hacer.

- A ver - me contesto y se tendió en la enorme cama y abrió las piernas.

- Aún no, primero cierra los ojos - ella obedeció.

Bien mañana os cuento como fue nuestro juego.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Amor de Verano 4ª Parte

Aquí el final de mi experiencia tan bonita.

Tras otro brutal y escandaloso orgasmo, las dos nos tumbamos rendidas sobre la roca, abrazadas, besándonos y mezclando nuestro sudor caliente. Silvia, que aun tenía la respiración acelerada, no tardó en incorporarse y recogió su bolso del suelo. Introdujo su mano en él y sacó un pequeño frasquito y acto seguido, un plátano. Mi mente calenturienta, imaginaba lo que Silvia estaba pensando y me apetecía muchísimo, por lo que elevé mi pelvis abriendo las piernas para recibir lo que mi amante quisiera darme. Así fue, ya que Silvia, tras embadurnar el plátano con el líquido viscoso que contenía el frasquito que había extraído de su bolso, lo acercó a la entrada de mi vajina, introduciéndomelo poco a poco, me encantaba y se lo hice saber, con una sonrisa y tomándola por la nuca para atraerla hacia mi y besarla. Silvia se las sabía todas y no mantenía un ritmo constante en la introducción, sino que alternaba un vaivén suave que me relajaba y agradaba, con uno mas fuerte y rápido que me ponía al máximo. No paró hasta hacerse con mi orgasmo.

A esas alturas, me disponía ha coger el relevo de Silvia, cuando ella me ordenó ponerme sobre la roca de rodillas. La obedecí, pues sabia que todo lo que se le ocurriese, sería en pos de conseguir mas placer para mí. Ella me ordenó no mirar y tras unos interminables segundos, sentí aquel plátano en la entrada de mi ano. Sentí angustia por la situación, no quería ser penetrada de tal modo, pero me sentía clavada a la roca por las manos y las rodillas. Mi amante, comenzó la introducción muy suavemente, aunque eso no evitó un gran dolor en los primeros minutos que aguanté estoicamente apretando los dientes. Incluso sentí un hilillo de líquido que recorría el canal de mi vajina proveniente de mi trasero, tras comprobar pasando mi mano por el de que se trataba, constaté que era sangre, pero eso no me impidió seguir aguantando, porque presentía que tras ese sufrimiento había de encontrarse un inmenso e irrepetible placer. Así fue. Una vez introducido por completo toda aquella fruta y tras acomodarme a la situación de ser ensartada por detrás, comencé a pedirle a Silvia más vivacidad con la mano. Ella no me desobedeció y comenzó con un continuo mete-saca rotando el plátano en mi interior, lo que hizo que el ano se dilatase a tope. Fue ahí donde experimente un placer prolongado y extasiante que jamás volví a sentir con una penetración vaginal. Así pues, tras una explosión final, me quedé tumbada, agotada y empapada de sudor mientras ella sacaba poco a poco el platanito que me había hecho enloquecer. Sabía que era el momento de tomar yo la dirección de la fiesta y me dirigí a coger de su mano el improvisado pene que Silvia había preparado, pero ella apartó su mano y tras un pequeño beso me dijo:

- Cariño, estas rendida, preferiría algo más ligero y en el que estuviésemos más unidas.

Asentí con la cabeza y ella me ordenó colocarme sobre la roca, abrió mis piernas y coloco su vagina contra la mía. Comenzó a frotarse contra mí en un movimiento extenuante que nos hizo tener nuestro primer orgasmo conjunto que puso el colofón a los momentos más sexuales de nuestro encuentro. Nos quedamos juntas, abrazadas y besándonos mientras los primeros rayos del sol del amanecer nos incitaban a vestirnos y marcharnos.

Aquel encuentro quedó grabado en mi a fuego y, aunque tengo novio desde hace dos años y le quiero, sigo viajando todos los veranos a aquel pueblecillo, donde Silvia y yo nos volvemos a convertir en pareja por unos días. Aun no sé que voy a hacer, pero haré lo posible por volver siempre, ya que no estoy dispuesta a perderla. La quiero.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Amor de Verano 3ª Parte

Así es como termino nuestra escapada de los demás amigos fue maravillosa.

Subimos la escalerilla de la playa y nos dirigimos al aparcamiento. Nos montamos en el coche y nos pusimos en marcha en dirección contraria al pueblo. Mientras Silvia conducía me metía su mano entre mis piernas para que no me enfriara. ¡Para enfriarme estaba yo! Tenía unas ganas de meterme en harina con ella que me cegaban. Sabía que lo que iba a hacer no era lo que se correspondía a mí, pero me daba igual, ya me arrepentiría mañana, si es que me arrepentía. Llegamos a una playa muy larga y abierta, mucho mas iluminada que donde estuvimos. Bajamos del coche y Silvia me dijo:

- Conozco un rinconcito que te va a encantar. El rincón se encontraba escondido entre las rocas y era bañado por las olas. En él había una roca muy diferente a las otras, de textura lisa y suave, en una especie de forma ovalada. Silvia me hizo sentarme sobre ella. Ella se puso en cuclillas al borde de la roca, abrió mis piernas y apartándome el tanga, introdujo su cara hasta que sus labios besaron mi vagina. Entonces sacó su lengua y me la pasó repetidamente sobre mi clítoris pasando luego a introducirla a pequeños golpecitos en mi vagina. Tras un ratito moviéndose ágilmente con su lengua sobre mi sexo, levantó su cara hacia mí y sonriendo me dijo:

- Traes tu conejito muy bien depilado. Se ve que hoy contabas con que alguien te viese. Ciertamente, así era, pero nunca calculé que fuese ella quien lo disfrutase. En cambio, allí estaba bebiéndose hasta la última gota de mi fluido mientras yo no paraba de pensar que era la primera vez que alguien metía su boca en la parte más intima de mi cuerpo. Poco pude aguantar aquel placer sin llegar a un orgasmo brutal que me hizo soltar unos grititos contenidos por miedo a ser descubiertas. Silvia parecía encontrarse en su salsa y lejos de detenerse, comenzó a bajarme la faldita y el tanga, continuando luego por la camiseta una vez incorporada, lo que aproveché yo para quitarle también la suya. Así fue como me dejó totalmente desnuda mientras ella se quedaba solo con su falda, que pasó a quitársela con rapidez.

Por fin la tenia desnuda delante de mí. Su cuerpo era aun más bonito de lo que podía haber vislumbrado la primera vez que me fijé en ella. Sus pechos eran redonditos y grandes respecto a la complexión de su cuerpo. Sobre todo me agradaron sus pezoncitos, de un color marrón clarito muy largos y abultados. Su silueta era suave y no muy contorneada, pero con una sensualidad increíble. Su piel brillante y de apariencia suave tenía una tonalidad ganada al sol ya que se veía que originalmente debía ser muy blanca. Tal vez él encontrarnos solo con la iluminación de la luna la hacia más oscura ya que yo misma me veía la piel diferente. Su vello puvico era una simple tirita rasurada de un color casi pelirrojo por donde asomaba en su parte inferior unos labios vaginales abultados. Sus piernas, largas y delgadas, acababan de completar el cuerpo de una chica que debía ser un caramelo para los chicos, pero que suponía habían descubierto ya varias chicas.

Ella se abalanzó sobre mí y comenzó a chuparme los pezones, a estirarlos y contornearlos con su lengua mientras no dejaba de introducir sus dedos en mi vajina, siguiendo con mi placer hasta que, de pronto, uno de sus dedos bajó por el canal que describen mis piernas hacia el ano. Allí comenzó a acariciarlo suavemente en pequeños circulitos que me estaban dando un placer extra hasta que sin mediar palabra, introdujo lentamente uno de ellos suavemente. Al principio no me gustaba, sentía un pequeño dolor y molestia, además de asco por el mismo hecho, pero poco a poco me comenzó a agradar. Silvia no se detenía en su escalada para que yo conociese el placer lésbico y fue introduciéndome un segundo dedito. Yo, a esas alturas estaba a punto de reventar, viéndome devorada por ella, que se encontraba sobre mí, sin haber dejado de mamar mi pecho en ningún momento y fue así como no tardé en explotar exteriorizando un orgasmo aun más fuerte y sonoro. Ante mi mirada atónita, tras ese orgasmo, Silvia cogió de improviso mis tobillos, tirando de ellos hacia arriba y haciendo que mi culito quedase orientado a ella. Me abrió a tope mis extremidades y con gran rapidez se lanzó con su lengua a la entrada de mi ano. Me lamió todo el contorno e incluso introducía su lengua a pequeños golpecitos en él. Jamás pensé que podría llegar a vivir aquella situación tan brutal, pero lo cierto es que jamás disfrute hasta el punto de sentirme derretir.

Tras unos minutos jugando con la entrada prohibida de mi culito, subió su cara de nuevo a mi vagina, donde me obsequió con unas buenas lamidas. Silvia, tras haber explorado totalmente mis interioridades se colocaron sobre mí y acercó sus labios a los míos. En una situación de cordura, jamás le daría un beso a una persona que me hubiese recorrido mis partes más sexuales, pero como aquella no era una situación normal y yo estaba calentísima, nos fundimos en un largo beso, mezclando nuestras salivas y, por que no decirlo, otro tipo de sustancias de mi pertenencia. Tras el largo beso que nos fundió en una sola, decidí que era mi turno para darle al menos, una parte del placer con el que ella me había regalado. Gracias a ella, había aprendido a hacer los juegos más adecuados para hacer pasar un buen rato a otra chica.

Coloqué a Silvia sobre la roca que hacía las veces de cama. Abrí sus piernas y no sin cierto reparo, introduje mi cara entre sus piernas, quedando a un par de centímetros de su vajina. Saqué mi lengua y comencé a lamerle sus labios vaginales. He de reconocer que el sabor de sus fluidos no me gustó, aunque no podría describirlos comparándolo con otro tipo de sabor. Tal vez podría tildarlos de salado, por decir algo. En un primer momento, mi lengua se retrajo algo ante este nuevo sabor, pero tras sentir a Silvia retorcerse y emitir pequeños gemiditos, me abandoné a servirle todo el placer posible, cosa que ella tomó con avidez, sobre todo cuando me agarró de la cabeza para hundírmela contra su sexo. No tardó ni un minuto en tener un buen orgasmo, que exteriorizó con extremado escándalo, lo que hizo que me sintiera por un momento, preocupada de que alguien se percatase. Seguí lamiendo y bajando por el canal de su entrepierna hasta su culito. Allí le hice, con mala gana pero con un sentido de la responsabilidad por lo que ella me había hecho, todo lo que había aprendido, pero con una varianza. Mientras alternaba los lametones a su anito con la introducción de un par de deditos en él, introducía los dedos de mí otra mano hasta el fondo de su vajina. ¡Cómo se retorcía la muy bruja! Su espalda era traspasada por infinitos espasmos, que hacían elevar su pelvis en ocasiones un par de palmos de la roca donde reposaba.

Mañana os termino de contar esta experiencia tan bonita.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Amor de Verano 2ª Parte

Aquí sigo contando mi salida con Silvia y sus amigos.

A las siete en punto, me encontraba llamando a la puerta de Silvia. No tardó nada en salir y la chica que vi me contrastó con la que me había encontrado a primera hora de la tarde. Entonces estaba con ropa de faena, zapatillas y el pelo y la cara sin arreglar. Ahora estaba lista para salir, con una camisetita ajustada de color fucsia y una minifalda de lino de color blanco que me encantaba para mí... Su pelo, rizado de un color castaño cercano al pelirrojo, se encontraba recogido en la zona superior de su cabeza. Sin duda Silvia debía ser una chica que no tendría problemas a la hora de triunfar con los chicos. Era alta, con largas piernas quizás demasiado finas, por darle algún defecto. Un bonito pecho, quizás llamativo en su cuerpo, porque aunque no pasaría de una talla noventa y cinco, contrastaba con la delgadez de su tronco.

La noche fue fantástica, porque el grupo me acogió increíblemente bien, haciéndome sentir feliz por fin en aquellas vacaciones. El grupo era muy variopinto, formado por gente del pueblo y turistas como yo que pasaban las vacaciones allí. Había muchas parejas, la mayor parte de las cuales estaba formada entre gentes del pueblo y de fuera. Incluso había parejas que llevaban varios años juntas, viéndose nada más que en el periodo estival. Por mi parte, además de divertirme mucho con todos ellos, conocí a un chico llamado Alberto, con el que después de un par de copitas, no tuve problema en enrollarme, aunque sin permitirle llevarme a una calita que me decía que conocía y en la que estaríamos “muy a gusto”. Si la cosa iba bien, eso se lo permitiría en un par de días más, pero no me gusta darme a un chico sin más, antes de conocer un poco su situación. No es la primera vez que me lío con alguno demasiado pronto y luego resulta tener una pareja que me acaba dando quebraderos de cabeza.

Así pues, tras quedar con todos para el día siguiente, que sería el día grande de las fiestas, me dirigí con Silvia a la pensión. Fui contándole detalles sobre mi “ligue” y nos reímos un montón. La verdad es que Silvia era una chica fantástica muy alegre y graciosa con ese acento cantarín que tienen los gallegos. Me daba la impresión que seríamos muy buenas amigas. Al llegar a la pensión nos quedamos un ratito hablando en el portal sobre como era mi vida en la ciudad a la que pertenezco. Que tal era el pueblo por el periodo invernal e incluso cotilleos sobre algunos de los que conocí en su grupito. Era ya tarde, casi las seis de la mañana, y comenzaba a aclarar el cielo. Por la calle solo quedaban los restos de la movida nocturna y los gatos en busca de algo que comer. Nos pusimos en dirección a nuestras habitaciones, despidiéndonos hasta el día siguiente.

La tarde del domingo no llegó rápido, porque estuve acostada hasta las tres. Comí algo y me preparé para salir. En previsión de volver a ver a Alberto y ante la posibilidad de darle un pasito mas en su avance, me puse un tanguita blanco muy sexy, una faldita de lino parecida a la de Silvia del día anterior y una camiseta negra de tirante ancho sin mangas que cruzaba en mi escote dejando ver el canal de mi pecho, exagerado gracias a un sujetador que lo ensalzaba.

Volví a llamar a Silvia a su puerta a eso de las cinco y nos encaminamos juntas al punto de reunión del grupo. Una vez allí, todos reunidos, nos recorrimos unos cuantos pubs y bares pero en ninguno de ellos Alberto me miró. Creo que yo no hice tampoco mucho por el encuentro. Es la típica timidez del día después. Llegó la noche, y tras cenar en la misma hamburguesería del día anterior, no fuimos a los coches y nos dirigimos a una pequeña playa a las afueras del pueblo para ver los fuegos artificiales que daban el punto culminante a las fiestas. Hacíamos esto, porque los que ya conocían la situación en años anteriores, nos dijeron que el pueblo y la playa de este se llenaban hasta la bandera de gente y era muy incomodo estar. En cambio, en esa playita, no estaba nadie y se veían estupendamente, además de poder tomarse la bebida que habíamos comprado previamente en el supermercado tranquilamente. El problema estaba en que al estar fuera de la villa, no tenía luz alguna, por lo que alguno de los que iba con nosotros, se pegó un par de tortas a causa de la falta de visión, las dunas de la arena y por supuesto, el alcohol.

Comenzaron los fuegos, yo me senté al lado de Silvia. Mi sorpresa vino cuando me percaté que Alberto se había puesto detrás de nosotras, con las rodillas abrazando mi trasero. Lo supe más por su voz y perfume que por verlo, ya que solo veía una silueta recortada contra el cielo. Me encantaba sentirlo cerca de mí y más aún cuando sentí su mano tocarme la pierna que tenia cruzada con la otra. Permaneció así unos minutos mientras que yo miraba el cielo disfrutando del espectáculo. De pronto, su mano empezó a recorrer la parte superior de mi pierna ya por debajo de mi falda. Me dejé hacer disimulando para que Silvia no se diese cuenta. La mano llegó a su objetivo y con un movimiento rápido, apartó la tela de mi tanguita y comenzó a acariciar mi clítoris suavemente. Le empapé la mano porque yo ya estaba muy mojadita antes de que siquiera me deslizase la mano bajo la falda. Mi excitación comenzó a subir gradualmente y comencé a pasarlo mal para disimular mi placer, pero por otro lado, estaba contrariada por la posición que tomaba su mano ya que en la postura que se encontraba Alberto, era muy rara y casi imposible aunque seguí disfrutando cada vez más.

De pronto, cesaron los fuegos artificiales a baja altura. Comenzaron los más altos en el cielo iluminando toda la zona y a la vez, Alberto apartó su mano no pudiendo verle la postura que tenia para estar metiéndome mano. Yo le mire en una sonrisa complacida y él me contestó con una tímida sonrisa de sorpresa. Tal fue su cara que mi extrañeza se acrecentó más. ¿Cómo podía ser que llevase mas de cinco minutos con su mano acariciando mi sexo y en cambio estuviese con una cara como de estar en las nubes?. Durante el tiempo que duraron los fuegos mas altos, Alberto permaneció quieto, pero nada mas volver a los artificios de agua, volvió su mano al interior de mi falda, volviendo a meter sus dedos entre mis labios, pero tras unos segundos sobándolos, pasó a introducirlos en mi vajina lo que me hizo multiplicar mi placer exponencialmente. Hasta ahí todo iba genial. Yo, con Alberto, al borde de un buen orgasmo rodeada de gente, lo que aumentaba mi excitación... Pero entonces, fue cuando la situación giró rotundamente. Mientras Alberto recorría mi interior vi como este se levantaba y decía que iba en busca de más bebida mientras su mano seguía bajo mi falda. ¡No era Alberto!. Miré hacia atrás y a los lados. ¡Solo podía ser Silvia! Sin duda era ella. No había retirado su mano porque no se debía haber dado cuenta que Alberto se había incorporado y ella seguía dándome placer. A esas alturas, con el calentón que me rodeaba, no pude hacer más que tomarle el brazo y decirle en voz baja que se detuviera, ya que nos podían descubrir si no lo habían hecho ya. Silvia apartó la mano de mí y me dijo al oído:

- ¿Te apetece ir a dar una vuelta?

- Debía de estar loca, pero acepte. Nunca pensé que me lo llegaría a montar con otra chica, pero en aquel momento, mi cuerpo era fuego y ningún chico podría apagármelo, solo ella. Nos incorporamos y me dijo:

- No digas nada, solo vamos. Los demás o están en otros lados montándoselo o borrachos. No se darán cuenta de nuestra ausencia.

Hasta aquí por hoy mañana os cuento como fue nuestra escapada.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Amor de Verano 1ª Parte

Siempre soñé con tener uno de esos amores que responden al perfil típico de amor de verano, esos en los que todos los retoricismos se dan cita, ya se sabe, viaje a otro lugar, grupo de amigos que se hacen allí, y por supuesto, beso en la playa en la penumbra mientras en el cielo se iluminan miles de fuegos artificiales... Sé que puede parecer una cursilada, pero a mí me pasó. Lo que no pude nunca llegar a imaginarme, fue que la otra persona de la que me enamoraría, sería de mí mismo sexo y que a partir de ese momento cambiaría mi vida.

Mi historia comienza una mañana del 1 de Agosto tres años atrás. La paliza de coche desde la ciudad donde vivo a esa pequeña villa pesquera en las rías bajas de Pontevedra había sido criminal.

Llame en la puerta de la pensión donde tenia reservado el alojamiento para todo el mes. Me abrió una señora de unos cincuenta años, muy amable la cual, al identificarme, me hizo pasar y tras las pertinentes preguntas de “que tal el viaje” y demás, me dijo que no podía acompañarme a la habitación porque estaba haciendo la comida para su marido, pero su hija lo haría en su lugar. La llamo y por la puerta apareció una chica de mi misma edad más o menos, la cual, tras saludarme me invitó a subir las escaleras para acceder a mi habitación. Mi cansancio era patente y subir aquellas interminables escaleras me había acabado de destrozar. Tras enseñarme la habitación, la muchacha se me presentó como Silvia, tras lo cual me dijo repetidas veces que si necesitaba cualquier cosa, me dirigiera a ella, llamando a la puerta del piso bajo, donde vivía toda la familia dueña del edificio. Luego de esto se marchó, lo que permitió que me pudiese acomodar y cambiarme de ropa tras una reparadora ducha.

Camino de las nueve de la noche, salí a cenar a un restaurante cercano a la pensión. La verdad es que no disfruté de la cena, porque me seguía agotada y nada mas cerrar los ojos mi cabeza repetía continuamente la visión de carreteras y más carreteras. Al acabar la cena, decidí tomar el camino hacia la pensión. Cuando comencé a subir las escaleras a mi habitación, de la puerta del bajo apareció la chica que me había recibido por la tarde, Silvia. Parecía haber salido a propósito para desear buenas noches, sin saber siquiera quien era el cliente que subía. Constaté que las gentes de esta zona son muy amables y atentas. Tras cruzarnos una buena noche, continué mi pesado ascenso a mi dormitorio, en el cual me acosté, quedándome frita en cuestión de segundos. Por fin podía descansar y para mí fue hasta entonces, el mejor momento de las vacaciones.

Los siguientes cinco días fueron un aburrimiento continuo. Yo no era una chica que gustase de ir mucho a la playa. Mi piel ya era bastante morena y no me apetecía llenarme de arena la cual después hay que quitarse de todo el cuerpo y del pelo, que por tenerlo largo, se me llena de pequeños granos y no tenía ganas de lavármelo todos los días por el engorro que produce. Era por eso y no por otra cosa por lo que no tenía ganas de playa, ya que complejos no puedo tener porque tengo, modestamente, un buen cuerpo bien proporcionado, con un pecho bonito de la talla noventa y cinco y un trasero bastante valorado por mis compañeros, aunque eso conlleve alguna palmadita y tocamiento por su parte.

Así pasaban los días, pensando en mis amigas que ahora estarían reunidas en mi ciudad tomando algo y en lo mucho que me gustaría tenerlas allí. Entonces si que sería divertido aquel pueblo, que por las noches tenía mucha vida pero que una persona sola no podía aprovechar nada. La situación era cada vez más frustrante y se me debía notar en la cara porque Silvia, la chica de la pensión, una tarde, mientras bajaba a dar una de esas tediosas vueltas por el pueblo, se acerco a mí y me dijo:

- Se te ve bastante aburrida, ¿no es así? ¿Por qué no te animas a conocer a mis amigos y sales con nosotros hoy por la noche?

La proposición me sorprendió, pero aunque me apetecía cambiar mi situación, no me gustaba la idea de entrar a formar parte de un grupo de sopetón, casi forzadamente, donde por mi timidez, me costaría entrar en contacto, así que le respondí:

- Gracias, Pero no te preocupes, no lo estoy pasando mal tampoco, hay muchas cosas que hacer aquí y este pueblo es divertido, con sus fiestas y todo lo demás.

- No me cuentes cuentos - dijo ella - Te veo todos los días y no veo que te lo estés pasando bien. Te aseguro que mis amigos son divertidísimos y te vas a encontrar muy a gusto. Además, no puedo permitir que una chica como tu este aburrida sin salir un sábado por la noche. Venga, no me digas que no.

Ante la insistencia por su parte, me vi obligada a aceptar casi por compromiso, a lo cual ella añadió:

- Perfecto, entonces me picas a esta puerta a eso de las siete, que luego cenaremos todos juntos en una hamburguesería. Ya veras como te lo pasas muy bien. Hay muchos chicos y quien sabe, igual encuentras lío hoy mismo, porque te veo potencial.

Ante la última frase solté una pequeña sonrisa entre la complacencia y el nerviosismo. Sin más, nos despedimos hasta las siete y continuamos con nuestros planes.

Bueno mañana os contare como me fue con sus amigos.

martes, 11 de diciembre de 2007

Mi Primera Experiencia Lesbica

Bueno, después de tanto leer y de excitarme con los relatos aquí publicados por fin me animo a contarles el mío. Esta historia sucedió hace unos días, cuando veníamos de un cumpleaños familiar con mi novio, ya bien entrada la noche. Nosotros tenemos una vida sexual plena, pero a mi a veces me da la curiosidad de probar cosas nuevas y a el como que no le gusta mucho experimentar.

Estábamos en la parada esperando el tren cuando de repente se nos acerca una chica muy linda que nos consulta sobre determinada línea, ya que debía llegar a 18 de julio y no sabia que tren tomar. Le asesoramos y le dijimos que nosotros tomábamos el mismo tren para ir a nuestra casa, que si quería podía esperar con nosotros a lo que ella dijo que si, que le venia muy bien que le hiciéramos un poco de compañía ya que era un peligro esperar sola en la parada, además nos dijo que le faltaban como dos horas para encontrarse con su amiga, pero que no quería tomar el tren mas tarde por las dudas.

Empezamos a conversar y realmente era una persona muy agradable y muy atractiva. El tren vino en seguida y subimos los tres. Cuando llegamos a la parada donde bajábamos todos ella se despidió y se alejo un poco sentándose en un banco a esperar esas dos horas que tenia en el medio.

Caminamos dos pasos y mi novio me dijo:

- “Porque no le decimos que venga a casa y por lo menos no se queda sola en la calle tanto rato”

- a lo que yo dije que si, que me parecía buena idea, de ultima parecía muy simpática y muy agradable.

Le dijimos y enseguida acepto y ofreció comprar algo para tomar para que la espera se hiciera más amena. Nosotros ya habíamos tomado bastante, pero igual seguimos tomando.

Llegamos a casa y mi novio fue a cambiarse y nosotras nos pusimos a mirar TV, mientras tomábamos vodka y reíamos ya sin motivo. Haciendo zapping llegamos a un canal porno y al intentar cambiar ella me pidió dejarlo, que le encantaba mirar esa clase de películas y mas con algunos tragos de mas. A todo esto mi novio estaba en la oscuridad, observando, ya intuyendo que lago emocionante iba a pasar.

En la película dos hermosas mujeres se estaban matando una a otra, y esa escena la verdad que me ponía de lo más caliente ya que siempre fantasee con estar con una mujer aunque nunca tuve la oportunidad. Ella estaba peor que yo, porque ya había desprendido su blusa y se estaba tocando los pechos. Cuando la vi no lo podía creer, casi me muero de las ganas de ayudarla y sentí como me humedecía toda. En un momento ella se acomoda en el sillón y me toca la pierna, esperando por mi reacción que obvio fue la más dócil. Quería que me hiciera todo lo que tuviera ganas. Se sonrió y me beso de una manera muy dulce. Sentir su lengua en mi boca fue lo mas erótico que he sentido, fue un beso dulce, cargado de placer. La bese con muchas ganas mientras sus manos bajaban hasta mis pezones y me empezaba a acariciar.

Yo estaba a mil, en dos segundos nos sacamos la ropa y me empezó a besar todo el cuerpo. Con su lengua recorría mis pechos, jugueteaba con mis pezones que estaban durísimos, seguía bajando hasta llegar a mi vajina, en ese momento tuve un orgasmos sin que ni siquiera me tocara. Obviamente siguió lamiendo mi cuerpo y llego a mi clítoris el cual chupo con mucha pasión, lo mordisqueaba y lo chupaba haciendo que tuviera otro orgasmo espectacular. En ese momento yo tome las riendas del juego y comencé a besarla, primero por el cuello, al mismo tiempo que la chupaba la lamía y ella alucinaba de placer. Seguí bajando ahora a sus tetas que eran espectaculares y las chupe de todas las maneras posibles, y no me cansaba de tocarlas y chuparlas. Seguí bajando a su barriga y por fin, llegue a sus labios vaginales, que eran riquísimos, tenían un olor y un sabor que yo no conocía. Allí me detuve y la chupe toda hasta que tuvo muchos orgasmos. Su clítoris era espectacular.

Terminamos agotadas de tanto placer y ella se vistió y se fue, no sin antes darme su número de teléfono y un beso exquisito. Mi novio seguía mirando la escena con su polla a punto de explotar…Pero esa es otra historia que les contare.

lunes, 10 de diciembre de 2007

El Regalo de Cumpleaños 6ª Parte

Así termino el regalo.

Cuando llegamos Roberto nos recibió dio un abrazo efusivamente y ella respondió con la misma fuerza. Cenamos y fuimos al cine según acordamos los tres, hoy cine y mañana cena intima en casa. Cuando llegamos a casa estuvimos chismorreando con unas ginebras hasta bien entrada la madrugada. Cuando nos acostamos Roberto quería relajarse un rato. Supongo que los pequeños roces que Mati le había obsequiado le recordaron los sueños pasadas. Le dije que había bebido demasiado y que tenía mucho sueño, lo dejaremos para mañana después de ver el regalo.

Al día siguiente nos levantamos tarde los tres. Mati y yo nos fuimos de compras y Roberto se quedo para preparar la cena. Mientras estábamos de compras Mati me confeso su deseo de repetir el encuentro amoroso del pasado sábado. Le dije que esta noche tendría de todo y en abundancia ya que Roberto estaba como un conejo en celo y yo también. Antes de la cena lleve a Mati a la habitación para hermosearnos el pubis y dejarlo bien rasuradito, parecíamos bebes. Empezamos a cenar a las nueve y media, Mati le ofreció su regalo un cinturón de piel y unos guantes él la beso y ella empezando el regalo le acerco su intimidad con descaro. Yo le regale un pequeño portamonedas y le dije que más tarde se encontraría el regalo encima de la cama. Hice que Roberto se pusiera delante de nosotras que pudiéramos ponerle las piernas encima del paquete para ponerle cachondo. Le había dicho a Mati que no se pusiera bragas porque si se caía algo de la mesa el se agacharía para saber quien lo estaba masajeando, y en este momento tendría que ver tu coñito bien rasurado y abierto de par en par.

Cuando Mati le puso el pie encima del paquete el se quedo mirándome como si hubiera sido yo. Ella le estaba masajeando y no podía contenerse los gestos le delataban. Tiro la servilleta a propósito para distraer la atención. Mati se incorporo y abrió las piernas para que pudiera ver el cochito peladito. Cuando se incorporo intento masajearme. Me levante y les dije que había bebido demasiado, estaba mareada y necesitaba acostarme un buen rato. A rato Mati le dijo que fuera a ver si estaba bien, Roberto entro en la habitación me beso la mejilla y pregunto si me encontraba bien. Le conteste que si que dormiría un rato y estaría mucho mejor.

- Trata bien a tu hermana y recoge el regalo de tu habitación.

- Ahora mismo voy recogerlo.

Mientras, Mati ya estaba en la habitación desnuda y tumbada en la cama esperando a Roberto. A los pocos segundos de marcharse Roberto me levante y con mucho sigilo fui a esconderme a la habitación. Roberto estaba buscando a Mati. Cuando Roberto entro en la habitación yo estaba escondida en un rincón del vestidor desde donde podía Mirar como se desarrollaba las escenas solo llevaba un salto de cama camisón de seda negro. Roberto entro y quedo desconcertado con lo que estaba viendo. La mujer de sus fantasías desnuda encima de la cama abierta de piernas y dispuesta para que pudiera divertirse a sus anchas y en su propia cama.

- ¿Que ocurre Mati? Que haces aquí?.

- No recuerda que estamos celebrando?. Piensa piensa.

- Que tiene que ver la celebración con esto.

- Que es lo último que te ha dicho antes de venir acá?.

- Ahora entiendo... Estuvo pensativo un rato y añadió Pero como...

- Si lo entiendes a que esperas para tomar posesión del don presente. Si quieres nos sentamos y te cuento toda la historia, aunque seria mejor que en otro momento te la contara.

Roberto seguía atónito, no reaccionaba se sentó en la cama y con el bocado que tenia al lado se tumbo pensativo. Mati se levanto para arrodillarse frente a sus piernas que colgaban de la cama. Le desabrocho los pantalones y le saco el objeto del deseo que estaba decaído, sin mediar palabra comenzó a humedecerlo con saliva antes de empezar el recorrido con la lengua. A medida que las caricias eran mas profundas el miembro tomaba vida y se engrandecía, con la lengua le lamió repetidamente la parte trasera del pene, por donde esta el latiguillo. La lengua de Mati no paraba, Empapaba constantemente el miembro para que el placer no tuviera ninguna aspereza. Luego la metía dentro de sus labios y rodeando su clítoris haciendo pasadas por el ano. El gemía cada vez más fuerte. Ella le levanto las piernas y las separo para poder llegar al anito con más precisión. La verga de Roberto estaba como un mástil sin vela, todo erecto y sudando los líquidos que Mati le impregnaba. El cogió la cabeza de Mati fuertemente y la apretó fuertemente entre su entrepierna. Estaba a punto de eyacular, esta acción evito que se corriese.

Sin que Mati se diera cuenta la atrapó por la cintura y la remontó asta que su conchita pelona quedo frente a su boca. Acto seguido la abrió con los dedos todo lo que pudo y a masajearla. No necesitaba humedecerla ya que estaba tan mojada que chorreaba sin parar. Gemía sin parar, comenzó a besarle el clítoris mientras se lo iba lamiendo de arriba a abajo, sus manos jugaban un papel importante también en este juego, sus dedos le acariciaban el sexo mientras su lengua penetraba dentro de el y mordía el clítoris con suavidad y salvajismo. Por la expresión de Mati supe que estaba teniendo un orgasmo. Ella se levanto para sentarse de espaldas sobre sus piernas y sin mediar palabra se introdujo todo el pene dentro de la vajina que penetro sin esfuerzo asta los testículos y empezaron un movimiento de vaivén desenfrenado. Desde mi rincón no podía soportarlo, la humedad se me expandía asta las piernas salí de mi escondite y me plante delante de ellos con las manos dentro del camisón imitando su vaivén.

La mirada de Roberto estaba perdida en el éxtasis de placer no dijo nada y prosiguió apretándola fuertemente para que el pene no se perdiera ni un ápice en la penetración. Mati me miro con un gesto de la lengua me invito a participar. Me arrodille frente a ellos apretando una pierna de Mati por debajo de mi vulva. La lengua se perdió entre el clítoris y la verga de Roberto que no paraba de impulsarla hacia y abaja. Este mismo movimiento impulsaba un movimiento que trascendía a la pierna que tenia apresada entre las mías provocándome una masturbación desconocida.

Mati y yo notamos que Roberto ya no podía soportar más y pronto estallaría y llenaría el coño de Mati de la leche calentita, no había terminado de pensarlo cuando note que la cara se me impregnaba del líquido viscoso y calentito. Por los movimientos de Mati note que tenía otro orgasmo lo que provoco que yo también lo tuviera. No quedamos tumbados en la cama para recuperarnos y volver. Al poco rato Mati se me echo encima y sus labios se posaron dulcemente sobre un pezón mientras con la mano presionaba el otro succionando con delicadeza. Yo le prodigaba caricias en el lóbulo de la oreja y profundos besos en el cuello nuestras partes intimas estaban jugueteando con caprichosos movimientos mi clítoris rozaba el suyo y así los dos se producían mutuo placer. Nuestros labios se encontraron en un beso largo y profundo mientras los cuerpos se beneficiaban de otro orgasmo. Cuando este termino nos miramos y nos abrazamos. Roberto estaba excitado de vernos, se masturbaba salvajemente. Nos acercamos a el y entre las dos empezamos manoseársela con la lengua, una por delante y la otra por detrás. Estaba tan calentorro que no aguanto ni cinco minutos de mamadas empezó a gemir y decir que se corría y se corrió. Entre las dos le limpiamos todo el espeso líquido blanco que salio brotando con fuerza.

Mati fue a buscar una botella de champán brindamos por el cumpleaños de Roberto y nos quedamos dormidos. A pasado un año después de aquel estupendo regalo. Cada celebración ya sea de cumpleaños de una de nosotras o onomástica nos hacemos el mismo regalo. No se si estos regalos duraran mucho o poco lo que si se es que mientras duren estaremos encantados de celebrarlo juntos los tres.